El Índice General de Expectativas Económicas de la consultora Gallup marcó cómo las medidas económicas que tomó el Gobierno nacional repercutieron en las decisiones de consumo y en las perspectivas de las personas para el año que viene
Las largas disputas irresolutas como la situación tarifaria (,o en el último mes, el tema de Ganancias) erosionaron el Índice General de Expectativas Económicas de los argentinos durante el año 2016.
Asimismo, la posibilidad de inversiones, como Mini-Davos o acuerdos programáticos o actualización de haberes, generaron una predisposición positiva. Como han señalado las empresas crediticias o de riesgo soberano, las inversiones locales y extranjeras potenciales en energía, comunicaciones e infraestructura son clave para recuperar el crecimiento en 2017, facilitando los nuevos patrones de consumo.
Éstos fueron los principales puntos que tuvo en cuenta el índice de KTNS Gallup , que monitorea mensualmente a la población argentina desde 1982.
Por medio de este estudio, la consultora mide en Argentina y otros países las expectativas sobre actos económicos que repercuten en las decisiones de consumo y en la evolución de la economía en el corto plazo.
Según los resultados del informe, este año, la situación tarifaria, su impacto en la inflación, la publicación de los datos oficiales de pobreza fueron ejes fundamentales en el proceso de expectativas, que se afecta temporalmente por las diversas acciones de Gobierno.
Variaciones
Durante el año, el índice tuvo oscilaciones: inició con 92 puntos en enero, con tendencia a la baja en el primer semestre, para recuperarse en el segundo semestre. Sin embargo, a fines de noviembre, presentó una caída a 86 puntos (coincidiendo con nuevas discusiones, esta vez, sobre Ganancias).
En este sentido, en 2016 se vieron involucrados factores que fueron subiendo o bajando dicha expectativa y que corresponden a la quita de retenciones al agro exportador, la unificación cambiaria, los anuncios de aumento tarifario, la salida del default, la negociación con los holdouts, la audiencia por las tarifas del gas, la actualización de haberes jubilatorios, el Mini-Davos y la postergación baja de retenciones a soja, entre otros.
El subíndice de situación general actual y futura en lo económico y laboral también sufrió variaciones. La situación actual a principio de 2016 fue de 89 puntos para caer nueve en el cuarto trimestre (80).
En tanto, las expectativas futuras, oscilantes también, tuvieron su fase de mayor optimismo en septiembre, al clarificarse el esquema tarifario y ante los movimientos generados por el Mini-Davos.
Según los resultados del informe, este año, la situación tarifaria, su impacto en la inflación y la publicación del índice de pobreza fueron ejes fundamentales en el proceso de expectativas, que se afecta temporalmente por las diversas acciones de Gobierno.Por su parte, respecto a las variaciones del subíndice “Momento para comprar bienes durables” en el período enero-noviembre 2016 se mostró un nuevo estancamiento: bajó cuatro puntos, ubicándose en 106.