La cámara del sector relativiza el rol de la sequía como motor de la oferta y asegura que se trata de una “aceleración de toma de decisiones” acompañada por factores económicos
Una recorrida por la zona núcleo productiva de la ruta nacional 8 mostró que comienzan a aparecer carteles de venta de campos, en su mayoría de escasas hectáreas, ya que inundaciones y sequía afectaron a pequeños y medianos productores.
Para Javier Christensen, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), se trata de un momento de actividad comercial en el sector después de “tantos años” de poco accionar.
El directivo expresó que se mueve la oferta de campos “por el ‘desinfle’ del negocio financiero, la rueda de la bicicleta y el dólar”
Respecto de lo que sucede en la región núcleo, considera que “básicamente se va a complicar el arrendamiento” e indica que el aumento de carteles se debe a un cambio de percepción de que hay campos que se pueden vender en este momento y “que quizás se querían vender antes y ahora los dueños tomaron la decisión”.
“En la cámara hay más movimiento luego de diciembre y enero, que son meses tranquilos; febrero comenzó con más actividad inmobiliaria rural”, aseguró.
Además señaló: “Somos optimistas de que en el segundo semestre se reactive más aún. Hasta 2011 la situación era distinta y el Indice de CAiR llegó a 97 puntos máximos de actividad. Hoy son 39 puntos sobre cien, comparado con el pasado cercano está mejor, es un índice de actividad que medimos en la cámara con muchas variables”.
“El campo es así, pasamos de la inundación a la sequía, esperemos que este año no se repita y que estas lluvias ayuden a la parte forrajera y ganadera que lo necesita”, añadió. Christensen señaló que los valores de la hectárea top en la zona núcleo son de 15 mil y 16 mil dólares, pero que “cuesta cerrar a ese valor” y que “las contra ofertas son muy agresivas para campos agrícolas”.
El índice del mes de febrero fue de 39,67 puntos y deja entrever que la actividad inmobiliaria rural demostró una muy buena recuperación respecto a los dos meses inmediatamente anteriores.
En un año la actividad inmobiliaria rural, según la medición de la Cámara, creció más de 9,22 por ciento.
El informe de CAIR precisó que la lenta modificación en el rendimiento de Lebac y Letes respecto de la inflación y la variación en la cotización del dólar empezó a quitar dinero del circuito financiero.
Así, muchos inversores están en la etapa de “wait and see” (esperar y ver), pues si la inflación demuestra una clara tendencia a mediano o largo plazo hacia la baja y la paridad cambiaria tiende al equilibrio en valores que mejoren la rentabilidad del negocio agropecuario, seguramente redunden en una mejora de la actividad inmobiliaria rural.
La normalización en el ingreso de nuevos campos a la venta, sumada a la percepción de que el segundo semestre podría ser mejor, crea la base para que, en la medida en que los valores se ajusten a la demanda, la actividad mantenga una clara aunque lenta recuperación.
Todo esto ocurre mientras la estimación de cosecha de soja ya se ubica por debajo de 40 millones de toneladas, de acuerdo con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, y será la más baja desde el ciclo agrícola 2008-2009.
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