“¿Sabías que entre 2010 y 2022 se quemaron en la provincia de Córdoba más de millón de hectáreas, de las cuales sólo 120.000 eran realmente de bosque nativo?”. La pregunta, que emerge de un informe de las sociedades rurales del arco noroeste de la provincia de Córdoba, sorprende porque cada vez que se habla del flagelo de los incendios forestales y de pasturas, se focaliza en la defensa del bosque nativo pero pocas veces se alude a la actividad agropecuaria, siendo esta la gran víctima del fenómeno que por esta época del año presenta el mayor riesgo a la producción, la actividad e incluso la vida en el interior cordobés.
“Concretamente, el actual Mapa de Ordenamiento Territorial vigente en la provincia no corresponde a la realidad”, denunció sin cortapisas el estudio que abarcó 7.000.000 de hectáreas comprendidas en el noroeste de la provincia de Córdoba, observadas durante el lapso de 12 años.
Durante ese lapso, se quemaron más de 1.100.000 de hectáreas. De ese total, casi 275.000 has consumidas integraban la categoría de bosque de alto valor de conservación (señalado como rojo en el mapa de ordenamiento territorial), de las cuales según el relevamiento realmente correspondían a esa categoría 120.000 hectáreas, como bosque nativo de alto valor de conservación.
En cualquier caso, los más perjudicados por los incendios en Córdoba no son las reservas forestales o verdes de la provincia, sino los pequeños y medianos productores que, al no poder intervenir sus campos para frenar las posibilidades de incendio, “terminan abandonando la actividad”, denunció el estudio.
Es por esto que se afirma que “el Mapa de Ordenamiento Territorial actual no responde a la realidad y eso genera graves consecuencias. Al seguir acumulando combustible, tenemos alto riesgo de sufrir disturbios graves”.
Son las conclusiones del “Estudio de Áreas Quemadas en la Provincia de Córdoba (2010/2022)”, presentado en estos días ante el auditorio de la Sociedad Rural de Jesús María por las Rurales del Arco Noroeste y firmado por el Ing. Agr. Marcelo Romero y el Biól. Erio Curto. La exposición se llevó a cabo en la Sala de Reuniones de la SRJM bajo la atenta mirada de productores y técnicos de toda la región.
“Además de las quemas controladas -prohibidas por la ley provincial 8751 de manejo del fuego- existen otras herramientas que pueden ayudar a dar sostenibilidad a los incendios en determinados paisajes, entre las que se incluyen el pastoreo prescrito, los desbroces, dejar quemar incendios pequeños y poco intensos, favorecer a los herbívoros silvestres o estimular la actividad rural. Si no se gestiona el paisaje de manera adecuada puede ocurrir una mayor acumulación y continuidad de combustible, y, por lo tanto, un incremento del peligro de incendios, a lo que también contribuye la aplicación indiscriminada de políticas de extinción de incendios”, advirtieron los autores del trabajo.
“A pesar de que hoy se reconoce ampliamente la necesidad de coexistir de forma sostenible con los incendios, su supresión
a cualquier precio genera una acumulación de combustibles que aumenta el riesgo de incendios más graves en el futuro, algo que se conoce como la paradoja de la extinción”, abundó el estudio.