ESCUCHARFaltan pulir unas 40 regulaciones que en ambos socios del Mercosur frenan el desarrollo de la industria automotriz. Un proceso de diálogo público-privado ya se inició para identificarlas. La estandarización de incentivos a las autopartes empujará las exportaciones, afirma la compañía. Por Javier De Pascuale – [email protected]
“Pensados en conjunto, como un solo país, Brasil y Argentina, aun saliendo de una importante recesión económica, tienen un mercado de autos similar al de Alemania y hoy alcanzan una competitividad similar a la de México”, país que ha sido el gran fenómeno mundial en materia de exportación de automóviles en los últimos años.
Estos conceptos pertenecen al flamante titular de General Motors (GM) para Brasil y nuestro país, el argentino Carlos Zarlenga, nuevo timonel de la división GM Mercosur de la multinacional que dispuso unificar sus oficinas de ambos países en una misma unidad de negocios, que ya avanza en fuerte agenda de trabajo con los dos gobiernos para limar las diferencias que aún persisten entre las regulaciones nacionales. Según la compañía, esas trabas frenan un desarrollo que tiene el potencial incluso de superar a México.
“Cuanto más integradas y coordinadas estén las políticas de ambos países será mejor para nuestra industria”, consideró Zarlenga en declaraciones periodísticas.
Nacido en Argentina y con oficinas en ambos países, Zarlenga y la nueva dirección de GM Mercosur ya dialogan con funcionarios de los dos países para resolver una a una las más de 40 diferencias que aún persisten, entre exigencias relacionadas a la emisión de gases contaminantes y a la seguridad de los vehículos. “Un ejemplo es el gancho de fijación de la silla de paseo para los niños y la programación de fechas para los cambios en ese ítem. Algo menor pero que complica a la industria. Esto no significa que un consumidor de uno o de otro país es más inseguro, es simplemente una cuestión de normas diferentes”, precisó el ejecutivo.
Más delicado, sin embargo, será buscar un acuerdo sobre las políticas de estímulo fiscal para atraer inversiones en el sector. La controversia más reciente fue el programa de incentivos fiscales aprobado por el Congreso el año pasado para vehículos fabricados en Argentina, cuando tengan un mínimo de 30% de partes locales, presentado como una “declaración de guerra” por los poderosos empresarios autopartistas de San Pablo y que motivó parte de la reunión última de los presidentes Mauricio Macri y Michel Temer en Brasilia.
Zarlenga recordó que Brasil también tiene su propio programa de incentivo, Innovar-Auto, que también privilegia autos con contenido nacional. “Sólo la armonización de los incentivos abrirá camino a la mejorar de la competitividad regional”, postuló el nuevo hombre fuerte de GM Mercosur.
Brasil y la Argentina tienen un mercado de ventas de autos cercano a tres millones de unidades anuales, pero ambas economías en recuperación pueden alcanzar rápidamente cinco millones de unidades. No obstante, la industria automotriz de ambos países tiene una capacidad instalada para fabricar 6,5 millones de vehículos al año, potencial que sólo se alcanzará si ambos países avanzan en la integración para exportar en conjunto, ganando mercados fuera de sus fronteras.
Agenda de reformas del sector
Laboral, logística, impuestosPara GM Mercosur, la industria automotriz y autopartista ya evalúa avances por “el hecho de que en los dos gobiernos (de Brasil y Argentina) haya una visión donde se le dé importancia a una reforma laboral para lograr eficiencia”. Un aspecto que calificó como “muy positivo”.
Zarlenga reclamó además mejoras en la competitividad del país que podrían llegar a través de otros aspectos como “logística, impuestos o caminos”. Todo ello con el propósito de afrontar la crisis que atraviesa la industria automotriz en Argentina.Pese a que la venta de automóviles se incrementó 10% el año pasado en el país, la producción tuvo una caída de 8,3% como resultado del desplome de exportaciones a su principal mercado, Brasil, afectado por una fuerte recesión.
No obstante, datos del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil difundidos el viernes pasado revelaron un cambio de tendencia en el comercio exterior de ese país con la región y el mundo, al punto que las importaciones brasileñas treparon en enero último 30% para algunos estados, como Paraná, muy integrado a Argentina.Túnel internacional: las claves de una obra que lleva 20 años esperando
– Chevrolet anunció la fabricación de la unidad 30.000 del Nuevo Cruze. En esta ocasión, fue un Chevrolet Cruze 1.4 LTZ AT 5 puertas color Gasoline, que salió de la línea de producción del Complejo Automotor que GM posee en Alvear, provincia de Santa Fe.
– En menos de un año desde el inicio de producción -en mayo de 2016-, la fabricación de la unidad 30.000 del nuevo Chevrolet Cruze es un hito para la marca que consolida a este vehículo dentro de su segmento.
– GM vendió 99.700 autos en Argentina en 2016, donde tiene 14% de participación de mercado. Además, cuenta con 2.300 empleados y una planta donde produce el Chevrolet Cruze, que se lanzó en 2016, luego de una inversión de US$750 millones para adaptar su fábrica rosarina.
– Fue justamente el Chevrolet Cruze el que causó un problema entre GM y el presidente de los Estados Unidos, cuando pocos días antes de asumir, Donald Trump se quejó del envío “de un modelo hecho en México del Chevrolet Cruze a concesionarios de autos estadounidenses sin pagar impuestos, a través de la frontera. ¡Fabríquenlo en Estados Unidos o paguen un alto impuesto en la frontera!”, advirtió Trump.
– Pese a cierta resistencia inicial, Trump consiguió que GM anuncie un refuerzo en su plan de inversiones en los Estados Unidos, así como una relocalización de puestos de trabajo a ese país, desde México.
– El plan de GM Mercosur es mejorar la competitividad de sus plantas en Argentina y Brasil, sin despidos, para acercarse a los costos que tiene producir autos en México. Habrá que ver si logra mejorar sus resultados este año o si toma medidas restrictivas como hicieron Volkswagen, Fiat y Renault.
