Esta empresa con sede en Monte Maíz busca sortear la crisis con una renovada apuesta al comercio exterior, mientras trabaja “despacito” para cumplir su cronograma de entregas. La volatilidad y la recesión impactó también en la industria vinculada con el campo, aunque algunos le ven buen futuro
Después de la escalada del dólar que afectó al conjunto de las empresas argentinas que cotizan en bolsa, Agrometal recuperó desde el pasado 29 de agosto 30% de su valor volviendo a los niveles históricos sobre los cuales se asentó esta empresa en los últimos meses. Y en las últimas dos ruedas de la semana pasada, sus papeles acentuaron la tendencia de recuperación al ritmo del regreso de la temporada de lluvias: “Precio + dólar + lluvia = agro” era la ecuación repetida por los brokers locales, quienes recomiendan por estas horas resguardar capital en papeles de compañías ligadas a la actividad productiva primaria. “Van a volar” las acciones de algunas compañías, anuncian, y en el listado se destaca Agrometal.
Es el soplo de viento que requiere una de las industrias más importantes del sector de la maquinaria agrícola cordobesa para volver a arrancar, después del golpe que produjo la altísima volatilidad del tipo de cambio en los últimos meses.
“Desde mediados de agosto tuvimos una reactivación propia de la época, porque comienza la siembra de granos gruesos… Pero en estas últimas semanas, con el dólar, las tasas y el temor de la gente a invertir, se complicó”, relató a la prensa especializada Rosana Negrini, titular de la firma que tiene su planta de sembradoras en Monte Maíz. “Habíamos hecho convenios con bancos privados, muy interesantes para el panorama actual y cuando el dólar llegó a $42, se cortó todo nuevamente”, contó la empresaria.
Por esta razón, ahora “lo que hacemos es trabajar despacito. Por suerte no tuvimos que tomar medidas extremas, como son suspensiones. Y hacemos lo que sabemos hacer en los años malos. Esperamos que pase la tormenta y nos preparamos para otro año. Por lo pronto, tenemos algunas máquinas para entregar”, precisó.
No obstante, la crisis dejó un nuevo nivel del dólar que otorga relativo aire a los negocios externos de la compañía. “Sí, el comercio exterior, con esta competitividad nueva que nos otorga el dólar, se ha empezado a mover un poquito”, confió Negrini. “Empezamos a tener pedidos que hace tiempo no teníamos, por ejemplo de Bolivia”, dijo, “a donde han empezado a ingresar las máquinas usadas de otros países. Entonces, nos pasa lo que nos pasó en Uruguay”.
¿Qué ocurrió en ese mercado?
Es muy difícil competir con máquinas americanas en muy buen estado, con buena tecnología y con poco uso y con precios un poco por debajo respecto a nuestras máquinas nuevas. Eso provocaba que no pudiéramos competir.
Pero con la competitividad que otorga el nivel del dólar, estamos con unos cuantos negocios tanto en Bolivia como en Uruguay.
Y con la perspectiva de que, si este proceso se mantiene, empecemos a pensar en algún otro mercado, aunque no es fácil porque hay que llegar con las máquinas y con el servicio posventa, como debe ser”.
Acelerador y freno
– Nació en un pequeño galpón en la localidad de Monte Maíz en 1950, cuando 47 emprendedores cooperativos comenzaron a fabricar arados de reja.
– Por impulso de Juan Carlos Negrini, la sociedad evolucionó a SA desde 1957, y cotiza en bolsa desde 1961.
– “Empezamos el año con el motor a full porque veníamos de un año bueno y suponíamos que 2018 sería un año bueno”, dice su presidenta.
– Pero vino la sequía y después las inundaciones. “Empezamos a poner el freno. Dijimos: reacomodemos la producción porque este año va a ser distinto”, confió.
– ”En mayo comenzó el problema grave del país. Y lo más difícil fue el tema financiero. La falta de financiación a nuestros clientes. Las tasas. El tema de las tasas es gravísimo para la producción”, dice Rosana Negrini.