ESCUCHARDepresión, trastornos alimentarios y de estrés postraumático, insomnio, sufrimiento emocional e intento de suicidio son sólo algunas de las problemáticas que enfrentan las víctimas, según indica la OMS. Por Luz Saint-Phat – [email protected]
Desarrollar programas escolares de prevención y sostener iniciativas para la formación en igualdad de género son las principales estrategias que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enfrentar la violencia contra las mujeres en sus distintas manifestaciones.
“En la actualidad, hay pocas intervenciones cuya eficacia se haya demostrado mediante estudios bien diseñados. Son necesarios más recursos para reforzar la prevención de la violencia de pareja y la violencia sexual, sobre todo la prevención primaria, es decir, para impedir que se produzca el primer episodio”, indica una nota descriptiva de la organización publicada durante este mes de septiembre.
“Respecto a la prevención primaria, hay algunos datos correspondientes a países de ingresos altos que sugieren que los programas escolares de prevención de la violencia en las relaciones de noviazgo son eficaces”, asegura el texto.
“Otras estrategias de prevención primaria que se han revelado prometedoras pero deberían ser evaluadas más a fondo son, por ejemplo, las que combinan la microfinanciación con la formación en materia de igualdad de género, las que fomentan la comunicación y las relaciones interpersonales dentro de la comunidad, las que reducen el acceso al alcohol y su uso nocivo y las que tratan de cambiar las normas culturales en materia de género”, señala la OMS en su escrito. No obstante, y a pesar de los esfuerzos que distintas organizaciones realizan y los reclamos que se suceden en todo el mundo por este tipo de hechos, las cifras recientes de la prevalencia mundial indican que alrededor de una de cada tres mujeres en el mundo (35%) ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.
“La mayoría de estos casos son violencia infligida por la pareja. En todo el mundo, casi un tercio (30%) de las mujeres que ha tenido una relación de pareja refieren haber sufrido alguna forma de violencia física y/o sexual por parte de su pareja”, dice la entidad internacional.
En tanto, 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo es cometido por las parejas.
Definiciones y factores de riesgo
Para definir la violencia contra la mujer, la OMS retoma las conceptualizaciones de la Organización de las Naciones Unidades (ONU).
La entidad establece que el concepto se refiere a “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
Por otro lado, “la violencia de pareja se refiere al comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control”, dice el documento consultado.
En tanto, “la violencia sexual es cualquier acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual u otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su relación con la víctima, en cualquier ámbito. Comprende la violación, que se define como la penetración, mediante coerción física o de otra índole, de la vagina o el ano con el pene, otra parte del cuerpo o un objeto”, se especifica.
Por otro lado, según la OMS, entre los factores de riesgo de la violencia contra la mujer se encuentra un bajo nivel de instrucción, la exposición al maltrato infantil, la experiencia de violencia familiar, el uso nocivo del alcohol y las actitudes de aceptación de la violencia como forma cotidiana de relación.
También se señalan como factores importantes la creencia en el honor de la familia y la pureza sexual, las ideologías que consagran los privilegios sexuales del hombre y la levedad de las sanciones legales que implementan los estados contra este tipo de actos.
Consecuencias
“La violencia de pareja y la violencia sexual producen en las víctimas supervivientes y en sus hijos graves problemas físicos, psicológicos, sexuales y reproductivos a corto y a largo plazo, y tienen un elevado costo económico y social”, indica la entidad.
“Puede tener consecuencias mortales, como el homicidio o el suicidio”, agrega el texto.
Asimismo, la violencia de pareja y la violencia sexual pueden ocasionar embarazos no deseados, abortos provocados, problemas ginecológicos, e infecciones de transmisión sexual, entre ellas la infección por VIH.
De hecho, según consigna la nota descriptiva del organismo internacional, “el análisis de 2013 reveló que las mujeres que han sufrido maltratos físicos o abusos sexuales a manos de su pareja tienen una probabilidad 1,5 veces mayor de padecer infecciones de transmisión sexual” y también registran el doble de probabilidad de sufrir abortos.
Específicamente, en lo que se refiere a las consecuencias psicológicas, la violencia contra la mujer puede ser causa de depresión, estrés postraumático, insomnio, trastornos alimentarios, sufrimiento emocional e intento de suicidio.
“Las mujeres que han sufrido violencia de pareja tienen casi el doble de probabilidades de padecer depresión y problemas con la bebida. El riesgo es aún mayor en las que han sufrido violencia sexual por terceros”, dice el documento.
Por otro lado, entre los efectos en la salud física se encuentran cefaleas, lumbalgias, dolores abdominales, fibromialgia, trastornos gastrointestinales, limitaciones de la movilidad y mala salud general.
