«No somos medias naranjas, somos personas valiosas en sí mismas»

San Valentín o el Día de los Enamorados es una buena oportunidad para reflexionar sobre las modalidades que asume el amor en la época actual y para repensar o deconstruir formas aprendidas , poniendo de relieve los avances en los campos de los feminismos, la perspectiva de género y la salud mental.

Débora Imhoff es licenciada y doctora en Psicología e investigadora del Conicet, con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones Psicológicas (Iipsi) . Actualmente forma parte del Equipo de Psicología Política y se desempeña como docente en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

En diálogo con Comercio y Justicia, la especialista abordó varias cuestiones relacionadas con la promoción de amores más saludables, desmitificados y diversos, enfocando en la prevención de las violencias.

- ¿Es posible hoy deconstruir los mitos para generar lazos más sanos, tanto en parejas como en familias o amistades? ¿Qué puede aportar el campo de la psicología?

- Sí, claro. Pensemos que las formas como amamos son aprendidas , son parte de nuestro proceso de socialización y están fuertemente atravesadas por la socialización de género y ancladas a los mitos del amor romántico . Esos mitos enlazan el amor con formas de violencia que tenemos naturalizadas. Por ejemplo, los celos aparecen en esa narrativa como una expresión de amor, cuando en realidad son una forma de control y violencia. A su vez, ciertas creencias, como “el amor todo lo puede” o “por amor se banca todo”, también ayudan a sentir como “naturales” comportamientos violentos y maltratos. Y justamente, dado que a amar se aprende, si hemos aprendido a hacerlo de una manera atravesada por el machismo y la violencia también podemos aprender a amar de otra manera. En ese proceso, la educación sexual integral (ESI) es fundamental porque es la herramienta que tiene el Estado para garantizar que infancias y adolescencias puedan acceder a espacios de reflexión y deconstrucción de estos aspectos.

Además, otras agencias de socialización son importantes en ese proceso: los medios de comunicación y la industria cultural son fundamentales en ese sentido (mayoritariamente seguimos viendo en la ficción las mismas historias de “amor”, plagadas de machismo y violencia sutil). Y, por supuesto, el espacio de la terapia individual, de una búsqueda consciente, es una ventana de oportunidad para aprender a amar de otra manera.

No es un camino fácil y, además, no es un punto al que se llega sino una forma de caminar . Es una obviedad lo que digo, pero nunca está de más subrayar que se trata de procesos complejos.

La psicología hace aportes fundamentales en esa línea. Actualmente, estoy dirigiendo un trabajo doctoral de la licenciada Valentina Sosa, en el que estamos analizando cómo en lo social circulan ciertas creencias que terminan legitimando y justificando las violencias de género. Muchas de esas justificaciones (no todas, pero sí muchas) se anclan a las formas dominantes en las cuales se propone “amar”. Pensemos en un ejemplo muy básico: cuando a una nena un varón le pega en la escuela, muchas veces se le explica que “te pega porque gusta de vos”. ¿Tomamos dimensión de lo que estamos enseñando con esa frase? ¿Que alguien puede quererte y pegarte al mismo tiempo? Así, poco a poco, sin darnos cuenta, vamos reproduciendo cosas que terminan vinculando amor y violencia.

- ¿El "amor romántico" puede ser repensado a partir de los avances de los feminismos en torno a la discusión sobre lo que hegemónicamente es "estar en pareja"? ¿Con qué coordenadas se pueden pensar estas transformaciones?*

- Justamente, la interpelación al amor romántico viene de forma prioritaria de la mano de los feminismos (aunque no únicamente). Uno de sus grandes difusores, un gran aparato de legitimación del amor romántico es la industria cultural: Disney y las novelas, por darte un ejemplo. Allí aparece la idea hegemónica, dominante de lo que es “estar en pareja”, y viene asociada a –al menos– dos ideas que es interesante problematizar: una es la noción de “media naranja”, esa idea de que somos personas incompletas y necesitamos de otra persona que nos complemente. Es cierto que el encuentro con otra persona, en un vínculo amoroso, nos hace crecer, nos “complementa” en algún sentido, pero no somos medias naranjas, somos personas completas, íntegras, valiosas en sí mismas. Otra idea dominante sobre estar en pareja es que es un destino y un anhelo universal, que todas las personas tenemos ganas (o tenemos que tener ganas) de estar en pareja. Si es un destino, entonces no es una elección. En realidad, estar en pareja es un horizonte de deseo para algunas personas, pero no para todas. Hay otras que pueden sentirse realizadas, felices, completas, contentas estando solas. Y te agrego una tercera idea dominante: que “estar en pareja” es siempre en el marco de una relación heterosexual. A eso le llamamos heteronorma, la noción de que la heterosexualidad es obligatoria es lo que se espera de todas las personas.

- En este contexto, el desafío es quizás "reaprender" de qué se trata el amor. ¿Por dónde se puede empezar? - Algo de esto ya respondí anteriormente. Pero quiero agregar unos recursos. Hay tres libros que recomiendo para empezar a preguntarnos sobre estas cosas . Por una parte, el libro de la gran bell hooks (sí, con minúsculas), representante del feminismo negro , que invita a pensar en el amor no sólo de pareja sino en la presencia del amor en el entramado social, en las relaciones sociales . En segundo lugar, un infaltable: El arte de amar, de Erich Fromm , que trae una reflexión profunda sobre el amor y la existencia humana. Y también sugiero seguir los debates que plantea otra gran feminista: Coral Herrera Gómez , una de las grandes teóricas que está invitando a deconstruir el amor desde distintas aristas.