sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Estigma, culpa y miedo impiden a muchas mujeres denunciar casos de violencia de género

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Un reciente informe de la OMS posee un apartado referido al tema. También se especifican distintas necesidades de salud mental relativas a los hombres y a la comunidad LGTBI

Por Luz Saint Path – [email protected]

¿Por qué no lo denunció o lo dijo antes? Esta es una de las preguntas frecuentemente escuchadas y leídas en varios medios de comunicación. También surge en las charlas familiares o en los debates de amigos cuando se conoce la denuncia de una mujer por violencia de género, ya sea que el o los ataques provengan de su pareja, de un compañero o jefe del entorno laboral, o de un extraño.
La respuesta a este interrogante que aún hoy -lamentablemente- continúa existiendo ha sido difundida ampliamente por las organizaciones feministas que trabajan sobre esta problemática en todo el mundo, y recientemente fue consignada también por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su último Informe Mundial de Seguimiento de la Cobertura Universal 2019, publicado esta semana en el sitio web de la entidad.

En el extenso texto -de 162 páginas- se destina un apartado especial para este tipo de delitos, que resulta un factor de riesgo principal para la salud de la población femenina en todo el mundo. En él se dan las razones, que ya son conocidas pero que continúan muchas veces veladas por la sociedad. “La mayoría de las mujeres que experimentan violencia y/o mutilación genital no lo denuncian y demoran la búsqueda de atención debido al estigma, la culpa, el miedo y otras barreras. Incluso, cuando acuden a los servicios de salud, no divulgan que la violencia fue la condición subyacente” por la cual llegan a la consulta.
Esto constituye un serio problema sanitario de envergadura internacional, si se considera que las estadísticas indican que una de cada tres mujeres y niñas adolescentes experimenta violencia física o sexual, ya sea por parte de un compañero íntimo o por un hombre que no lo es.
Además, según la OMS, actualmente 29% de las adolescentes que se encuentran entre los 15 y los 19 años padece violencia de pareja.
En tanto, en términos de riesgo psicosocial, las víctimas de estos delitos tienen actualmente 4,5 veces más probabilidades de suicidarse que otras mujeres que no atraviesan estas trágicas situaciones, así como el doble de probabilidades de realizarse abortos autoinducidos, padecer depresión o sufrir trastornos por el consumo de alcohol. Además, se incrementan significativamente las posibilidades de contraer infecciones de transmisión sexual y de sufrir partos prematuros.

Aun con estos datos alarmantes, la organización asegura que son los servicios de salud los que tienen que poseer las herramientas para descubrir si una mujer es víctima de violencia, incluyendo una primera línea de atención que debe centrarse en los aspectos psicológicos. En tanto, ya se constató -como avance positivo- que de los 144 países informantes que brindaron estadísticas para el informe, 90% tiene incorporada la primera línea de apoyo; 94,6% ofrece profilaxis posterior a la exposición en los casos de abuso sexual; y 88,2% brinda anticonceptivos de emergencia. No obstante, el aborto seguro posee la cobertura más baja (48,2%).

Otras poblaciones
Por otro lado, en lo referido a la salud mental, el informe de la entidad internacional también posee apartados referidos a los hombres y a la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI).
Con relación a los varones, desde un primer momento se reconoce que, a pesar de que este grupo continúa “beneficiándose de un mayor grado de poder y privilegio socioeconómico”, posee también un mayor índice de mortalidad en 33 de las 40 causas de muerte principales en el mundo.
Esto sucede -en parte, según la OMS- porque esta población puede estar menos dispuesta a “buscar atención médica que las mujeres, debido a las rígidas normas de género y las nociones nocivas de masculinidad” que prevalecen en un muchas sociedades.
Mientras, para ellos se indicaron altos consumos de alcohol y tabaco, adicciones que ponen en riesgo su vida y -en muchas ocasiones- contribuyen a profundizar la violencia de género contra las mujeres.
Finalmente, en relación con la situación de los grupos LGBTI, la entidad advirtió de que “las normas restrictivas con respecto a la sexualidad y las identidades de género (los) afectan profundamente” y que “enfrentan importantes barreras a los servicios de salud”, también por la “discriminación y el estigma”.
En tanto, “los estudios muestran una mayor prevalencia de trastornos de salud mental, abuso de sustancias, violencia, idea de autolesión y suicidio entre lesbianas, bisexuales y personas homosexuales, en comparación con la población heterosexual”.

Inversión pública
En términos generales, más allá de cuestiones relativas a la salud mental, el informe de la OMS exhorta a los países a que realicen las inversiones necesarias en materia de atención primaria de la salud.
Con el objetivo de “subsanar las flagrantes deficiencias de cobertura y cumplir las metas relativas a la salud acordadas en 2015, los países deben incrementar el gasto destinado a la atención primaria de la salud en al menos 1% de su producto interno bruto (PIB)”, reclama el organismo, según indicó el comunicado de prensa.
Además, indica que hasta 2030 “será necesario duplicar la cobertura sanitaria” y alerta sobre que si se sostiene la tendencia actual, “hasta 5.000 millones de personas seguirán sin acceso a atención de salud” para ese año, considerando que la mayor parte de esas personas es pobre.

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