sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El bienestar social, uno de los principales desafíos en la etapa de la vejez

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Una investigación referida a personas mayores reportó menores niveles de conformidad en este grupo respecto de las creencias que tienen sobre las circunstancias en que viven y el funcionamiento dentro del entorno

Por Luz Saint Phat – [email protected]

Una investigación realizada en personas mayores de entre 65 y 100 años reveló que existe un bajo nivel de conformidad de este grupo etáreo en torno a su bienestar social, es decir respecto de las creencias que tienen sobre las circunstancias en las que viven y el funcionamiento que poseen dentro de su entorno. Por el contrario, la autopercepción de quienes participaron en el estudio referida a su salud en general, mental y emocional fue buena.
La investigación fue desarrollada en Buenos Aires y sus resultados figuran en el artículo titulado “Percepción de Salud y Bienestar en la Vejez”, el cual fue publicado por la revista Subjetividad y Procesos Cognitivos que edita la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). El autor es Ricardo Cortese, quien es licenciado en Psicología y profesor titular de la cátedra de Psicopatología del a Universidad Abierta Latinoamericana.
“Tomando los aportes de la Psicología Positiva, este estudio buscó identificar la relación entre la valoración del bienestar y la percepción de salud en un grupo de adultos de entre 65 y 100 años de edad, a fin de brindar datos que generen una comprensión científica más completa y equilibrada y que promuevan una vida, productiva y significativa dentro de este grupo etario”, explica la introducción del artículo científico, especificando que el “aspecto emocional o subjetivo fue el que presentó un mayor índice de correlación con la percepción de salud en los adultos mayores” y que además, “se observó que el 50% percibió su estado actual como bueno, seguido de muy bueno, y que predominaron altos puntajes de bienestar psicológico y emocional, mientras que bajas puntuaciones del componente social”.

El trabajo, que es parte de un proyecto de doctorado de Cortese titulado “Salud Mental Positiva en la Vejez”, asegura que históricamente, los estudios psicológicos sobre personas que transitan esta etapa de la vida se han centrado en temas relacionados con el deterioro cognitivo y físico de esta población y su vinculación con los déficits y pérdidas que conlleva.
No obstante, la corriente teórica denominada psicología positiva “ha demostrado que el pensamiento positivo se relaciona con una buena percepción de salud, altos niveles de bienestar, una vida más larga y favorece la resolución activa de problemas, ya que el efecto que un evento tiene en una persona se debe a cómo lo percibe e interpreta” y que, en consecuencia, “la percepción que tiene una persona de su estado cobra un papel fundamental durante el envejecimiento, puesto que involucra la experiencia subjetiva que tiene acerca de su estado actual, que va más allá de la mera exploración objetiva médica” .

Siguiendo estos conceptos, para su investigación, Cortese eligió una muestra de 634 individuos (65% de mujeres y 35% de hombres), de entre 65 y 100 años, que residían en Buenos Aires. La mayoría de los participantes eran viudos (42,6%) y en menor medida casados, mientras la mayoría poseía hijos y nietos. De esta población, sólo un cuarto tenía estudios primarios completos y el porcentaje descendía para los siguientes niveles educativos.
Los datos consignados en el artículo señalan que 8 de cada diez de los hombres y mujeres seleccionados poseía vivienda propia y la misma proporción recibía una jubilación ordinaria. También la mayoría realizada actividades recreativas, aunque no recibía asistencia psicológica pero sí consumía algún tipo de medicación.
Para el estudio, los participantes realizaron autoinformes de distintos tipo sobre cómo autopercibían su situación particular.
En detalle, y según se precisa en el artículo, los resultados indicaron que la mitad (50,2%) de los adultos mayores que participaron en este estudio percibieron su estado de salud como bueno, seguida de muy bueno (25,6%) y regular (17,4%), mientras que una minoría informó que su percepción era excelente (4,3%) y mala (2,7%).

“Por otra parte, se evidenció que en la muestra estudiada predominó un puntaje mayor de bienestar psicológico, seguido por bienestar emocional y un bajo puntaje en bienestar social”, precisa el investigador, mientras también advierte que el estado mental autopercibido que predominó en la muestra fue el de “floreciente” con una frecuencia de 45,9% (siendo de menor proporción las referencias a “languideciente” y “moderado”).
Según el investigador, también se pudo observar que “existe una relación proporcional y moderada entre los niveles de bienestar y la percepción de salud de los adultos mayores, es decir, a mayor percepción de salud, mayor nivel de bienestar psicológico, emocional y social y viceversa”, destacándose el vínculo existente con el “componente subjetivo o emocional”.
Sobre la base de estos resultados, y según Cortese, el valor de este estudio reside en que se “ha demostrado que prestar atención al potencial que posee la vejez, colabora en seguir fomentando un nuevo significado e identidad en este grupo etario, pues precisamente al trabajar desde el proceso del pensamiento positivo que plantea la psicología positiva, considerando la relación entre la percepción de salud y la valoración del bienestar que experimentan los propios sujetos, se estimula la expresión más auténtica de su subjetividad”.

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