Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países de ingresos bajos y medios,
entre 76% y 85% de las personas con trastornos mentales graves no posee atención
Por Luz Saint Phat – [email protected]
Aún en la actualidad, con el avance de la ciencia y de la tecnología, los sistemas de salud a nivel global no logran responder adecuadamente a la demanda en el área de salud mental.
Esta conclusión se desprende de los datos consignados en una nota descriptiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS), correspondiente al mes de abril, donde se indica que la “divergencia entre la necesidad de tratamiento y su prestación es grande en todo el mundo”.
De hecho, “en los países de ingresos bajos y medios, entre 76% y 85% de las personas con trastornos mentales graves no recibe tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos elevados: entre 35% y 50%”, señala el artículo. Además, agrega que “el problema se complica aún más por la escasa calidad de la atención que reciben los casos tratados”.
“Además de la ayuda que prestan los servicios de salud, las personas que presentan enfermedades mentales necesitan apoyo y atención social. A menudo necesitan que se les ayude a participar en programas educativos que satisfagan sus necesidades, así como a encontrar un empleo y una vivienda que les permitan vivir y mantenerse activos en su entorno social”, indica el texto consultado en Internet (http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs396/es/).
En respuesta a esta situación, el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2020 de la OMS propone cuatro objetivos principales para los países: reforzar un liderazgo y una gobernanza eficaces en el ámbito de la salud mental; proporcionar en el ámbito comunitario servicios de asistencia social y de salud mental con capacidad de respuesta; poner en práctica estrategias de promoción y prevención en el campo de la salud mental; y fortalecer los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones sobre la salud mental.
El plan incluye orientaciones técnicas, instrumentos y módulos de capacitación basados en evidencias para ampliar la prestación de servicios en los distintos países, según especifica el texto consultado.
Para abordar estos objetivos, el programa se centra en una serie de afecciones prioritarias según estudios realizados y, desde este enfoque, dirige la capacitación incluso hacia profesionales sanitarios no especializados en salud mental, con un enfoque integrado.
Prevalencias
Para la OMS, “la prevalencia de los trastornos mentales continúa aumentando, causando efectos considerables en la salud de las personas y graves consecuencias a nivel socioeconómico y en el ámbito de los derechos humanos en todos los países”.
Asimismo, el artículo indica que “hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás”.
“Entre ellos se incluyen la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia y otras psicosis, la demencia, las discapacidades intelectuales y los trastornos del desarrollo, como el autismo”, enumera.
Según las cifras provistas por la OMS, la depresión es hoy un trastorno mental frecuente y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Esta dolencia “afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, con mayor prevalencia en las mujeres que en los hombres”, señala el artículo.
Sobre esta patología, “se ha demostrado que los programas preventivos reducen su incidencia tanto en los niños (por ejemplo, mediante la protección y el apoyo psicológico en casos de maltrato físico o abuso sexual) y en los adultos (por ejemplo, mediante la asistencia psicosocial después de catástrofes naturales o conflictos bélicos)”, indica la nota consultada, y agrega que “en el tratamiento de la depresión se tienen en cuenta los aspectos psicosociales y se determinan los factores que pueden causar estrés, como las dificultades económicas, los problemas en el trabajo y el maltrato físico o psicológico, así como las fuentes de apoyo, como los familiares y amigos. El mantenimiento o la recuperación de las redes y las actividades sociales son también importantes”
Por otro lado, el trastorno afectivo bipolar también posee alta prevalencia y afecta “a alrededor de 60 millones de personas en todo el mundo”. Se suele caracterizar por la alternancia de episodios maníacos y depresivos separados por períodos de estado de ánimo normal.
Para este caso, manifiesta la OMS, “se dispone de medicamentos que estabilizan el estado de ánimo con los que atajar eficazmente las fases agudas del trastorno bipolar y prevenir las recidivas. Además, el apoyo psicosocial es un elemento esencial del tratamiento”.
Asimismo, la organización internacional destaca la prevalencia de la esquizofrenia y de otros tipos de psicosis.
“La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a alrededor de 21 millones de personas de todo el mundo. Las psicosis, entre ellas la esquizofrenia, se caracterizan por anomalías del pensamiento, la percepción, las emociones, el lenguaje, la percepción del yo y la conducta”, dice la OMS y advierte que “la estigmatización y la discriminación se pueden traducir en una falta de acceso a los servicios sociosanitarios. Además, hay un riesgo elevado de que no se respeten los derechos humanos de las personas afectadas, por ejemplo mediante su internamiento prolongado en centros psiquiátricos”.
Además de estas clasificaciones, la OMS también destaca la prevalencia en la actualidad de la demencia -la cual se presenta en 47,5 millones de personas en el mundo- y de los trastornos del desarrollo.