Según los resultados de una investigación realizada en distintos efectores públicos de la provincia de Córdoba, que fueron publicados en una revista de la UNC
Por Luz Saint Phat – [email protected]
En el marco de los desafíos que supone la transformación del modelo manicomial de salud mental en el modelo comunitario, una investigación advirtió de la necesidad de ampliar las condiciones de accesibilidad de la atención en salud mental en la provincia de Córdoba.
Los resultados del estudio fueron publicados en un artículo titulado “El derecho a la atención en salud mental: un análisis desde la accesibilidad”, el cual es parte del tercer volumen del Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), que recuperó los trabajos presentados en el II Congreso Internacional de Psicología “Ciencia y Profesión”.
El texto es de autoría de Fiorela Bocco y Lucía Galíndez, y destaca en su resumen que “las leyes de Salud Mental Nacional Nº 26.657 y Provincial Nº 9.848, dan cuenta del compromiso asumido por el Estado para avanzar en la transformación del modelo manicomial hacia abordajes territoriales articulados desde la estrategia de Atención Primaria de la Salud”, agregando que en este marco la accesibilidad a este tipo de servicios sanitarios “se torna relevante al momento de establecer aquellas condiciones de posibilidad que permitan la paulatina sustitución del modelo centrado en el hospital monovalente”.
Según el documento -que se encuentra publicado en formato digital-, el objetivo de la investigación fue analizar el grado de accesibilidad que se presentaba en efectores públicos de salud mental pertenecientes a la zona de integración sanitaria “C” de la provincia de Córdoba, instituciones en las cuales se realizaron entrevistas a autoridades, trabajadores y usuarios.
En el transcurso del trabajo, según detallaron las investigadoras, se reconoció “la accesibilidad como un proceso complejo que involucra las dimensiones geográfica, económica, administrativa y simbólica”, las cuales, al mismo tiempo, “delimitan oportunidades” e “imponen barreras” para que se pueda acceder a las prestaciones.
Aunque se advirtió de las necesidades de mejorar la accesibilidad y de que existe evidencia de la “presencia perdurable del hospital psiquiátrico como centro de engranaje asistencial”, las académicas también indicaron que se “han reconocido diferentes procesos de readecuación a la atención”.
Los efectores que se tuvieron en cuenta para el estudio fueron el Hospital Psiquiátrico Dr. Emilio Vidal Abal, ubicado en la ciudad de Oliva; el Servicio de Salud Mental perteneciente al Hospital Regional Dr. Louis Pasteur, de Villa María; el Servicio de Atención Primaria de esa ciudad; los hospitales Comunitario de Villa Nueva y Municipal de La Playosa; y el Puesto Sanitario de Arroyo Algodón.
Análisis y conclusiones
Teniendo en cuenta las dimensiones geográfica, organizacional, económica y simbólica, la investigación reveló que “se observaron significativas barreras; algunas manifestadas en la llegada o ingreso a un efector en particular, y otras expresadas en el acceso a determinados abordajes que incluyen tanto las funciones de promoción, prevención, asistencia y rehabilitación, como así también, los mecanismos de coordinación y articulación entre los efectores a fin de dar continuidad a la atención”.
En detalle, tales dimensiones de análisis hacen referencia, respectivamente, al recorrido territorial (incluyendo tiempo y transporte requerido) que las personas necesitan realizar para llegar al efector; a las condiciones y ofertas que operan dentro de las instituciones al momento de prestar los servicios; a las fuentes de financiamiento de los efectores y a la valoración que la personas realizan del servicio y de la salud mental en general.
“Estas barreras -indicaron Bocco y Galíndez- operan obstaculizando o limitando la atención y, por tanto, expresan la denegación o vulneración de derechos”.
En particular, se admite que fue en la dimensión organizacional “en donde se identificó una presencia significativa de barreras, expresadas mediante los obstáculos que impone la organización misma de los servicios, generando experiencias expulsivas”.
Así, en las entrevistas realizadas se pudo reconocer “la orientación de la oferta a la atención de determinados problemas previamente seleccionados, los restrictivos criterios de admisión y listas de espera que van delimitando quiénes están en condiciones de ser atendidos y quiénes no”, entre otros puntos.
Por su parte, en lo relacionado con la accesibilidad simbólica, “se presentó como una dimensión que rescata el análisis de los vínculos, muchas veces conflictivos, que se establecen entre los usuarios, trabajadores y decisores de los efectores de salud”, precisó el texto consultado.
En lo relativo a los hallazgos, las investigadoras señalaron en las conclusiones del artículo que “avanzar en la transformación del modelo manicomial al modelo comunitario advierte enormes desafíos, ya que el manicomio en la actualidad no sólo se presenta como el lugar por excelencia de atención de los problemas psíquicos, con un peso desmesurado en relación a otras prestaciones, sino que además, queda ubicado como depósito de lo que no encuentra lugar en la comunidad”.