El expresidente de Estados Unidos Donald Trump compareció este jueves ante un tribunal de Washington, en la tercera causa en la que fue acusado penalmente en cinco meses, se declaró no culpable de haber intentado alterar el resultado de las elecciones de 2020 y fue citado a una nueva audiencia para el 28 de este mes, informó la prensa internacional.
El líder republicano, de 77 años, le dijo a la jueza Moxila Upadhyaya que se declaraba “no culpable” de los cuatro cargos de los que se le acusa, según la agencia de noticias AFP.
La fiscalía afirma que Trump y otras seis personas no identificadas conspiraron para alterar el resultado de las presidenciales de 2020.
La magistrada citó al exmandatario para el 28 de este mes, a las 10 (las 11 en la Argentina), para la próxima audiencia de esta causa, según la agencia Sputnik.
Trump se presentó con puntualidad para la audiencia, cuyo comienzo estaba previsto para las 16 (las 17 en la Argentina), y, tal como ocurrió en las otras dos comparecencias que tuvo este año por sendas acusaciones penales, y debido a que así lo establecen las normas procesales, al llegar al tribunal quedó brevemente bajo detención.
Tal como se esperaba, Trump se declaró no culpable y luego recuperó la libertad, a fin de poder retomar su campaña electoral.
El exjefe de la Casa Blanca viajó desde el aeropuerto de Washington hasta la sede del tribunal en un vehículo de su propiedad, acompañado por su abogada Alina Habba y sus asesores de campaña Susie Wiles, Chris La Civita, Jason Miller y Steven Cheung.
Horas antes de la audiencia, el líder republicano y aspirante a la Casa Blanca en 2024 insistió en que la causa penal contra él es una maniobra orquestada por el presidente demócrata Joe Biden, que busca la reelección, para frustrar su candidatura, al tiempo que denunció una “instrumentalización de la ‘Justicia’ sin precedentes” en Estados Unidos.
“El deshonesto de Biden pidió a su fiscal general acusar al (¡lejos!) principal candidato republicano y expresidente de Estados Unidos -yo- de tantos cargos como puedan inventarse para que se vea forzado a gastar grandes cantidades de tiempo y dinero en defenderse”, escribió Trump en su red social Social Truth.
“Los demócratas no quieren competir contra mí, de lo contrario no estarían realizando esta instrumentalización de la ‘Justicia’ sin precedentes, pero pronto, en 2024, será nuestro turno”, añadió.
En un texto de 45 páginas publicado hace dos días, el fiscal especial Jack Smith acusó al líder republicano de socavar los cimientos de la democracia estadounidense al intentar alterar el conteo de votos en las presidenciales, una inculpación sin precedentes y especialmente grave dado que en aquel entonces era presidente en ejercicio.
Al contrario, los otros dos procesamientos dictados contra él este año, uno por fraude contable debido al pago de dinero a una actriz porno para comprar su silencio y otro por haber puesto en peligro la seguridad nacional con el manejo negligente de documentos confidenciales, corresponden a un momento anterior y otro posterior a su mandato.
Acusado en este caso de cuatro cargos penales, incluyendo conspiración para defraudar al Gobierno de Estados Unidos y conspiración para obstruir un procedimiento oficial, Trump, de 77 años, podría ser condenado a una larga pena de prisión en caso de ser hallado culpable.
La corte de Washington donde se le leyeron los cargos está cerca del Capitolio, la sede del Congreso, que fue asaltada por cientos de partidarios de Trump el 6 de enero de 2021 para tratar de impedir que se certificara la victoria del demócrata Biden, horas después de que el entonces presidente les pidiera marchar hasta allí y “luchar”.
El asalto fue “alentado por las mentiras” que el acusado contó durante meses sobre el presunto fraude electoral a favor de Biden en las elecciones de noviembre de 2020, dijo Smith tras hacer pública la inculpación.
La jueza a cargo del caso, Tanya Chutkan, que no tomó hoy declaración a Trump, fue nominada por el entonces presidente Barack Obama -del cual Biden fue vicepresidente- y es conocida por haber impuesto duras condenas a decenas de participantes del asalto al Capitolio, más severas que las pedidas por los fiscales.
En noviembre de 2021, en otro caso relacionado con el ataque al Congreso, Chutkan rechazó un pedido de Trump, invocando privilegios como exjefe del Ejecutivo, de bloquear la entrega de documentos a la comisión legislativa que investigaba la insurrección de enero de 2021.
“Los presidentes no son reyes, y el demandante no es presidente”, escribió en la resolución.
Cuando faltaban más de 24 horas para el comienzo de la audiencia, las cámaras y los vehículos de los medios de comunicación nacionales e internacionales ya habían tomado la plaza frente al juzgado.
Esta madrugada, aproximadamente un centenar de periodistas formaban cola para entrar en el tribunal y tanto el edificio como el Capitolio estuvieron rodeados de barreras de seguridad.
El fiscal declaró el martes pasado que quería “un juicio sin demora”, de modo que podría coincidir con la campaña por las elecciones presidenciales de 2024, y quizá con Trump como candidato. Al día de hoy es el claro favorito para las primarias republicanas.
Por el momento se desconoce el impacto de la nueva inculpación en su candidatura.
Una y otra vez el exmandatario ha denunciado una “cacería de brujas”, una nueva “injerencia electoral” y un “uso político” de la justicia para impedirle ser candidato. E insiste, sin pruebas, en que le “robaron” las elecciones de 2020.
Ayer se mostró combativo, al asegurar que “nunca antes había tenido tanto apoyo”, en un mensaje en mayúsculas publicado en su plataforma Truth Social.
Según él, esta acusación “ha revelado al mundo la corrupción, el escándalo y el fracaso que han tenido lugar en Estados Unidos durante los últimos tres años”, bajo el mandato de su sucesor Biden.
A pesar de sus enredos judiciales, Trump cuenta con la lealtad de un amplio sector de su partido. Mantiene una ventaja sustancial en las encuestas para la nominación republicana, con mucha diferencia respecto a su rival más cercano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Y este podría no ser su último dolor de cabeza judicial. La Fiscalía de Georgia también investiga si Trump intentó ilegalmente cambiar el resultado de las elecciones de 2020 en este estado del sur del país.