El presidente de la Comisión de Legislación General, el oficialista Santiago Santurio, alertó este lunes que “venimos de décadas de decadencia, y tener un Estado ágil con los recursos necesarios para lograr el crecimiento fundamental no es menor. Es un recuso que han usado muchísimos gobiernos, que muchos que hoy van a votar en contra se los dieron a otros gobiernos”.
Dijo en el recinto de Diputados: “hay una batalla cultural de entender cómo funciona el Estado. El Estado es el principal causante de la deuda, es el principal causante de la presión impositiva que cae sobre todos los argentinos, todas las empresas y en especial sobre las PyMEs, que son las que más les cuesta pagarlo”.
“Desde enero de 2012, el empleo estatal creció 35%. A su vez, 30 mil empresas argentinas cerraron durante ese tiempo. El Estado crecía a costa de que el sector privado iba reduciendo su tamaño. Íbamos en sentido contrario: el Estado debe ser pequeño para dejarle al sector privado la posibilidad de hacer lo que tiene que hacer. Hay que entender que cuando hablamos que el Estado gaste más, no es gratis”, sostuvo durante el debate de la Ley de Bases.
El legislador libertario puntualizó que “bajo el eslogan del Estado presente, del que se llenan la boca hablando, nosotros vemos que lo único que sufrimos son políticos devoradores de impuestos seriales, que transformaron a los organismos en depósitos de empleados públicos, que no han mejorado la calidad de ninguno de los argentinos. Por eso es que nosotros proponemos una reforma del Estado, del empleo público. Y cuando ingrese un funcionario público al Estado, sea para que cumpla un servicio, no un pago político, no una estructura, no un familiar”.
Santurio advirtió que “el mayor riesgo que tenemos en la Argentina es no cambiar, hacer que parezca que todo cambia, pero que nada cambie. Es lo que pasa con la reforma laboral”. Al respecto señaló que “hoy tenemos 6 millones de empleados en el sector privado de manera formal, y 8 millones en el sector privado de manera informal. Y por eso se hizo la vista gorda, se miró para un costado durante muchísimo tiempo, y no se cambió nada”.