Cuando se aborda la violencia contra las mujeres hay que tener presente que es algo que nos atraviesa a todas, no sólo como una cuestión personal sino que está presente en nuestro cotidiano vivir y en los diversos espacios en donde se dan nuestras relaciones interpersonales. La violencia contra las mujeres hace referencia a una situación en la cual un hombre ejerce poder sobre una mujer en el intento de controlar una relación e imponer su propia voluntad para el perjuicio de la mujer, lo que genera una desigualdad de poder y deja a una persona en inferioridad de condiciones.
Siempre tenemos que tener en cuenta que si nos referirnos a desigualdades de poder y condiciones de vulnerabilidad de una persona, no debemos olvidarnos los diferentes momentos sociales, políticos y culturales que han atravesado y gestado esa desigualdad en nuestra vida, nuestras emociones, nuestros cuerpo y sueños. Porque todas las personas desde la niñez hemos sido parte de una cultura y sociedad patriarcal que ha definido claramente las diferencias que existen entre los hombres y las mujeres, diferencias que llevan a configurar una representación del ser y deber ser de cada uno y una.
Es una fuerte construcción socio-cultural que termina delineando modos de significar las relaciones de poder. Dejando como saldo representaciones y valoraciones de lo femenino y de lo masculino, así como estereotipos de género que configuran comportamientos, normas y valores que naturalizamos y los cuales vamos reproduciendo en nuestro andar cotidiano. Estos estereotipos cumplen un papel fundamental a la hora de justificar situaciones de violencia hacia las mujeres.
Es necesario profundizar y ampliar todas las acciones posibles que nos sirvan para poder prevenir, difundir, sensibilizar y crear espacios propicios para reivindicar los derechos de igualdad entre varones y mujeres, deconstruir y desnaturalizar estereotipos, hacer circular información, siempre pensándola como un derecho adquirido y una herramienta de defensa, que también sirve para visibilizar y difundir sobre lo que es la violencia de género.
Hoy a estas acciones concretas de lucha por democratizar aún más nuestros derechos como mujeres las acompaña la ley 26485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
Esta ley fue el fruto de innumerables y continuas luchas de muchísimas mujeres y organizaciones en varios puntos de nuestro país. Hoy en Argentina, cada 35 horas es asesinada una mujer por sus parejas, exparejas, amantes; y muchas más sufren violencia de género, y en estos casos no podemos dejar de lado el rol fundamental que tienen los medios de comunicación a la hora de utilizar el medio en el que se encuentran para prevenir, difundir y sensibilizar sobre la violencia contra las mujeres. Los medios de comunicación y los profesionales de la comunicación piensan que el tratamiento que deben realizar sobre la violencia contra las mujeres apunta a proteger la identidad de la víctima, a utilizar los términos correctos y a sensibilizar sobre esta problemática.
Tenemos nuestra ley N° 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, a la cual los y las profesionales de la comunicación podemos recurrir para informarnos y asesorarnos sobre un tratamiento correcto. En este contexto de avances pero también con mucho para seguir conquistando, las y los invito a continuar en la lucha por la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, a defender nuestros derechos, a que terminemos con el machismo organizándonos y construyendo herramientas que nos hagan mejores personas y por supuesto a construirnos como protagonistas de esta historia.
* Lic. en Comunicación Social. Exdiputada nacional. Referente de la Corriente Política y Social La Colectiva. Inecip (lnstituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales).