Defensor de este sistema de juicios, el magistrado estadounidense Harry Dorfman considera fundamental que la ciudadanía se involucre en los asuntos públicos y sea protagonista de las decisiones. Advierte de la importancia de que los jueces técnicos no influencien el tribunal y de que los abogados sean capaces de presentar el caso respetando a los jueces legos
Estados Unidos tiene arraigada en su cultura el sistema de juicio por jurados. Es prácticamente inconcebible que la decisión sobre la culpabilidad o inocencia de una persona quede limitada a la decisión de un juez técnico. Los delitos, aun de índole correccional, son susceptibles de ser juzgados por este sistema. Sin embargo, cabe aclarar que 95% de los casos judiciales no llega a juicio sino que es resuelto en instancias anteriores de negociación.
Harry Dorfman es juez de la Suprema Corte de San Francisco. De visita en Córdoba, en el marco de unas jornadas en el Centro de Perfeccionamiento Ricardo Núñez, dialogó en exclusiva con Comercio y Justicia y envió un mensaje a la comunidad judicial que aún se resiste a la implementación del juicio por jurados.
– ¿Cómo funciona el sistema de jurados en San Francisco?
– Cada Estado tiene sus propias reglas. En San Francisco, donde yo soy juez, el juicio por jurados lo compone un total de 12 ciudadanos que analizan los hechos y evalúan si el fiscal logró demostrar la culpabilidad del acusado. Jamás determinan la pena, a menos que se trate de un caso de pena de muerte. En este supuesto, el jurado decide si corresponde aplicarla y, en caso de que los jurados así lo deseen, el juez puede rechazar la decisión.
– ¿Cómo se eligen los ciudadanos que participan como jurados?
– Las cortes envían una carta al ciudadano del condado donde se produjo el delito; los nombres son sacados del padrón de votantes o de la lista de quienes tienen licencia de conducir de dicho condado; las citaciones se envían al azar a través de un sorteo informático. No se trata de una invitación a participar sino que es orden judicial. Como requisito hay que tener más de 18 años, vivir en el lugar donde se va a realizar el juicio, ser ciudadano norteamericano, y si una persona ha cometido algún delito grave, debe contar con el certificado de rehabilitado -es decir, que le hayan devuelto sus derechos civiles-.
– ¿Qué actitud asume el juez frente a los jurados. ¿Cómo evita ejercer influencia sobre ellos?
Antes de iniciar el debate, yo les digo desde el primer momento a todos los jurados que ellos no tienen que sentirse presionados. Durante el desarrollo del debate dejo que las preguntas provengan de los abogados y del fiscal. Incluso les permito a los jurados que eventualmente hagan preguntas; yo no hago preguntas. Cuando les doy las instrucciones antes de la deliberación no hago comentarios ni valoraciones sobre pruebas o testimonios que se hayan escuchado en el debate.
– ¿Es común que un ciudadano pueda sentirse presionado por un juez?
– Hace algunos años participé, en Londres, de un juicio por jurados y vi cómo el juez les daba instrucciones a los jurados. Les decía: “Atención con el testimonio de Smith, si escuchan este testimonio tienen que volver con un veredicto de culpabilidad”. Para mí era increíble escuchar eso.
Por supuesto que el juez tiene poder de influenciar al jurado porque es la imagen de la autoridad judicial y, en general en los juicios por jurados, los ciudadanos están mirando al juez para que los guíe respecto de qué tienen que hacer durante el juicio.
– ¿Por qué es importante el juicio por jurados?
– En nuestro caso, el sistema de juicio por jurados forma parte de nuestra cultura, está muy arraigado en las tradiciones y si bien no es fácil realizar un juicio por jurados, funciona muy bien, es muy positivo.
Antes de ser juez fui fiscal y creo firmemente en este sistema. Es importante que los ciudadanos participen para que tengan fe en la justicia. Yo siempre digo: dejen a la comunidad que analice las evidencias, dejen a la comunidad participar de los asuntos públicos que eso sin dudas los hace mejores ciudadanos y más responsables, es como una escuela de ciudadanía. Si quieren que la comunidad crea en la justicia, déjenlos participar como jurados.
– ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que este sistema sea exitoso?
Los jueces no deben intervenir en la decisión de la ciudadanía y los abogados deben presentar su caso al jurado, no al juez, deben respetar al jurado y entender su psicología.
– ¿Hay un número de integrantes que considera el ideal para conformar el tribunal?
– El número de 12 es histórico, viene de la tradición inglesa, creo que es un buen número. Puedo imaginar un tribunal de 10 ó 14 personas también, pero creo que 12 es un buen número porque da la posibilidad de que muchas personas diferentes analicen el caso, y se necesita un buen número de personas para que no se sientan solos. Con 12 personas se reparte mejor la responsabilidad y se puede tener una discusión amplia y exhaustiva de los casos.