“Mackentor fue despojada de todos sus bienes en una forma realmente cínica, dejando a la empresa sin poder alguno; sin ninguno de sus bienes y sin sus activos para seguir desarrollándose”, dijo ayer el principal testigo y accionista de la empresa Mackentor, Natalio Kejner, en el marco de la megacausa La Perla por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.
Con 89 años, Kejner declaró ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 (TOF1) de Córdoba, mediante el sistema de videoconferencia desde México, donde se exilió cuando de su empresa se apropiaron los militares el 25 de abril de 1977.
Según dijo, la apropiación fue “una persecución que se dio con el objeto de atacar a una empresa que tenía un concepto totalmente claro de qué rol debía cumplir en la sociedad”.
“Me negaba a operar con las lógicas corruptas de la Cámara Argentina de la Construcción”, en la cual, según las denuncias, se repartían las obras públicas, y destacó que en Mackentor “todos eran accionistas, mis empleados y mi personal directivo, por eso nos trataron de subversivos”.
Remarcó que Mackentor “era una empresa con una concepción que valoraba para el país la importancia de las empresas nacionales. Las motivaciones fueron destruir esta concepción”.
“Son 37 años de injusticia, una cosa era la justicia de mentira de (el imputado Luciano Benjamín) Menéndez, pero lo más injusto fue en la democracia, la quiebra se declaró en los 90, me embargaron todo. La democracia argentina llevó a la quiebra de la empresa”, dijo en referencia a los gastos que le demandó el juicio “Mackentor contra el Estado Argentino por daños y perjuicios”.