Se esclareció parte de la trama por el mayor fraude de Silicon Valley con “unicornios”

Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos, fue declarada culpable de tres de los 11 cargos en su contra, por defraudar a inversionistas que apostaron a su sistema de análisis sanguíneos supuestamente revolucionario. Los reclamos de los pacientes que se hicieron pruebas fueron desestimados

El 31 de octubre del año pasado, Elizabeth Holmes, la empresaria que triunfó en Silicon Valley, Estados Unidos, gracias a su supuesto sistema revolucionario de análisis sanguíneo capaz de detectar en minutos enfermedades como el VIH o la diabetes con un pinchazo en el dedo índice, se sentó en el banquillo para enfrentar 11 cargos por fraude y conspiración.

El proceso se ventiló ante un tribunal federal de San José (California), a cargo del juez Edgar Davila.

El Departamento de Justicia acusó a la empresaria y a su ex socio comercial y ex novio, Ramesh Balwani, de defraudar a inversores, médicos y pacientes.

Ambos se declararon inocentes. Antes y durante el debate, los abogados de Holmes argumentaron que el engaño no fue deliberado y que Balwani manipuló y abusó de la mujer durante los años que duró la estafa.

Holmes fundó Theranos en 2003, cuando tenía 19 años. Abandonó sus estudios en Stanford con la idea de reinventar el laboratorio clínico tradicional. Mientras promocionaba su compañía, afirmó que su miedo a las jeringas la llevó a inventar el sistema que la hizo rica.

Los letrados también sostuvieron que actuó de buena fe y repitieron que el fracaso empresarial no es delito.

Holmes fundó Theranos en 2003, cuando tenía 19 años. Abandonó sus estudios en la Universidad de Stanford con la idea de reinventar la infraestructura del laboratorio clínico tradicional. Mientras promocionaba su compañía, afirmó que su miedo a las jeringas la llevó a inventar el sistema que la hizo rica.

Inversores como el magnate de medios Rupert Murdoch pusieron su dinero en el emprendimiento, que para 2009 ya estaba valorado en 9.000 millones de dólares.

Selecto club

La firma de Holmes fue parte del selecto club de los unicornios, como se conocen las compañías que superan mil millones de dólares antes de salir a bolsa, y los medios hablaban del nacimiento de la “nueva Steve Jobs”.

Con 30 años, Holmes se convirtió en la mujer más joven en entrar en la lista Forbes de las 400 personas más ricas de Estados Unidos, en 2015. Su fortuna se estimaba en más de 4.500 millones de dólares, la mitad del valor de Theranos en ese momento.

Investigación

En 2016, una investigación del diario The Wall Street Journal reveló que las pruebas de diagnóstico no procedían del sistema creado por Holmes: 99 de 100 análisis de sangre habían sido realizados por máquinas que le había comprado a Siemens, empresa con la que la startup pretendía competir. Además, según la publicación, las pruebas hechas con el nuevo sistema dieron resultados erróneos en varias ocasiones.

El Departamento de Justicia acusó a Holmes y Balwani de engañar a los inversores diciendo que las máquinas de análisis sanguíneo exprés podían llevar a cabo una amplia gama de pruebas clínicas utilizando una gota de sangre pese a que ambos sabían que la efectividad era limitada, poco fiable y lenta.

La incriminación a Holmes fue un escándalo porque hasta el ex presidente Bill Clinton invirtió en la startup. Lo propio hizo el magnate mexicano Carlos Slim.

Cargos

Ahora, Holmes, de 37 años, fue declarada culpable de tres cargos de conspiración para defraudar a los inversionistas que creyeron en sus promesas de revolucionar el futuro con Theranos, aunque no la responsabilizó por las imputaciones relativas a los pacientes que se hicieron las pruebas.

La duda de los jurados en cuanto a si Holmes engañó a sabiendas a la totalidad de las personas que aportaron dinero en su empresa la benefició y, por lo pronto, hay siete imputaciones que naufragaron.

Tropas

En septiembre pasado, el fiscal John Bostic llamó a testificar en contra de Holmes al militar Jim Mattis, secretario de Defensa durante la administración de Donald Trump, entre enero de 2017 y diciembre de 2018.

El general de cuatro estrellas relató cómo perdió millones por creer en los dichos de Holmes, quien le aseguró que la tecnología que desarrollaba su empresa podía ayudar a mantener sanas a las tropas estadounidenses.

La empresa colapsó en 2018. El gobierno presentó casi 30 testigos durante el proceso y hubo acuerdo unánime para declarar a Holmes culpable en tres casos.

La defensa de Holmes fue efectiva al plantear su versión de la buena fe. Señaló que su asistida en ningún momento les dio detalles a los inversionistas sobre los supuestos contratos militares o con grandes farmacéuticas, sino que hablaba de negocios en potencia.

El primero fue promovido por PFM Healthcare Master, un fondo de San Francisco que invirtió 96 millones de dólares en Theranos, de los que recuperó 43 millones en un juicio civil, en 2016. El segundo lo presentó Lakeshore Capital, firma vinculada con la familia de la ex secretaria de Educación de Trump, Betsy DeVos, que inyectó casi 100 millones. El tercero lo inició la familia de Daniel Mosley, un abogado que le transfirió seis millones de dólares a la compañía de Holmes.

Ésta sigue en libertad, bajo fianza, y la determinación de la pena que le cabe podría demorar meses. Se enfrenta a un máximo de 20 años de prisión.

El magistrado Davila deberá ponderar informes pendientes de producción y tomar en cuenta diversos elementos; entre ellos la falta de antecedentes de Holmes.

Defensa

La defensa, encabezada por el abogado Kevin Downey, fue efectiva al plantear su versión de la buena fe. Al respecto, apuntó a las llamadas a inversionistas que se grabaron sin que Holmes supiera, que fueron analizadas durante el juicio.

El letrado señaló que su asistida en ningún momento dio detalles sobre los supuestos contratos militares o con grandes farmacéuticas sino que hablaba de negocios como actividades en potencia.

Según expuso Downey en su alegato final, la acusada creía que estaba construyendo una tecnología que iba a cambiar el mundo.

Siguió la línea que comenzó a trazar al inicio del debate, hace cuatro meses, cuando afirmó que “el fracaso no es un crimen”.

Proyecciones

Para apoyar su interpretación de lo sucedido, Downey y su equipo se valieron de testimonios de especialistas, con el fin probar que, sin bien las proyecciones financieras que Holmes presentaba eran inciertas, eran factibles: ganancias de 140 millones en 2014 y 990 millones para 2015.

Incluso, culpó a los inversionistas por sus pérdidas, arguyendo que participaron de una actividad especulativa por naturaleza.

Por su parte, el fiscal Bostic insistió con que todo se trató de un esquema de fraude y que la joven cayó por su falta de cautela.

El jurado deliberó con un instructivo que le otorgó el juez, en el cual se le pidió expresamente no sopesar las acusaciones que la defensa de la encartada y ella misma lanzaron en contra de Balwani -quien será juzgado solo, en las próximas semanas, por el fraude- por supuesto maltrató sexual y psicológico.

La incriminación del supuesto prodigio Holmes fue producto de una investigación periodística. El escándalo fue enorme porque hasta el ex presidente Bill Clinton invirtió en la startup que desarrolló. Lo propio hicieron los magnates Carlos Slim y Rupert Murdoch.

La fiscalía ya había contrarrestado esa narrativa exculpatoria mostrando cientos de mensajes afectuosos; incluso, uno en el cual Balwani le insistía a su por entonces novia en que era necesario que la empresa obtuviera el visto bueno de la Oficina de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), algo que las máquinas de Theranos nunca consiguieron y que fue un elemento clave para que los militares no avanzaran en las negociaciones de los contratos.

Además, recordó que personas cercanas a Holmes testificaron que observaron que Balwani era “típicamente respetuoso” con ella en público y que la mujer parecía tener el control total de las decisiones que se tomaban en la empresa.

Balwani, quien fue presidente de Theranos y pareja de la mujer durante una década, será juzgado por los mismos delitos en un juicio que comenzará en las próximas semanas.

Abuelo

Nativa de Washington DC, hija de funcionarios, en su infancia Holmes leyó la biografía de su tatarabuelo, Christian Holmes, cirujano, ingeniero, inventor, medalla al valor en la segunda gran guerra, y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati.

Eligió la misma carrera pero la dejó por su fobia a las agujas y empezó a estudiar química.

Fue una alumna destacada de Stanford y becaria de la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush.

Se capacitó en el Instituto del Genoma de Singapur y volvió a EEUU.

Se instaló en Palo Alto, California, fundó la empresa Real-Time Cures, que luego rebautizó Theranos: unión de "therapy" y "diagnosis".

Cuando The Wall Street Journal la desenmascaró, ante la NBC, intentando defenderse dijo ser una víctima de las grandes corporaciones que se negaban a los cambios.