ESCUCHAREn el Reino Unido, un tribunal en Londres condenó a una mujer británica de 39 años por haber sometido a una niña de tres años a una escisión genital durante un viaje a Kenia, en 2006. Se trata de un fallo sin precedentes en el país. La damnificada, también británica, denunció los hechos hace cinco años.
Según el jurado, Amina Noor contribuyó a que la infante, que a la fecha tiene 21 años, fuera víctima de la denominada mutilación genital femenina (MGF).
Noor quedó en libertad bajo fianza. Los fundamentos del fallo y la pena se conocerá el próximo 20 de diciembre.
Se trata de la primera persona británica (Noor nació en Somalia, vivió en Kenia y se nacionalizó en su adolescencia) declarada culpable de ayudar a realizar la ablación femenina en el extranjero, en virtud de una ley sobre mutilación genital de 2003 que conlleva una pena máxima de 14 años de prisión.
Antes de Noor, una ugandesa residente en Londres fue condenada a 11 años de prisión en 2019 por realizar ella misma una mutilación genital a una beba de tres años.
Tolerancia cero
En febrero pasado, en el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, en una declaración conjunta, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtieron que en 2023 4,3 millones de niñas estaban en riesgo y que se prevé que la cifra alcance los 4,6 millones para 2030.
“Los conflictos, el cambio climático, el aumento de la pobreza y la desigualdad siguen obstaculizando los esfuerzos para transformar las normas de género y sociales que sustentan la práctica”, alertaron.
“La mutilación genital femenina constituye una violación de los derechos de las mujeres y las niñas y limita sus oportunidades para el futuro en materia de salud, educación e ingresos. Esta práctica, que está arraigada en la desigualdad de género y los desequilibrios de poder, es un acto de violencia por razón de género que daña el cuerpo de las niñas, ensombrece su futuro y pone en peligro sus vidas”, indicaron.
“La acción colectiva y debidamente financiada de diversos grupos de interés es la única forma de poner fin a esta práctica dañina”, sumaron.
Recordaron que es fundamental cambiar las normas sociales y de género y que los hombres y los niños son aliados poderosos en este esfuerzo porque “con cada vez más frecuencia,” cuestionan las dinámicas de poder dentro de sus familias y comunidades y apoyan el papel de las mujeres y niñas como agentes de cambio.
El Programa Conjunto del UNFPA y UNICEF para eliminar la mutilación genital femenina respaldó en los últimos cinco años más de 3.000 iniciativas en las que hombres y los niños abogaron activamente por poner fin a esta práctica.
En Etiopía, por ejemplo, donde se registra una de las tasas más altas de prevalencia de la práctica, la oposición masculina ronda en 90%.
