ESCUCHAREl presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales de la Provincia de Córdoba y también vocal de la Cámara en lo Criminal de Quinta Nominación de la ciudad de Córdoba, Luis Paoloni, falleció en la madrugada del sábado a los 67 años a causa de la pandemia de coronavirus.
La noticia causó conmoción en la Justicia de Córdoba y, en señal de duelo, permanecerán cerrados hoy todos los tribunales de la Provincia.
Comercio y Justicia lo recuerda con una semblanza que escribió la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales de la provincia de Córdoba, organismo que presidió en tres períodos. Publicamos también la carta de homenaje que -a pedido de este medio- le escribió Víctor María Vélez, quien fue su amigo y colega.
Luis Paoloni “fue un líder porque fue un ‘humanista’ comprometido”
Luis Enrique Paoloni, nuestro querido Presidente, tenía cualidades distintivas. Fue un luchador incansable por la concreción de sus íntimas convicciones éticas enderezadas al mejoramiento del servicio de justicia, un prototipo de dirigente entusiasta, conciliador y contemporizador que privilegió el todo por sobre las partes, un magistrado probo con gran vocación por el trabajo a lo largo de su vasta carrera judicial y un servidor, humilde, cálido, humano y solidario. Reflejar su personalidad comprometida con la comunidad judicial es una necesaria tarea testimonial. Testimonial, porque tuvimos el privilegio de acompañarlo en sus sucesivos mandatos a cargo de la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales de la Provincia de Córdoba. Necesaria, porque tenemos la esperanza de que, así como su ejemplo nos ha guiado, siga haciéndolo con las futuras generaciones de dirigentes. Quienes caminamos a su lado tanto en la vocación asociacionista como en lo profesional sabemos de su profunda conciencia ética.
Fue un líder porque fue un “humanista” comprometido, que sabía que el derecho está constituido por causa de la humanidad y que su propósito no puede alejarse de sus necesidades. Luis Enrique Paoloni fue también un entusiasta empedernido. Su entusiasmo contagiaba a quienes lo rodeaban y era una exaltada inspiración que encendía en el ánimo de su entorno el deseo de lo mejor. Despertaba temperamentos afines, conmoviendo y atrayendo a quienes lo rodeamos hacia su propio camino. Su vocación por el trabajo es otro distintivo de su personalidad. El secreto de los grandes caracteres no radica sólo en pensar bien sino en tener la aptitud de poner los pensamientos en acción, pues si entre lo que se dice y lo que se hace hay discordancia, sólo queda lo que se hace. La voluntad se prueba en la acción y en el trabajo. Y Luis fue un trabajador incansable, que conocía la mayor responsabilidad de quienes han sido privilegiados con el talento y la formación, para contribuir al mejoramiento y grandeza de la sociedad.
Luis Enrique Paoloni fue humilde y solidario. Decía Orgaz que hay dos tipos de humildades: la humildad humilde propia de quien repara en la pequeñez de su grandeza, y la humildad orgullosa, de los que hablan de su pequeñez como recurso retórico para destacar su imaginada grandeza o para provocar la lisonja de quienes lo rodean. Luis Enrique Paoloni fue portador de la humildad humilde. Su calidez humana y su generosidad fue un distintivo de su personalidad destacada por quienes lo rodeaban. Su desaparición física no traerá su olvido, porque seguirá presente entre nosotros. Su legado sobrevivirá más allá de la vida física. El vacío que ha dejado en la Asociación, en su Tribunal, en su familia y en el ámbito de los afectos en general, será difícil de cubrir ¿Dónde están su sonrisa amable, su ímpetu de luchador, su chiste oportuno? ¿dónde están? Se quedarán entre nosotros. Porque nunca mueren quienes, como Luis Enrique Paoloni, han sido en vida grandes líderes, grandes personas.
Asociación de Magistrados de Funcionarios de la Provincia de Córdoba
“Una persona sencilla, austera y profunda”
La tarea de asomarse al alma de otro no es fácil, pero trataré de hablar del Luis que yo conocí. No es necesario decir todo lo que él hizo porque su obra se dice sola.
Nos encontramos con Luis Paoloni hace ya mucho tiempo, cuando él comenzó a militar en el asociacionismo judicial y abrazamos la misma mirada sobre la realidad judicial que atravesábamos porque no nos conformaba. Aunque eran tiempos difíciles para los soñadores, descubrimos que compartíamos ideales y buscábamos las mismas utopías y, al elegir las actitudes, fuimos haciendo el camino.
La vida judicial nos unió y construímos una sólida amistad que se consolidó con el transcurso del tiempo, lo que me permite hablar de Luis como dirigente y como amigo.
El Luis que yo conocí era pudoroso de su vida privada, un buen conversador, empático y preocupado por sus amigos. Contaba anécdotas sobre el pueblo y los personajes del lugar donde nació y vivió su temprana juventud y así nos hizo amar Justiniano Posse. Heredó de su padre el gusto por el buen cine y cultivó esa pasión su vida entera (en realidad, para saber si una película merecía ser vista, había que preguntarle a él primero).
Recalco de su personalidad la capacidad de escuchar y de reflexionar comprendiendo a los que pensaban diferente. Tuve la fortuna de disfrutar con él frecuentes conversaciones profundas y divertidas. Sabía reír. Mi amigo era inteligente y sensible. Poseía también comprensión de la necesaria proyección social y política de la mujer.
Luis Paoloni fue una persona sencilla, austera y profunda y es éste el perfil que moldeó su rol de juez y dirigente. Fue un constructor de consensos, elegía sus batallas y rescato que jamás abdicó de sus convicciones.
En este momento de tan honda tristeza recuerdo lo que sostenía Cicerón: “La vida que nos es dada, es por naturaleza breve, pero la memoria de una vida bien vivida es eterna”.
Querido Luis, tus amigos de siempre te despedimos con tristeza y te recordaremos con alegría.
Luis María Vélez, ex presidente de la Asociación de Magistrados de Córdoba
