El jefe de seguridad del boliche “Le Brique” aseguró este miércoles, al declarar en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, que los acusados actuaron con “saña” y que uno de ellos, que llevaba un rodete en el cabello, pateó “en la cabeza” a la víctima y “ahí no se levantó nunca más”, pese a lo que otros agresores “le siguieron pegando”.
“Nunca vi nada igual, era saña”, aseguró el jefe de seguridad del local bailable, Alejandro “Chiqui” Muñoz, con la voz entrecortada, ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.
En su testimonio sostuvo también que “uno con rodete”, en referencia presuntamente a Matías Benicelli, “le pegó una patada en la cabeza” a Fernando “y ahí no se levantó nunca más”.
Además, este testigo dijo que cuando el joven quedó tirado en el suelo, “le siguieron pegando, se turnaban”.
A su vez, señaló que, previamente, Máximo Thomsen, otro de los imputados, “se peleó con Fernando adentro” del local, y que al tratar de sujetar y expulsar al rugbier del boliche, el joven hizo “tanta fuerza” que tuvo que pedir ayuda a un compañero del equipo de seguridad, pese a sus 2.03 metros de estatura y sus 150 kilogramos.
Luego contó que, una vez afuera, “ocho o nueve” agresores fueron hacia el lugar en el que se encontraba el estudiante de derecho, “todos corriendo”, y que lo golpearon “a patadas”.
Según precisó, cuando se retiraban del lugar del ataque, los imputados decían: “Vámonos que viene la policía”.