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Intervenciones del mediador en procesos multipartes (II)

Por Eugenia Gutiérrez de Vásquez * - Exclusivo para Comercio y Justicia
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En la entrega anterior se destacó la notable influencia que tiene en el proceso de mediación tanto el estilo, la personalidad como el profesionalismo de los mediadores.

En algunas ocasiones no estamos lo suficientemente preparados y focalizados en la mediación en la cual vamos a trabajar y de modo involuntario no reparamos en la importancia de los pequeños detalles.

Para continuar con la importancia del trabajo en equipo de los mediadores para preparar, planificar y direccionar el proceso de mediación, relataré un caso con muchos participantes relativo a una división de condominio.

El caso. Desde el fallecimiento de sus padres, 10 años atrás, los 15 hermanos estaban atrapados “sin salida” en un conflicto por la vivienda familiar. Cada encuentro de todos ellos terminaba en complicadas discusiones que no conducían a ninguna parte. En los últimos dos años, cansados ya de reuniones sin sentido y discusiones estériles, cuatro de los hermanos decidieron pedir ayuda profesional y consultaron a un grupo de abogados. Así, el caso llega a la justicia iniciándose un juicio para dividir el condominio, creyendo estos cuatro hermanos que todos los juicios de este tipo tienen que terminar en un remate del inmueble y que cuando hay tanta pelea entre los condóminos no hay otra solución. Los otros 11 hermanos, al ser demandados, no se presentaron en el juicio. Esto muestra el grado de rivalidad al que habían llegado y la intensidad del conflicto entre ellos. En el proceso judicial los hermanos demandados fueron declarados en situación de rebeldía dado que no comparecieron.

Al proceso de mediación se presentaron los cuatro hermanos con sus dos abogados.

Además, los 11 que no habían comparecido en el proceso judicial, vinieron todos a la mediación junto a su abogada.

Antes de la hora designada para la audiencia, los mediadores nos tomamos un breve tiempo a fin de decidir la metodología de abordaje para esta mediación multipartes, entre otras cosas, la ubicación de cada persona en la sala, cómo informaríamos, qué y de qué forma preguntaríamos. Ordenamos las sillas de modo que al ingresar todos se sintieran en un espacio distendido. Decidido en equipo el modo de abordar esta mediación, abrimos la puerta de la sala y los hicimos pasar a todos, saludando a cada uno con un apretón de manos.

Entraron a la sala casi sin mirarse unos a otros. Se fueron agrupando, por un lado los cuatro hermanos requirentes junto a sus letrados, en el otro costado los 11 requeridos y su abogada. Con una mirada atenta a todos se brindó el discurso de apertura. En respuesta a la consigna se levantaron por turno y de a uno para firmar el convenio de confidencialidad.

Así, en orden y respeto, comenzamos a trabajar en reunión conjunta. No fue necesario hacer reuniones privadas.

Mediante preguntas en un lenguaje ameno y con una activa participación de los letrados se fue gestando una estructura de confianza. Lentamente todas las partes comenzaron a confiar en el proceso, en los mediadores, en cada uno de ellos en sí mismos y entre ellos, con la mirada atenta a los letrados que respectivamente los asistían. Al potenciar el protagonismo de cada uno de los presentes se fueron generando opciones integradoras.

Lentamente, el clima de tensión fue desapareciendo y los 15 hermanos comenzaron a sonreír y a relajarse llegando a recordar anécdotas de hermosos momentos familiares. Se acordó una nueva audiencia en la cual ambos grupos acompañarían una tasación del inmueble familiar. En la segunda reunión se firmó el acuerdo mediante el cual todos decidieron vender la propiedad tomando los valores de tasación que las mismas partes se ocuparon de buscar. La mediación permitió cerrar con acuerdo un conflicto que llevaba más de 10 años y dos de proceso judicial.

En una mediación multipartes es importante la forma de acercarse a cada una de las personas que ingresan a la sala; lo que decimos; cómo lo decimos y lo que hacemos. Las personas con las que trabajamos perciben la actitud de los mediadores. El saludo, la mirada directa, el apretón de manos, el acompañamiento al compás del otro, el lenguaje utilizado y la forma de hacerlo permiten crear el clima adecuado. En esta mediación fue clave detenernos y analizar el modo de abordar a las personas y delimitar el contexto de trabajo.

Todo permitió crear la estructura de empatía necesaria que dio lugar así a un clima de confianza en el espacio de mediación, que permitió arribar al acuerdo.

* Mediadora

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