Pasó del 40 al 10%. A partir de la sanción de la normativa, hace cinco años, toda persona mayor de 18 pasó a considerarse donante, salvo que previamente haya expresado lo contrario
La Ley Justina (27.447), que regula el Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, cumplió cinco años el martes 4 de julio y consiguió un objetivo fundamental: redujo de 40 al 10 por ciento la tasa de interrupciones de donación por oposición familiar.
A partir de la normativa, cada vez son menos los obstáculos que separan a un paciente en espera del órgano que necesita.
En 2015, Argentina registraba 15 donantes por millón de habitantes, en 2019 la cifra escaló a 20 y a partir de allí el país se ubicó, por primera vez en su historia, en el orden del promedio anual que tiene, por ejemplo, la Unión Europea (22), que tiene la tasa más alta del globo.
La Ley Justina fue un punto de inflexión porque toda persona mayor de 18 años pasó a considerarse donante de órganos o tejidos salvo que previamente haya expresado lo contrario.
Es decir, suprimió el requisito de certificación familiar de que la persona fallecida no hubiera expresado una última voluntad en la que se oponía a donar.
Se trata de la figura conocida como “consentimiento presunto”, que ya estaba prevista en esquemas normativos de otras naciones del mundo con el objetivo de comenzar a satisfacer la demanda de órganos de una forma más eficaz.
Merma
La merma de 10% en las oposiciones es considerada como uno de los “impactos más inmediatos y notables” por el presidente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), Carlos Soratti.
A modo de balance, Soratti compartió con la agencia oficial Télam los principales logros de la norma, que permitió una reforma integral y analizó los desafíos para reducir los tiempos de espera en los procesos de trasplante.
“Suprimir el requisito de certificación familiar hizo que en Argentina se incrementara el número de donantes de manera importante y se redujeran aquellas interrupciones por oposición familiar, como se llamaba entonces”, indicó el médico con especialización en Terapia Intensiva.
En ese sentido, explicó que antes de que sancionara la ley las causas de interrupción de procesos de donación que se atribuían la oposición de la familia estaban entre el 30 y el 40% como media nacional y reiteró que a la fecha no llegan al 10%.
La norma fue elaborada por el Incucai junto con el impulso de la familia de Justina Lo Cane, la nena de 12 años fallecida en noviembre de 2017 mientras esperaba un corazón.
“Lo más importante es el cambio de modelo organizativo. Ya no es el modelo extrahospitalario de profesionales que van al hospital ante la existencia de un potencial donante, sino que es el propio hospital, con su gente, con su unidad, con su servicio, que se hace cargo del proceso generación de donante como otro proceso asistencial más de los que es responsable”, subrayó Soratti.
Sobre las primeras etapas de implementación del programa, el presidente del Incucai señaló que ya se pueden ver resultados porque los procesos de donación aumentan.
Sobre este punto, agregó que después de la sanción de la Ley 27.447, en 2019 se lograron los mayores indicadores de actividad de donación y trasplante.
En 2019, la Argentina llegó a casi 20 donantes por millón de habitantes, más de 800 donantes de órganos y 900 donantes de tejidos.
Pandemia
Al igual que en todos los países, la pandemia produjo una disminución de los donantes, pero Soratti aclaró que actualmente se están recuperando los niveles anteriores y planteó que el desafío es cómo seguir creciendo.
El funcionario agregó: “Si uno toma los últimos 20 años, lo que ve es una tendencia al crecimiento bastante sostenido”.
Reseñó que a principios de este siglo, en Argentina había alrededor de seis donantes por millón de habitantes y que entre 2003-2004 se implementó el Programa Federal de Procuración y se incorporó la figura del coordinador hospitalario, que permitió duplicar el número de donantes por millón de habitantes.
Precisó que en 2012 se alcanzaron más 15 donantes por millón de habitantes y que después, en 2019, se llegó al récord histórico de casi 20 donantes por millón de habitantes.
Por último, el titular del Incucai aseguró que las nuevas unidades hospitalarias del Programa Procurar son una herramienta clave que va a impactar va a en el indicador que se utiliza internacionalmente de donantes por millón de habitantes.
Milei
En mayo pasado, el padre de Justina, Ezequiel Lo Cane, le respondió a al diputado de La Libertad Avanza y candidato a presidente, Javier Milei, por sus dichos en relación a la venta de órganos.
Cabe recordar que Milei volvió a opinar sobre la venta de órganos y propuso “buscar mecanismos de mercado para resolver el problema”.
“Una de las cosas que he planteado es que más de más de 350 mil personas mueren por año. Por ley son todos potencialmente donantes. Hay 7.500 personas que están sufriendo, esperando los trasplantes. Hay algo que no está funcionando bien”, dijo en una entrevista.
Lo Cane contradijo a Milei y señaló que “no son siete mil personas las que esperan un trasplante” sino que están en una lista y en una emergencia, por su estado de salud, y lo necesitan.
“Hay 30 mil personas haciendo diálisis. El 15% de los trasplantes es de riñón, de ahí sale el numero de 200 mil personas que en algún momento de su vida necesitarán un trasplante en algún momento de su vida”, aclaró también.
En cuanto a la lista de espera, destacó que “es la capacidad que tiene el sistema hoy para realizar un trasplante”, aunque reconoció hay cosas para mejorar.
A pesar de sus diferencias con el candidato de La Libertad Avanza, Lo Cane aceptó la discusión. “Soy muy abierto al debate aunque vengan con cuestiones extrañas como éstas. Las palabras pueden convencer o no, pero los actos arrasan y la Ley Justina es un acto”, enfatizó.