De visita en Córdoba, Javier Wilhelm, director de Centros de Mediación Comunitaria en Barcelona defendió la multidisciplinariedad de la tarea y afirmó que abordarla sólo desde la abogacía es “quedarse corto”. Subrayó que esta práctica favorece la convivencia ciudadana y previene la conflictividad social
Por Silvina Bazterrechea – [email protected]
“La mediación es la solución más humana a un conflicto”, señala Javier Wilhelm, director del Máster en Mediación Profesional de la UPF Barcelona School of Management.
Wilhelm, nacido en Argentina, es licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires y tiene un máster en Mediación. Es especialista en creación de centros de mediación y es codirector del Instituto de Procesos Transformativos de Barcelona.
Wilhelm fue el disertante de las capacitaciones para mediadores que organizó el Centro de Mediación Comunitaria del Defensor del Pueblo de Córdoba.
“El mediador profesional tiene que saber escuchar, acompañar, empatizar y también tener paciencia” afirmó el especialista en la entrevista que brindó a Comercio y Justicia.
– Dirige varios centros de mediación. ¿Cómo funciona en España la mediación comunitaria?
– Así es, yo dirijo diversos centros de mediación comunitaria en varios municipios de Cataluña, empezamos en 2002, creamos el primer centro de mediación comunitaria que hubo en España. Esto se fue ampliando y ahora pertenecemos al programa de mediación ciudadana del gobierno de Barcelona, que es el que financia a los municipios para que tengan estos centros de mediación comunitaria. La mediación comunitaria es una política pública para favorecer la convivencia ciudadana, se trabaja para la resolución de los conflictos pero también para prevenir la conflictividad. Trabajamos para la difusión de la cultura del diálogo y la paz, intervenimos en conflictos que detecta la policía o algún departamento de servicio social de la Municipalidad y cuando son conflictos entre privados nos lo derivan a nosotros. El servicio está sustentando a través de los impuestos municipales. Hacemos programas dentro de las escuelas, formamos a mediadores escolares, chicos o adolescentes que ayuden a solucionar conflictos entre otros jóvenes y hacemos formación para padres y madre. También intervenimos dentro de las entidades deportivas para ayudar a la convivencia dentro de estas comunidades – que son lugares que la gente va a socializar- pero muchas veces hay un nivel de competitividad importante que los padres transmiten a sus hijos y esto genera conflictos también.
-¿Qué resultados han arrojado estos programas?
-Han funcionado muy bien, tenemos niveles muy altos de satisfacción de los vecinos y de los políticos que se dan cuenta de que esto les sirve también. La diputación de Barcelona publica cada año un anuario con los resultados estadísticos de cómo está funcionando el sistema y alrededor de 80% de las intervenciones que se hacen terminan con resultados satisfactorios para las partes. Empezamos hace unos 16 años y casi 60% de las mediaciones llegan por iniciativa de los vecinos.
-¿Han notado una reducción en la judicialización de los conflictos?
-La mediación evita la judicialización de los conflictos cotidianos de las personas. Cuando una persona tiene problemas con un perro o alguien dejó de pagar la cuota en el consorcio, en lugar de ir a la justicia lo resuelve por esta vía. No sólo previene a nivel judicial sino también el colapso municipal porque estos conflictos llegan también a Defensa del Consumidor o a Urbanismo, entonces tener la mediación aliviana la carga del mismo municipio. Y no hay que perder de vista que muchos de estos casos nunca serían admitidos en sede judicial pero sí pueden colapsar la administración municipal.
– ¿Y han notado alguna reducción en los niveles de conflictividad?
– La idea es bajar los niveles de conflictividad y de violencia, básicamente como herramienta preventiva es muy buena. Trabajamos también para prevenir el bullying en las escuelas, la marginación social. 75% de las escuelas secundarias tienen programas de mediación para que los estudiantes resuelvan conflictos.
– ¿Qué opina sobre lo que se está haciendo en la provincia de Córdoba en materia de mediación?
– Veo que están avanzados en muchas cosas, el tema de la multidisciplinariedad le da un riqueza que no la he visto en otros lugares de Argentina. En Europa también es así, los mediadores pueden no ser abogados, puede ser cualquier profesional que se forma en mediación, siempre que tenga una carrera universitaria de base. La mediación exclusivamente de abogados termina siendo una mediación muy parcial, muy judicializada. La mediación de Córdoba me parece que, en ese sentido, es mucho más rica, hay mediadores arquitectos, psicólogos y esto da la posibilidad de entender mejor los conflictos que si los abordas desde una sola profesión te quedas corto. Hay que entender que la mediación es más que una práctica jurídica, es intervenir en conflictos entre personas.
– ¿Qué cosas debe tener en cuenta un mediador cuando comienza un proceso de mediación?
-Lo primero que debe saber es que esta es una profesión de ayuda, que se está trabajando para la gente con lo cual esto implica un compromiso ético porque hay personas que van a confiar en uno. Luego, el mediador debe hacer entender a las personas que tienen capacidad para ser protagonistas de los resultados del problema que tienen, porque justamente lo que la mediación hace es reconocer al ciudadano esta capacidad para que pueda proponer y pensar en los distintos escenarios para salir de la situación de conflicto. Por otro lado, el mediador debe ayudar a evaluar a los ciudadanos las consecuencias de la resolución del conflicto en distintos escenarios, la gente tiene que poder entender – por ejemplo- que si va la justicia esto demandará más tiempo y recursos . Y otra cosa importante es que la gente pueda evaluar qué pasa si no se hace nada, porque muchas veces la gente piensa que el conflicto se resolverá solo pero eso también implica un riesgo, dinero, energía. El tiempo no resuelve los problemas, para que los problemas se arreglen tenemos que implicarnos y hay que ayudar a que las personas se impliquen, se responsabilicen y darles herramientas para que pueden entender qué es lo que el otro le está pidiendo. Porque hablando las personas nos podemos entender, pero escuchando nos podemos entender mucho mejor.
“El tiempo no resuelve los problemas, para que los problemas se arreglen tenemos que implicarnos y hay que ayudar a que las personas se impliquen, se responsabilicen y darles herramientas para que pueden entender qué es lo que el otro le está pidiendo”.
Excelente aporte para nuestra comunidad,desde la propia experiencia.Impulsa a seguir el camino de quienes abrazamos la Mediación . Mucho por hacer,con la convicción de lo posible.Muchas gracias!!!
Muy bueno y claro.