El repartidor independiente no era empleado del negocio de panadería y afines

Para el tribunal, no existieron las notas tipificantes de un trabajo subordinado. Además, tuvo en cuenta que el accionante inició la demanda con una mentira, con lo que desvirtuó el concepto del juez respecto de su reclamo

Al interpretar que el actor realizaba el reparto de los productos de panadería de la demandada “Santa Cecilia” de manera autónoma, con su propio vehículo, sin subordinación, como lo hacía con otros productos (carbón, gas envasado) y que faltó a la verdad al manifestar que realizaba tareas dentro del local, la Cámara del Trabajo de Bell Ville, Córdoba, le rechazó la demanda por inexistencia de relación laboral.

El accionante denunció que ingresó a trabajar en la panadería, fondo de comercio continuado por las accionadas, en el mismo lugar y bajo el mismo rubro comercial que los anteriores propietarios, en agosto de 2006, bajo las órdenes de A. M. S. S. y de la razón social Santa Cecilia, prestando tareas como repartidor con vehículo propio hasta el 7/3/2016, de lunes a sábados de 6 a 9, repartiendo productos de panificación.

El demandante relató que, además de encargarse de tareas de reparto, cuando se encontraba en el comercio le hacían realizar tareas de reposición de mercadería de los distintos productos; y que realizaba cobranzas por las cuales algunos clientes, luego de levantar los pedidos, le entregaban los pagos de las operaciones de compra efectuadas con anterioridad, cobros que percibía en efectivo y entregaba a A. M. S. S.

El accionante destacó que durante toda la relación laboral nunca le abonaron un salario sino que le efectuaban entregas a cuenta de $100 por cada día de trabajo, es decir, un pago mensual de $3.000, importe que le abonaron a la fecha del distracto. Relató que a raíz de su reclamo para que aclaren su situación laboral, le negaron tareas y desconocieron sus derechos, por lo que se consideró indirectamente despedido.

La cámara integrada por el vocal Damián Esteban Abad advirtió de las constancias de la causa que la demandada sólo acudió a la tercerización de un servicio (el transporte), que no hace a su actividad específica (la fabricación y comercialización de productos de panadería) para darle mayor agilidad y simplificar su gestión empresarial en el ámbito de la libre contratación.

El tribunal consideró que se trata de un caso de segmentación comercial, no visualizándose en dicha relación contractual entre las partes una estrategia de fuga del ámbito laboral, toda vez que la prestación de servicios impone normas de organización que, por sí solas, no pueden configurar un vínculo de subordinación laboral.

Por otro lado, el juez evaluó que, si bien la falta de exclusividad no es restrictiva del concepto de prestación laboral, el hecho de que el actor también haya repartido carbón y gas da la pauta de que tenía organizada su actividad como empresa de distribución.

A ello el fallo sumó que no usaba ropa que identificara su trabajo para una panadería cuando repartía el pan ni que su vehículo tuviera alguna identificación particular de la demandada, ni que ésta hubiera controlado ni dirigido las tareas de reparto, por lo que no cabe sino calificar al actor como un empresario dedicado al transporte de cargas; es decir, comprometido a brindar un servicio de transporte.

El magistrado sostuvo que no altera esta conclusión que el transportista haya tenido que concurrir a un determinado horario ni que estuviese sujeto a ciertas pautas procedimentales porque ello es inherente a un mínimo orden de organización empresarial. Además, destacó que resultó de singular relevancia la propiedad del vehículo, lo que es más propio de una actividad independiente.

La decisión observó que lo mismo ocurre con la falta de acreditación, contemporánea a la relación, de constancias de haber gozado de alguna de las prerrogativas típicas del contrato de trabajo como el pago de aguinaldo, el goce de vacaciones, el uso de ropa de trabajo o licencias por enfermedad.

Circunstancias

Finalmente, Abad evaluó que quizás por esas circunstancias fue que el actor intentó, en vano, agregar como su tarea habitual dentro del local de la panadería la reposición de mercadería de los distintos productos, lo que fue descartado de plano por los testigos pues ninguno lo vio recibiendo órdenes o directivas, o que hubiera estado “subordinado” a la actividad propia de la panadería.

Por ello, el vocal concluyó que no sólo quedó evidenciado que principió su acción mintiendo, faltando gravemente a la regla básica de lealtad procesal, sino que también “erosionó con ello el resto de su posición defensiva pues debe inferirse que tampoco fue veraz en el resto de sus dichos”, y destacó que “toda conducta mendaz de una parte se erige en un elemento de juicio desfavorable para su autor”.

En definitiva, resolvió que todo lo relacionado genera, entonces, un cuadro absolutamente desfavorable a la posición del accionante, ya que no surgió acreditada la subordinación económica y jurídica que requiere toda relación para ser atrapada por el derecho laboral, y que tampoco existe forma siquiera de presumirlo en los términos del la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), ya que no toda prestación de servicios es relación laboral, y, si bien su existencia hace presumir un contrato de trabajo, su verificación queda sujeta a las circunstancias, las relaciones o las causas que lo motiven; por lo que ordenó el rechazo de la demanda.