La tercera semana del juicio histórico que se sigue en la Cámara Séptima del Crimen por los ataques a 13 bebés recién nacidos, que provocaron la muerte de cinco de ellos, así como por su ocultamiento público, inició este lunes con el testimonio de la mamá de uno de los niños fallecidos. Toda la semana está previsto que sigan las declaraciones de los familiares directos de las víctimas, en busca de que en el proceso queden fijados los hechos. Mientras, está previsto que la semana próxima comience el desfile de profesionales y peritos, cuyos testimonios junto a la lectura de informes, ayudarán a establecer las causas de los decesos y las descompensaciones de los bebés que lograron sobrevivir a los ataques que se dieron en aquellos meses fatídicos que se dieron entre marzo y junio de 2022 en el Hospital Neonatal Ramón Carrillo, de Córdoba.
Y si se trata de acreditar hechos, ese fue precisamente el avance logrado en la jornada de este lunes, en la sala de audiencias de Tribunales II, en barrio Observatorio, de la capital provincial. Fue uno de los últimos casos, muy resonante por lo escandaloso. Sucedió el 6 de junio de aquel año. Fruto de un embarazo completamente normal, nació en un parto sin complicación alguna la pequeña Melody, hija de una mamá de sólo 17 años y con buena salud. La bebé no presentaba signo alguno de inconveniente en su salud y a las pocas horas, según el testimonio de su mamá Brisa, comenzó a mostrar signos preocupantes: no lloraba, no mantenía los ojos abiertos, no amamantaba. A las pocas horas murió y ante la estupefacción del equipo médico, el mismo servicio y sin pedido familiar alguno, denunció el deceso a la Justicia para solicitar una autopsia forense, bajo orden judicial. Fue el caso de Melody uno de los últimos ataques registrados en el Neonatal a recién nacidos. Se trataba de un caso paradigmático: no había razón alguna para que se diera su muerte y la decisión del equipo médico y de las autoridades del hospital, logró que al otro día se diera el último caso conocido de ataque a un bebé.
La declaración de Brisa
Al comienzo de su testimonial, la joven, que tenía 17 años cuando dio a luz, relató: “Era una nena, estaba sana. Lloraba porque ya había nacido. Se la llevaron para el costado de la sala. Después de que terminaron de coserme, me bajaron, me pusieron en la silla de ruedas y me la dieron. De ahí me llevó a la sala de posparto, al frente”.
Ya en la otra habitación, recordó que le dieron té y que su hija estaba “bien” y “tomaba la teta” sin problema: “Estuve como hasta las 7 y media pero en ese tiempo cambió la guardia. Llegó otra enfermera y se quedó ahí. Nos miraba a las tres”.
Luego, recordó que la bebé empezó a llorar y ahí pensó que algo había pasado, algo que pudo ratificar cuando la cambió: “A la bebé le pusimos ropita rosa y un enterito de plush verde agua. A la tarde le encontré un punto rojo atrás y sangre en la ropita. Pensé que la habían limpiado mal”.
Brisa relató que todo cambió días después: “A las 9 de la noche la puse al lado mío. Nos dormimos las dos. Cuando me desperté estaba la luz apagada de la habitación. Me habían dejado la cena, comí. Subí fotos de mi bebé a Instagram. No lloraba, no hacía nada. La empecé a hablar. No respondía. La compañera del lado de mi cama llamó a la enfermera. Se la llevaron a una sala a la izquierda del pasillo. Yo me fui detrás de ella”.
“La enfermera vio a la bebé de Ludmila (madre que estaba en la misma habitación), la tocó y le dijo ‘ella también está mal’ por lo que también se la llevaron”. Sumó.
“Le quisieron dar calmantes y les pregunté por qué, pero no sabían decirme qué le pasaba. Me dijeron que no llamara a mi casa. Lo mismo llamé a mi mamá. Vino el cardiólogo. Pero no me dijo nada y se fue. Yo estaba muy mal. Mi mamá se encargaba de hablar con las enfermeras”, manifestó.
Luego de los diversos encuentros con médicos, confirmaron que la bebé falleció y que como el papá estaba detenido, la velaron para que él la pudiera conocer: “No volvió a ser el mismo, tuvo tres intentos de suicidio”, reveló.
En ningún momento del proceso que se sigue a la enfermera Brenda Agüero, acusada de ser la autora material de los ataques, junto a un grupo de diez exfuncionarios públicos del hospital y del Ministerio de Salud, la mamá de Melody identificó directamente a Agüero.
Brisa Molina identificó a las personas que estuvieron en el parto. Sí atestiguó que en la sala de preparto había “una enfermera con cara de mala”, aunque su memoria no le puede confirmar si era la acusada. Aunque sí, de acuerdo a su testimonio y al de su madre, que la acompañó en todo momento, quedó establecido que el ataque pudo haber sido en dos momentos Cuando la bebé quedó al resguardo de una enfermera cuando apenas nació, que la llevaron a limpiar, a pesar y a vestir, y cuando la pasaron a sala de recuperación y una enfermera la cuidó, mientras la mamá se bañaba y vestía.
En alguno de esos dos momentos, siempre a cargo de alguna enfermera, la bebé Melody volvió con una suerte de pinchazo en la espalda, un puntito rojo. Era el signo de que había sido inyectada con una solución de potasio que le provocó luego la muerte, al verificarse luego en la autopsia, niveles altísimos del elemento, incompatibles con la vida para una criatura.