Diferencian entre tentativa inacabada y desistimiento involuntario de un delito

En una causa, donde se juzgó el accionar de un asaltante que abordó a su víctima en una parada de colectivo pero no pudo concretar el atraco, se debatió cuál era la conducta adjudicable al imputado

"En la tentativa inacabada, precisamente porque todavía el autor no ha realizado todo lo que podía hacer para alcanzar el resultado, a pesar de no contar con obstáculos extraños a su voluntad, es suficiente con no proseguir con su conducta ejecutiva del delito, porque ha cambiado definitivamente de actitud respecto de su finalidad de consumarlo", definió la vocal Aída Tarditti, de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TSJ) el argumento sostenido por la defensa de Braian Nicolás Villarreal, imputado por robo calificado por el uso de armas de fuego en grado de tentativa, para requerir su absolución.

Sin embargo, la jurista refutó el concepto afirmando que, conforme lo acreditado en la causa, el imputado completó la conducta apta para apoderarse de las pertenencias del damnificado, toda vez que lo apuntó al pecho y el abdomen con un arma de fuego cargada, al tiempo que le exigía la entrega de su celular y dinero, y diciéndole entre otras cosas: "qué preferís tus pertenencias o la vida", abandonando su actitud amenazante sólo cuando llegaban otras personas a la parada de colectivo donde se produjo el hecho.

El defensor había alegado que el encartado desistió voluntariamente del delito, al tratarse de una tentativa inacabada al no desplegar todas las acciones posibles para lograr la sustracción, toda vez que el damnificado estaba sólo y el imputado se limitó a revisarlo superficialmente, cuando pudo amenazarlo firmemente, pegarle con el arma, usarla en forma propia, etc., entendiendo que no existió una circunstancia externa que le impidiera lograr sus fines furtivos.

Al respecto, la vocal recordó que la defensa había alegado que el encartado desistió voluntariamente del delito, ya que se trata de una tentativa inacabada al no desplegar todas las acciones posibles para lograr la sustracción, toda vez que el damnificado estaba solo y el imputado se limitó a revisarlo superficialmente, cuando pudo amenazarlo firmemente, pegarle con el arma, usarla en forma propia, etc., entendiendo por ello que no existió una circunstancia externa que le impidiera lograr sus fines furtivos.

Sin embargo, Tarditti refutó que si el desapoderamiento no se produjo no fue precisamente porque el encartado debiera hacer algo más, sino debido a que el damnificado escondió su teléfono, motivo por el cual el acusado no lo encontró, sumado a que comenzaron a arribar otras personas al lugar.

Por lo tanto, el delito no se produjo por circunstancias extrañas a la voluntad del imputado, las cuales constituyeron la causa determinante del desistimiento impuesto a este.

Tarditti concluyó, en criterio compartido por sus pares Sebastián López Peña y María Marta Cáceres , que se produjo un desistimiento involuntario del delito, por lo que el tribunal de mérito calificó acertadamente el hecho como tentativa y confirmó la pena de cinco años y seis meses de prisión, diferenciándolo de la tentativa inacabada.

El hecho

El análisis en cuestión fue efectuado al tratar el recurso de casación de la defensa, en una causa donde el acusado abordó a Cosme Mejía Miyakawa cuando éste esperaba el ómnibus para dirigirse a su trabajo.

Según las constancias, la víctima no opuso resistencia, aunque alcanzó a esconder su móvil entre las ropas y Villarreal no pudo encontrarlo, pese a realizar una rápida requisa, de la que desistió porque otros transeúntes aparecieron oportunamente.

Acto seguido, ante la presencia de un móvil policial que patrullaba el sector, la víctima pidió ser socorrida y señalando al ladrón que huía. Los agentes emprendieron la persecución y detuvieron a Villarreal a un par de cuadras del lugar, encontrándole entre sus ropas un arma cargada y operativa.

La defensa del imputado aducía, entre varias observaciones -y además de sostener que el accionar de Villarreal fue una tentativa incabada-, que la sentencia del tribunal a quo violentó las reglas de la sana crítica racional en la valoración de la prueba, asignándole una entidad que no poseen.

En particular, el embate apuntó a "un cambio radical" entre las declaraciones de la víctima durante la instrucción y el debate en cuanto a la cantidad de sujetos activos, el objeto del supuesto delito, el supuesto señalamiento de los asaltantes a la policía por parte de la víctima y no haber reconocido al sujeto aprehendido por la policía, no obstante lo cual el magistrado alegó un supuesto temor de la víctima para asignar credibilidad principalmente a la primera en relación a la intervención del encartado.

No obstante, para el TSJ la referencia del sentenciante relativa a que el damnificado lució atemorizado y nervioso al prestar declaración en el juicio, según cuestiona el recurrente, es una apreciación que aquél adquirió mediante la inmediación durante el debate. "La inmediación es un límite para el tribunal casatorio (CSJN, 20/9/2005, "Casal") porque remite a una percepción directa sin intermediación de testimonios o documentos, que puedan contrastarse por otro tribunal diferente al que adquirió esa apreciación", se resaltó.

Autos: “VILLARREAL, Braian Nicolás p.s.a. robo calificado por el uso de armas de fuego en grado de tentativa, etc. -Recurso de Casación-” (SAC 6475264)