ESCUCHARTras nueve meses de debate oral, el cura Julio César Grassi, acusado por 17 hechos de abuso sexual, corrupción de menores y amenazas en perjuicio de tres jóvenes que, cuando eran menores de edad, estaban bajo su cuidado en la Fundación Felices los Niños, fue condenado ayer a 15 años de cárcel .
Así lo determinó el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Morón que lo encontró culpable en dos de los hechos que se le imputaban, ambos cometidos contra el denunciante conocido como “Gabriel”. La pena aplicada al sacerdote no significó la privación de su libertad, al menos hasta que la sentencia quede firme.
Según determinaron los jueces Luis María Andueza, Mario Gómez y Jorge Carreras, Grassi no podrá acercarse a los jóvenes denunciantes y a otros chicos en lugares privados o a solas, a la vez que le prohibieron la salida del país.
Cabe recordar que durante los alegatos, el fiscal Alejandro Varela había pedido 30 años de prisión, mientras que la querella encabezada por Juan Pablo Gallego solicitó 37 años.
Incidentes
Tras la lectura del fallo, se desataron graves incidentes en la puerta de los tribunales porteños entre seguidores del cura y grupos que habían llegado al lugar apoyando una posible condena.
Al conocer el veredicto, Grassi la calificó como de una “injusticia tremenda” y sostuvo sentir “mucha tristeza”. “Para mí esto es una mancha. Siento indignación por esta resolución que nada tiene que ver con la verdad. Demolimos la prueba, que era simplemente una acusación verbal y a pesar de eso me terminaron condenando. No existe prueba que acredite la condena. Es una vergüenza”, concluyó.
A su turno, el abogado Sergio Piris, representante de “Gabriel”, aseguró que apelará la decisión de que Grassi no vaya a prisión, pero por otra parte se demostró conforme con la pena de15 años. A criterio del letrado había pruebas suficientes para condenar al cura por los otros dos casos y también destacó que “la personalidad de Grassi es complicada y hay posibilidades de cualquier cosa”, al referirse a la posibilidad de una fuga.
La Iglesia argentina tuvo en los últimos cinco años al menos dos sacerdotes condenados por abuso de menores. El cura Luis Sierra fue sentenciado en el 2004 a ocho años de prisión por abusar sexualmente de tres monaguillos y en noviembre de 2007 condenaron Mario Napoleón Sasso a 17 años por abusar de un grupo de niñas de entre 11 y 14 años.
