En Aviñón, Francia, terminó el juicio en contra de 50 hombres por abusar sexualmente de Gisèle Pelicot, de 72 años a la fecha, sometida químicamente durante una década por su ahora ex esposo, Dominique Pelicot. El próximo 20 de diciembre se conocerá la sentencia.
El juicio comenzó en septiembre. Gisèle Pelicot decidió que fuera público para visibilizar la posibilidad de ser víctima de una sumisión química en el hogar y postuló que “la vergüenza debe cambiar de bando”; es decir, pasar de la víctima a los acusados.
En la última audiencia, la mujer dijo: “Desde el inicio de este juicio escuché muchas cosas increíbles e inaceptables, pero así es como debía desarrollarse: sabía a qué me exponía al rechazar el proceso a puerta cerrada”.
Y sumó: “Reconozco que el cansancio hoy se siente. Estuve omnipresente. Y me cuesta mucho cuando se dice que prácticamente es una banalidad haber violado a la señora Pelicot. Con todo lo que he escuchado en esta sala, este es el juicio de la cobardía”.
Gran parte de los 50 hombres que se sentaron en el banquillo (en realidad, más de 80 debieron estar allí, pero la policía no pudo identificar a todos y uno fue enjuiciado en ausencia porque se dio a la fuga) dijeron haber sido “coaccionados” o “drogados” y que no sabían lo que estaban haciendo de noche, en la casa de un desconocido que les ofreció el cuerpo inerte de su esposa, previa cita por internet.
Durante más de 10 semanas, Gisèle Pelicot escuchó las explicaciones de los encausados por agredirla sexualmente mientras estaba inconsciente tras ser drogada por su esposo.
La mayoría dijo que fueron a su casa “atraídos” por su marido, creyendo que iban a hacer un trío que ella había consentido. Otros aseguraron que fueron “atrapados” o también drogados.
Dominique Pelicot se declaró culpable de mezclar somníferos con la comida y bebida de su esposa durante casi una década y de invitar a extraños, que conoció principalmente por internet, a ir a la casa que alquilaron, ya jubilados, en el sur de Francia, para unirse a él y violarla.
Los acusados son hombres que representan la clase media y trabajadora. Hay comerciantes, bomberos, camioneros, un periodista y un enfermero. Sus edades oscilan entre los 26 y los 74 años. La mayoría vive cerca de Mazan, la ciudad a la que los Pelicot se retiraron en 2013. Muchos están casados o tienen pareja. La mayoría tiene hijos.
El tribunal escuchó a sus esposas, padres, amigos e hijos, quienes, en general, los definieron como personas buenas y amables.
Alrededor de 15 de ellos, incluido Dominique Pelicot, se declararon culpables. El principal acusado dijo muchas veces que los demás eran conscientes de lo que estaba ocurriendo.
Desmayos
Los abogados defensores interrogaron a Gisèle Pelicot por última vez hace una semana y expusieron teorías. Uno señaló que como ella estuvo bajo el “control” de su marido, dirigida y engañada durante al menos 10 años, hizo lo mismo con su asistido. Otro aseguró que la mujer parecía sentir más simpatía por su ex que por los demás acusados y que seguía “sometida” a él.
Gisèle Pelicot afirmó que, si bien es posible que los manipulara para llevarlos a la vivienda, una vez que estuvieron en el dormitorio y vieron su estado, debieron irse y acudir a la policía.
El juicio conmocionó a Francia y al mundo y generó preguntas incómodas sobre las relaciones entre hombres y mujeres, la prevalencia de la violación y las concepciones del consentimiento.
Gisèle Pelicot declaró que conoció al padre de sus tres hijos (una mujer y dos hombres) cuando eran adolescentes y que vivieron juntos y felices durante 50 años. Afirmó que no tenía idea de que él la había estado drogando, aunque sufrió síntomas raros, como desmayos y “lagunas mentales”, y visitó a muchos médicos porque temía padecer la enfermedad de Alzheimer.
Narró que su ex siempre la llevaba a sus turnos y que ella valoraba su apoyo.
Por las pruebas y antecedentes recopilados en el caso, la familia Pelicot cree que el hombre también abusó de su hija, Caroline, e incluso de sus nietos, algo que él niega. Sobre la fotografía de su hija desnuda que encontraron en su computadora, dijo que no recordar haberla tomado.
La sumisión química es la administración de sustancias con efectos psicoactivos a una víctima de forma forzada y sin su consentimiento ni conocimiento.
El objetivo es “modificar su estado de consciencia, alterar su comportamiento o anular su voluntad, en general con el fin de agredirla sexualmente”.
Se produce de varias formas: administrando las drogas o sustancias en la bebida de la víctima, en un pinchazo a través de una aguja hipodérmica o cuando el agresor se aprovecha de que la persona ya está bajo los efectos de alguna sustancia.
Provoca amnesia anterógrada, sedación, alucinaciones y desinhibición.
Se trata de un modo de agresión que puede pasar inadvertido para la víctima, para sus amistades e incluso para el personal médico.
El caso se generó en 2020, cuando Dominique Pelicot fue detenido por filmar mujeres en un centro comercial. La Policía francesa incautó sus dispositivos móviles y descubrió las grabaciones de los abusos a su mujer.