Mónica García de Targa, la fiscal que investiga el crimen de Luis Espinoza -el trabajador rural que fue visto con vida por última vez en Simoca- consideró que los policías detenidos por el hecho llevaron a cabo un “despliegue importante” para hacer desaparecer el cuerpo, con el fin de que “nunca fuese encontrado” como, finalmente, sucedió, en un barranco de Catamarca.
La titular de la Fiscalía de Instrucción I del Centro Judicial de Monteros aseguró que la cantidad de pruebas en contra de los nueve policías y dos civiles imputados por el crimen es “inmensa” y pidió su encarcelamiento preventivo. Les enrostra privación ilegítima de libertad seguida de muerte y desaparición forzada; ello así, porque negaron información sobre el paradero del joven y ocultaron sus restos.
“Es un hecho muy complejo, todos cumplieron roles, los cuales están definidos”, expuso.
En esa línea, detalló que está probado que el cuerpo fue trasladado hasta la comisaría de Monteagudo y que desde allí cuatro personas lo llevaron a más de 100 kilómetros, cruzando el límite con Catamarca.
Espinoza fue atacado el 15 de mayo por la Policía de Tucumán durante un operativo realizado por un festival de caballos en el paraje de Melcho. Su cadáver apareció una semana después en territorio catamarqueño, envuelto en bolsas de plástico.
Los resultados de los peritajes realizados en el Laboratorio de Criminalística del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) determinaron que la bala que impactó en uno de los omóplatos de la víctima salió del arma reglamentaria Jericho calibre 9 milímetros de unos de los encartados.