El Senado de Estados Unidos confirmó el nombramiento de la candidata del presidente Donald Trump, Amy Coney Barrett, de 48 años, como nueva integrante de la Corte Suprema, que quedó integrada con mayoría conservadora (seis a tres).
La designación fue formalizada con 52 votos a favor y 48 en contra y la magistrada juró ante el primer mandatario.
La nueva vocal, que profesa la fe católica y es madre de siete niños, ocupa el sillón que dejó vacante el icono progresista y feminista Ruth Bader Ginsburg, recientemente fallecida.
Durante su mandato, Trump designó a tres de los nueve integrantes de la Corte -la máxima instancia judicial y fuente de jurisprudencia del país-, además de a 163 jueces de distrito y a 53 miembros de tribunales de segunda instancia.
Coney Barrett llegó a su nuevo cargo gracias a una reforma sancionada durante el segundo mandato del demócrata Barack Obama, que facultó al Senado para nombrar jueces y funcionarios con mayoría simple.
Coney Barrett modificará considerablemente el equilibrio del alto tribunal. Los demócratas advirtieron que con su voto se podría anular la histórica decisión de “Roe versus Wade”, de 1973, sobre el derecho al aborto.
El 10 de noviembre, la Corte Suprema examinará un recurso contra esa jurisprudencia.