El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue internado de urgencia ayer en San Pablo para ser sometido a exámenes ante una posible obstrucción intestinal. Hasta anoche no tenía previsión de alta, aunque su estado fue calificado de “estable”, según un parte médico.
“El presidente Jair Messias Bolsonaro ingresó en la unidad a la madrugada de este lunes debido a un cuadro de suboclusión intestinal; está estable, en tratamiento y será evaluado durante la mañana; por el momento, sin previsión de alta”, dijo un comunicado del hospital privado Vila Nota Star.
Anoche, un nuevo parte agregó que el paciente “presentó mejor clínica después del uso de sonda nasogástrica, evolucionando sin fiebre o dolor abdominal” y que “hizo una corta caminata por el pasillo del hospital”.
No obstante, aclaró que permanecía “en tratamiento clínico” y que todavía no había “una evaluación definitiva sobre la necesidad de intervención quirúrgica”.
Bolsonaro, de 66 años, tiene problemas recurrentes y ya tuvo cuatro cirugías estomacales, luego de haber sufrido en 2018 un atentado con un cuchillo por parte de un hombre con problemas mentales considerado inimputable e internado en una cárcel de máxima seguridad, durante un acto de su campaña electoral en Minas Gerais, algo que le valió una explosión de popularidad para vencer el pleito.
El presidente debió interrumpir a la 1.30 de hoy sus vacaciones en el estado sureño de Santa Catarina, para trasladarse al hospital en San Pablo, en un avión de la Fuerza Aérea junto con familiares y una comitiva.
En tanto, el cirujano Antônio Luiz Macedo, quien operó a Bolsonaro en septiembre de 2018 y lo está siguiendo clínicamente, anunció que regresará de sus vacaciones en Bahamas para ocuparse personalmente de la salud del presidente.
El vicepresidente, general Hamilton Mourao, de vacaciones en una base militar en una playa del estado de Bahía, dijo que tal vez no fuera necesario que asuma como jefe del Ejecutivo, debido a que Bolsonaro trabajó en otras internaciones.