Contrario a todo lo que habían anticipado las encuestas, la diferencia entre el primero y el segundo fue estrechísima, lo cual impactó fuertemente en el oficialismo. Se inicia una vertiginosa campaña con miras al 22 de noviembre para elegir al presidente que sucederá a Cristina Fernández.
Por Adolfo Ruiz – [email protected]
En una elección cuyos resultados difirieron rotundamente de lo anticipado por las encuestas, anoche se confirmó un escenario de segunda vuelta electoral, en el que Mauricio Macri y Daniel Scioli se disputarán la presidencia el próximo 22 de noviembre.
Por primera vez en su historia, Argentina elegirá a su presidente por medio de un balotaje, mecanismo que se incorporó a la legislación con la reforma de 1994, pero que en las sucesivas elecciones nunca se había empleado debido a que todos los ganadores (a excepción de 2003, cuando el más votado fue Carlos Menem pero luego renunció), consiguieron imponerse sumando más de 45% de los votos.
Luego de una exasperante demora para la difusión de los primeros datos, algo que ocurrió pasada la medianoche, resultaron sorpresivos los primeros guarismos que ubicaron a Mauricio Macri, del frente Cambiemos, por encima de Daniel Scioli, del Frente para la Victoria. La evolución de los datos, con la carga de las urnas de Buenos Aires fue achicando luego la diferencia, al punto que al cierre de esta edición se esperaba que Scioli pasara al frente, aunque por estrecho margen.
Tales guarismos terminaban dándole un marco más contundente al encendido discurso que media hora antes había brindado Macri en su búnker en la ciudad de Buenos Aires cuando, luego de saludar a la militancia, no dudó en considerar: “Lo que ha sucedido en el día de hoy cambia la política del país”.
“¡Qué noche!”, exclamó el jefe de gobierno porteño, causando algarabía. “Lo que ha sucedido en el día de hoy cambia la política del país”, exclamó.
Basándose en datos de mesas testigo, ya que a esa hora aún no había cifras oficiales, Macri agradeció el acompañamiento de quienes lo votaron. “Esa confianza que depositaron con su voto me emociona y me llena de responsabilidad porque los desafíos que nos esperan no son fáciles ni simples”.
Adelantándose a lo que será la campaña con miras a la segunda vuelta y que empezó anoche mismo, Macri se dirigió a sus militantes invitándolos a salir a la calle “con la grandeza de saber aprender de nuestros errores, saber escuchar a aquéllos que piensan distinto, de poner la energía en construir ese futuro y no buscar revanchas del pasado”.
“Quiero decirles que estoy acá de buena fe y con buenas intenciones. No estoy acá por una cuestión de vanidad ni de desesperación por el poder. Estoy acá porque ustedes me convencieron”, dijo el candidato de Cambiemos. Buscando diferenciarse de sus contrincantes, remató: “Yo no quiero tener la verdad ni demostrar que soy infalible. Quiero ayudarlos a crecer”.
“Por eso, hoy empieza una etapa hasta el 10 de diciembre, para que cada uno asuma esto de la política, que se comprometa y que participe. Los invito a conquistar nuestro futuro. Dependerá de cada uno de nosotros. Y, a partir del 10 de diciembre, cada día vamos a estar un poco mejor”, concluyó, en medio de la algarabía de sus partidarios.
Scioli, preparado para el balotaje
“Nuestro pueblo habló y hablará en las urnas”, saludó Daniel Scioli desde el palco montado en el estadio Luna Park, búnker del Frente para la Victoria. “Este triunfo y esta nueva demostración de confianza, nos convoca a todo nuestro espacio político a actuar con mucha responsabilidad”, decía el gobernador bonaerense cuando todavía no se conocían datos oficiales sobre la elección y se lo daba por seguro ganador.
A sabiendas probablemente de que el escenario no lo favorecía demasiado, se adelantó a criticar a su adversario del 22 de noviembre. “Existen dos visiones muy diferentes del presente y del futuro de Argentina que están en juego. Y ratificamos que nuestra prioridad son los humildes, los trabajadores y la clase media”, dijo el candidato.
Buscando transmitir el mensaje de continuidad, Scioli destacó que “los cambios tienen que ser cambios para adelante, y no para atrás”. “Hoy estoy más convencido que nunca que los argentinos no quieren volver al ajuste, a la devaluación, al endeudamiento”.
Y entonces aludió ya sin rodeos al líder de Cambiemos, al señalar: “Si fuera por Macri, no tendríamos Asignación Universal por Hijo, ni YPF, ni Aerolíneas Argentinas, ni recuperación de los ferrocarriles, y le hubiéramos pagado a los fondos buitres sin condicionamientos”.
Repitiéndose sobre su clásico libreto, Scioli insistió en “la fuerza del optimismo que moviliza, frente a la resignación que paraliza”. Defendió entonces el actual proceso político, el cual “demostró que sólo se puede crecer distribuyendo y empujando desde abajo para arriba para levantar todo y seguir construyendo la patria, y no de arriba para abajo, con un círculo rojo que lo quiere aplastar todo”.
Como una suerte de “garantía de continuidad”, aseguró que de ser presidente habrá de “cuidar lo que tanto nos costó conseguir y de cambiar lo que hay que cambiar. Porque hay una evolución permanente, interpretando las nuevas demandas”.
Ya decidido a buscar el voto en la segunda vuelta, pidió a su militancia el acompañamiento.
Y también se dirigió al resto del electorado. “A quienes antes eligieron otras respuestas, los convoco muy especialmente, porque llegó el día en que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Por eso, con toda mi buena voluntad convoco a los indecisos e independientes para esta agenda de gran futuro del desarrollo. Seguiré buscando puntos de encuentro necesarios para alcanzar la victoria de todos los argentinos”, concluyó.