viernes 22, noviembre 2024
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Rinden homenaje por los 20 años de la declaración de la Manzana y estancias jesuíticas de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad

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La Universidad Nacional de Córdoba junto a la Agencia Córdoba Cultura y la Municipalidad de Córdoba celebrarán hoy el vigésimo aniversario de la declaración de las Estancias y la Manzana Jesuítica de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

“Pese a las dificultades propias del año, marcado por la crisis sanitaria del Covid-19, la significancia de este legado y de su denominación como patrimonio mundial, obligan a recuperarlo, revalorarlo y conmemorarlo”, destacan desde la universidad.

El antiguo complejo de la Manzana Jesuítica, junto con las estancias homónimas, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en noviembre del año 2000 en la ciudad de Cairns (Australia).

Se transformó así en un ámbito musealizado que comprende no sólo la antigua sede de la Universidad Nacional de Córdoba, sino también la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Capilla Doméstica, la Residencia y el Colegio de Monserrat.

El circuito jesuítico de Córdoba se completa con cinco estancias ubicadas en el interior de la provincia: la Casa de Caroya (1616), las estancias de Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1643) y La Candelaria (1683).

Para sostener las actividades de sus colegios, los jesuitas generaron una serie de emprendimientos productivos en el interior del territorio provincial. Estas estancias, donde floreció la producción agrícola y vitivinícola, poseen remarcables valores arquitectónicos en sus construcciones, en especial en las iglesias y ámbitos de la residencia que se han mantenido hasta el presente.

Reconociendo estos valores patrimoniales únicos -asociados a los testimonios jesuíticos en Córdoba- la Unesco los ha inscripto en la lista de Patrimonio de la Humanidad bajo la figura de “serie de conjuntos”.

¿Qué significa el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad?

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) promueve la identificación, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad.

El patrimonio es el legado que hemos recibido del pasado, lo que vivimos en el presente y lo que transmitimos a las futuras generaciones. Todos los países tienen sitios y monumentos de interés local o nacional, pero para que sea considerado “patrimonio mundial” es necesario que, además, posea un “valor universal excepcional”.

La declaración de un bien como patrimonio de la humanidad es un privilegio y un prestigio para el país, para sus responsables políticos y culturales y para los ciudadanos más directamente relacionados con el referido “Bien Patrimonio de la Humanidad”. Pero al mismo tiempo es una gran responsabilidad, ya que deben mantener su conservación y protección, así como profundizar en su estudio con el fin de que este patrimonio pueda contribuir a la educación integral de otras personas y pueblos.

Acto central

El 29 de noviembre del 2000, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad al conjunto arquitectónico compuesto por la Manzana Jesuítica (conformada por el Colegio Monserrat, la Iglesia y la Residencia de la Compañía de Jesús; a cargo de la UNC) y las estancias jesuíticas de Jesús María y Alta Gracia (ambos museos nacionales), Colonia Caroya y La Candelaria (a cargo de la Agencia Córdoba Cultura) y Santa Catalina (establecimiento privado).

Al cumplirse 20 años de esa declaración por demás significativa para la cultura, el arte, la arquitectura y la historia cordobesa, la UNC junto a la Agencia Córdoba Cultura y la Municipalidad de Córdoba, realizarán un acto conmemorativo central este lunes a las 19:00 horas, con estricta aplicación y cumplimiento de los protocolos sanitarios vigentes, en los espacios del Salón de Grados, Patio Central y Claustros de la Universidad Nacional de Córdoba (Manzana Jesuítica de Córdoba).

El acto central se llevará a cabo con la participación de las autoridades organizadoras. Tendrá lugar en los espacios del Salón de Grados, Patio Central y Claustros de la Universidad Nacional de Córdoba (Obispo Trejo 242) y también se transmitirá por el canal oficial de Youtube de la Universidad Nacional de Córdoba.

La celebración contará con la presentación del Ensamble de Cámara de la Banda Sinfónica de la Provincia de Córdoba y se descubrirán placas alusivas.

Además, se dará a conocer una aplicación, desarrollado por la Agencia Córdoba Turismo con el aval de la UNC, el Colegio Nacional de Monserrat y la Compañía de Jesús, que propone un recorrido virtual multimedia por el espacio de la Manzana Jesuítica en su conjunto. Incluye videos, fotografías, audioguías y textos informativos sobre cada uno de los edificios que la componen.

Asimismo, se prevé la inauguración de las obras de iluminación, apresto urbano y puesta en valor de la Manzana Jesuítica y zona circundante, que llevaron a cabo la Municipalidad de Córdoba y la Agencia Córdoba Turismo de la Provincia.

Legado jesuita y un pasado de esplendor

San Ignacio de Loyola, fundador de la Orden, nació en 1491 en el seno de una familia noble y militar. Hacia 1522 decidió dejar las armas y sumarse a las huestes de la iglesia. Con sus estudios iniciados para ordenarse como sacerdote, conoció en París a Francisco Javier Diego Lainez, Pedro Fabro y Alfonso Samerón, con quienes compartiría la formación de la Compañía de Jesús, bajo el lema “Para mayor gloria de Dios”.

Desde allí lucharían por la educación de la juventud y las misiones evangelizadoras en los nuevos territorios conquistados. Desde entonces, la Orden de San Ignacio de Loyola sería conocida por el prestigio académico de sus colegios y universidades.

Los jesuitas se radicaron en Córdoba a principios de 1599 y fundaron el noviciado hacia 1608, luego el Colegio Máximo en 1613 -actualmente, la UNC- y el Convictorio de Monserrat, en 1687. El Colegio Máximo fue el origen fundacional de la Universidad Nacional de Córdoba, la cuarta en antigüedad en América y que, precisamente, caracterizó a la ciudad como “la docta”.

Sin embargo, toda esa obra sería interrumpida el 12 de julio de 1767, cuando Carlos III a través de una real Cédula, ordenó la expulsión de los jesuitas de España y, por lo tanto, de América. El teniente del rey, sargento mayor Fernando Fabro, fue el portador del terrible mandato. Mantuvo a los jesuitas en el refectorio (comedor) del Colegio Máximo hasta el 22 de julio. Entonces, fueron subidos a carretas y trasladados hasta Buenos Aires, donde serían posteriormente embarcados en una fragata con destino a Italia.

Los jesuitas regresarían a la Compañía de Jesús recién en 1860. Mucho era lo que había ocurrido desde su partida. Los que otrora fueran sus bienes habían sufrido distintas suertes: la Universidad y el Colegio de Monserrat pertenecían al Estado nacional, las estancias a particulares y la iglesia presentaba terribles pérdidas.

Actualmente, la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Universidad con su magnífica biblioteca, y el Colegio de Monserrat ofrecen el testimonio de lo que una vez fue un esplendoroso complejo.

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