Las personas que se pierden en el más alto cerro cordobés continúan siendo una problemática a resolver no sólo por las consecuencias humanas sino también por el costo económico que conlleva. Una idea de un egresado de la Universidad Nacional de Córdoba propone un conjunto de 16 equipamientos estratégicamente distribuidos en el terreno que combinan técnicas de construcción de los pueblos originarios con nuevas tecnologías
Por Luz Saint Phat – [email protected]
Los proyectos que desarrollan investigadores, estudiantes, emprendedores, organizaciones sociales y empresas muchas veces no sólo están destinados a mejorar ganancias y desempeños profesionales específicos sino que intentan solucionar problemáticas recurrentes en las comunidades.
Éste es el caso de un proyecto de un egresado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), desarrollado hace un par de años, que propone un conjunto de equipamientos de refugio para quienes se extravían en el cerro Champaquí, de la provincia de Córdoba.
Los rescates continúan siendo una problemática, no sólo referida a cómo afecta la situación a quienes se pierden sino también en términos económicos. Así, lo interesante del proyecto es que propone un ahorro de hasta medio millón de pesos anuales mediante una inversión de dos millones y medio para un conjunto de 16 refugios, que podría aplicarse en un plan de prevención a 20 años -datos estimados a 2015-.
Otro factor interesante es que la propuesta recupera ventajas del territorio mismo del cerro cordobés, impactando mínimamente sobre el ambiente, a la vez que incorpora nuevas tecnologías. El proyecto fue desarrollado por el arquitecto Tomás Ortega, quien lo presentó como tesis para graduarse en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD), de la UNC.
Situación
“Este cerro es una de las siete maravillas naturales de Córdoba. Unas 35 mil personas por año intentan llegar a su cumbre, que es la más alta de la provincia. El dilema se presenta cuando alguno se extravía y demanda operativos de rescate”, dice Ortega en la memoria descriptiva del proyecto.
Indica también que, al momento de el relevo para anclar la importancia de la problemática, pudo conocer que se extravía un promedio de 100 personas por año.
“En total, estas situaciones demandan de 30 a 40 rescates (promedio por año), de los cuales por lo menos tres implican grandes recursos económicos y despliegue”, señala el texto consultado por Comercio y Justicia.
“Esto se debe a que los visitantes subestiman el cerro y las dificultades que presenta: su topografía irregular, su clima variable (zona con tormentas muy intensas) sus senderos difusos y serpenteantes y los constantes cruces de cauces de agua” indica el proyectista.
“De esta manera, me surgió la idea de la tesis y me propuse realizar un conjunto de refugios destinados a los extraviados en el cerro. La intención del proyecto es disminuir los riesgos para los pobladores y visitantes, obteniendo operativos de rescate más efectivos, reduciendo su tiempo y costo”, aclara el documento.
Así, el proyecto tiene tres objetivos principales: disminuir riesgos de peligro para las personas, proteger los recursos económicos de la Provincia y preservar el paisaje natural.
Funcionamiento y materiales
El proyecto contempla específicamente la construcción de 16 refugios distribuidos estratégicamente en distintas zonas del “Champa”, que conforman una red complementaria con el servicio de rescate de la Provincia.
“Con el desafío de construir en un área donde es difícil la logística de llevar los materiales, se generan refugios rescatando patrones de los pueblos originarios de la región, complementando con nuevas tecnologías”, señala la propuesta.
“Relevé más de 50 aleros y cuevas en los alrededores de los senderos existentes. Los primeros en descartar fueron los que detecté que tenían valor de patrimonio arqueológico”, indicó Ortega.
“Luego, la selección fue realizada por cuestiones de cercanía de los lugares donde se han registrado personas extraviadas o accidentes. También tomé en cuenta un patrón de cercanías a cuencas de aguas, que generan una barrera visual, física y auditiva que sirve para encontrar fácilmente a los refugios. En tanto, la selección final fue dada por la orientación favorable del alero o cueva y su dimensión”, agregó el arquitecto.
En tanto, producida una situación de extravío, se accionan balizas que pueden observarse desde lejos por los visitantes para que puedan llegar a los refugios.
En el interior, un conjunto de sensores y cámaras toman registro de quien está en el lugar, que sirven para dar aviso a la policía, bomberos y grupos de rescate.
Una vez monitoreado, el equipo de rescate puede darse cuenta si la persona que ingresó posee alguna dificultad y necesita ser asistida.
Este sistema, según se detalla, funciona por Internet de 3G y/o radio de frecuencia, y es asistido a su vez por una antena inmediata al refugio, que crea una red, “como si varios routers se fueran pasando una señal de un refugio a otro”, dice el proyecto del egresado de la FAUD.
“Esta red también es utilizada para un soporte de prevención, creando una aplicación de celular, donde se registra a los visitantes en el ingreso al cerro y se va haciendo un chequeo del avance en el sendero”, explica la propuesta.
En tanto, en el interior del refugio existe un equipamiento compuesto por un botiquín de primeros auxilios, provisiones y camilla desplegable; un equipo de monitoreo y radio de comunicación; y un sistema de calefacción para prevenir la hipotermia en los extraviados.
En cuanto a los materiales, se utilizan distintos insumos que se trabajan in situ: cuevas y pideras recolectadas en el lugar, paja seca y tierra con vegetación propia del territorio.
En tanto, también se incluyen componentes prefabricados: paneles frigoríficos con uniones metálicas y burletes, que contienen la caja de primeros auxilios y el equipo de informática y comunicaciones.
EN CIFRAS
UNA PROBLEMÁTICA QUE CRECE EN NÚMEROSSegún los datos relevados en el proyecto de grado de Tomás Ortega, entre 2010 y 2015 estos problemas han tenido una tendencia de crecimiento en cuanto a cantidad de víctimas y de rescates. Así, mientras en el primer año de la década se contabilizaban unas 75 vícitmas de extravíos, la cantidad de rescates eran cercanos a ochenta. En tanto, en 2015 las víctimas ascendieron a casi 120 y los rescates fueron alrededor de 50.