Los Juegos Olímpicos de 2028, en Los Ángeles, tendrán cinco nuevos deportes: críquet, lacrosse, béisbol, flag-football y squash.
A más de 100 años de figurar en la edición de París 1900, el críquet -que tiene unos 2.500 millones de fanáticos y es el segundo deporte más popular del mundo- regresará a los juegos.
El críquet domina en la India. Para dimensionar su importancia, cabe decir que el jugador de Virat Kohli es el tercer deportista con más seguidores en redes sociales, con 314 millones (más que LeBron James, Tom Brady y Tiger Woods combinados).
El lacrosse también fue olímpico. Formó parte de dos JJOO, en 1904 y en 1908. Luego, fue deporte de demostración en 1928, 1932 y 1948.
Se trata de una disciplina con raíces indígenas (los cheroquis, por ejemplo, la definían con una palabra que significa “pequeña guerra”) y es la primera en equipo del continente americano. El objetivo es marcar un gol llevando la pelota, que es de goma, en el bolsillo del stick (un palo con una red) hasta el arco del rival. Hay distintas modalidades, pero la olímpica será el sixes: seis contra seis en partidos de 32 minutos, repartidos en cuatro tiempos de ocho, en un campo de 55 por 30 metros.
En tanto, el béisbol y su versión femenina, el softbol, se disputaron en Tokio 2020, pero cayeron del listado de los próximos JJOO de París 2024. Su regreso a Los Ángeles se debe, en parte, a su enorme importancia en el país anfitrión.
Así, en rigor, los deportes que harán su debut olímpico en Estados Unidos en poco menos de cinco años son el lag-football y el squash.
El lag-football es parecido al fútbol americano de la liga estadounidense NFL, pero con un formato reducido de cinco integrantes por equipo y sin contacto físico: para detener al oponente hay que quitarle una de las cintas que porta a ambos lados de la cadera.
El squash ya es renombrado en todo el globo y entre los 10 primeros de la clasificación mundial, hombres o mujeres, están representados cuatro continentes.
Los primeros registros históricos de lo que hoy conocemos como squash tienen casi dos siglos. Vienen de Inglaterra; concretamente, del Colegio Harrow, entre 1820 y 1840.
Sin embargo, comenzó a gestarse alrededor de una década antes, en la prisión Fleet, en Londres. Allí, los presos -casi todos condenados por deudas de impuestos- usaban raquetas para pegarles a pelotas y estamparlas contra las paredes del lugar.
Lejos del mundo del tenis, los internos del penal ensayaron y diseñaron un nuevo esparcimiento: el “rackets”.
Se ignora cómo llegó hasta Harrow, pero lo cierto es que los alumnos se entusiasmaron con la práctica y así nació el squash, que no tardó en hacerse conocido en otras escuelas británicas.
Los chicos descubrieron que una pelota de rackets pinchada podía servir también, ya que al chocar contra la pared con cierta potencia producía un intercambio con mayor variedad de golpes. Con ello desarrollaron nuevas destrezas y exigieron sus físicos, porque la bola casi no rebotaba en el piso.
En 1864 el squash fue declarado oficialmente un deporte y se construyeron las primeras cuatro canchas en Inglaterra. Empezó a expandirse en las colonias del Reino Unido y, eventualmente, llegó a América; específicamente a Canadá, promediado 1880.
Se introdujo en Estados Unidos gracias al director de un colegio de Concord (New Hampshire), James Conover, quien vio un partido en Montreal. Le pareció que sería un deporte ideal para sus alumnos y en noviembre de 1882 escribió al respecto en la revista escolar: “Es la experiencia universal, que por salud y por una mayor perfección en el juego, el hombre promedio debería jugar una pelota por día”.
A comienzos del siglo XX ya había canchas en colegios, universidades y algunos domicilios particulares. El squash creció y su estructura administrativa se desarrolló. Las primeras asociaciones nacionales fueron la Asociación Estadounidense de Squash Rackets, en 1907, y la Asociación Canadiense de Squash Rackets, en 1911. En Inglaterra fue reglamentado por una subcomisión de la Asociación de Tenis y Rackets a partir de 1908.
Prueba de la afición de los ingleses por el squash es que se construyó una cancha en el Titanic, el transatlántico que zarpó de Southampton con destino a Nueva York y se hundió entre la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912.
El barco ofrecía una pileta de natación y un gimnasio, pero la novedad para muchos pasajeros acomodados era la posibilidad de practicar un deporte aún joven.
Cercana a la sala de calderas estaba la llamada “Cancha para el uso de Raquetas de Squash”. Se la promocionó como un servicio de lujo durante la venta de boletos y se resaltó una rareza en esos tiempos: la posibilidad de tomar clases con un jugador.
Con muros de acero pintados de color gris y piso de madera, se podía alquilar media hora. El diseño del espacio permitía que cerca de 12 pasajeros se sentaran a ver los partidos protegidos de los pelotazos por una red metálica.
El profesional a bordo era el británico Fred Wright, nacido en Great Billing. Tenía 24 años y no hay datos sobre su experiencia competitiva. Sólo se sabe que subió al Titanic para generar ingresos y que un oficial estadounidense, el coronel Archibald Gracie IV, lo contrató para tomar una lección.
El encuentro nunca llegó a ocurrir: el Titanic chocó contra un iceberg y se fue al fondo del mar con su cancha de squash intacta.
En sus memorias, Gracie consignó que se encontró con Wright en pleno caos y que tuvieron un breve diálogo. “Sería mejor que canceláramos nuestro partido de mañana”, narró que dijo él, y que Wright respondió: “Creo que sería lo mejor”. El joven no sobrevivió al naufragio.
Ocho años después de esa tragedia, mientras el planeta se recuperaba de eventos catastróficos como la Primera Guerra Mundial y la pandemia de Gripe Española, y al inicio de una década de renacimiento, se llevó a cabo el primer Campeonato Mundial de Squash Profesional, en Londres.
En 1928, Inglaterra lo separó definitivamente del tenis con la puesta en marcha de la Asociación de Squash Rackets.
Argentina
En Argentina, en 1929 se fundó el Squash Club. En los comienzos las actas de la institución se hacían sólo en inglés, pero con el tiempo fue aceptado el castellano.
La importancia que adquirió con los años se dio por su relación con la fundación de la Asociación Argentina de Squash. De hecho, hasta 1982 el campeón del club era considerado el líder nacional, aunque quienes optaron por el profesionalismo debieron alejarse porque es una entidad para amateurs.
ABC
La particularidad del squash es combinar la elegancia del tenis y la aspereza del frontón. Su ABC es que la pelota debe golpear la pared frontal antes de tocar el suelo y que el jugador tiene derecho a devolverla sin interferencia del oponente.
Es popular en India, Sudáfrica, Pakistán, Egipto, Australia y Nueva Zelanda y es muy practicado en países como Egipto, Kuwait, Malasia y Pakistán, que le aportan al Ranking Mundial jugadores talentosos y con habilidades increíbles.
En junio de 2020, la jugadora egipcia de squash Raneem El Welily, la primera mujer árabe en ser número uno en un deporte (todo un hito), se retiró a los 31 años.
En ese momento, la originaria de la ciudad costera de Alejandría fue relevada en el liderazgo del top 5 por su compatriota Nouran Gohar.