Sus producciones no muestran “brotes verdes”. Y se encuentran ante un escenario complejo
que pone en dudas la viabilidad de las actividades de los pequeños productores
Por Javier De Pascuale – [email protected]
Las economías regionales se encuentran atrapadas en un contexto en el que coexisten caídas generalizadas en producción y consumo junto con elevados niveles de importación. Un informe de la Universidad Austral para la Región Centro (Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos) difundido la semana pasada, revela un retroceso interanual, entre enero y julio, de 10,7 por ciento en el volumen de ventas de los supermercados de la región, con precios 39,4 por ciento más elevados, en promedio, que en el mismo período de 2015. Esta situación incidió en la producción y en la mano de obra, pese a mantenerse estas provincias como las más favorecidas por las ventajas impositivas al sector agroexportador. La producción de leche y de carnes retrocedió fuertemente.
Esta situación se complementa con una tasa de desempleo de 9,3 por ciento de la población económicamente activa y “más de 20 por ciento de la fuerza laboral que, si no está desempleada, está trabajando menos de lo que querría”. En este contexto, pese a que algunos analistas -incluso este informe- hacen referencia a “brotes verdes”, en el único sector en que se verifica una mejora es el de la exportación de cereales y oleaginosos. El resto de las actividades se encuentra en retroceso.
En la misma línea, el Equipo de Economías Regionales del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) emitió recientemente un informe sobre situación y coyuntura de un conjunto seleccionado de procesos productivos específicos de las economías regionales del país, que coincide en caracterizar como muy grave el momento que viven las economías regionales. El estudio analiza la economía regional yerbatera de Misiones y Corrientes; el complejo vitivinícola de la región de Cuyo; el de frutas de pepita -de producción de peras y manzanas en el Valle de Río Negro-; el complejo lácteo en la Región Centro; la situación del complejo porcino; el caso del complejo avícola y finalmente la situación del sector citrícola.
Se agravó el problema
Este informe, elaborado por un conjunto de investigadores dirigidos por Hernán Lechter, concluye que “la devaluación del tipo de cambio y la quita de retenciones no han dinamizado las exportaciones. En general, los problemas están relacionados con la demanda, y no con la competitividad del tipo de cambio, tal como fue diagnosticado por la actual gestión antes de asumir en diciembre último”.
Asimismo, advierte e que “el efecto precio resultante de la alteración del tipo de cambio sólo favoreció a un puñado de exportadoras dejando afuera -y en algunos casos directamente perjudicando, como a los productores del sector porcino, avícola o lácteo- a la amplia mayoría de los productores”. En efecto, desde febrero o marzo pasados los productores han denunciado el aumento de sus costos derivados de las medidas mencionadas.
Sumado a ello, señala el CEPA que “tampoco los eslabones más débiles de las cadenas regionales se vieron beneficiados con los significativos incrementos de los precios a los consumidores finales en el mercado local”, puesto que “la concentración sectorial determinó una apropiación diferencial de los excedentes”.
Advierten Lechter y sus investigaores de que “en materia de política pública, estas asimetrías en los márgenes de ganancias como resultado de la concentración en cada uno de los complejos (verdadero problema estructural) no es un tópico abordado. Quedan cuentas pendientes en materia de reducción de costos logísticos, implementación de políticas de transferencias tecnológicas para los eslabones más débiles y, fundamentalmente, regulación de precios en los distintos eslabones de la cadena”.
Sí es de hacer notar que el primero de estos puntos tuvo la semana pasada un aliciente, cual es la devolución de un porcentaje de las retenciones a las exportaciones de soja provenientes del NEA y el NOA, las regiones más alejadas de los puertos y, por lo tanto, las más perjudicadas por el aumento de los fletes.
El CEPA concluye que “las transformaciones que experimentaron las economías regionales han sido heterogéneas” aunque mayormente “regresivas”. La heterogeneidad alude a su diferente impacto según los actores de cada complejo: “los actores vinculados a la industrialización y comercialización -al mercado externo e interno- no han registrado la misma evolución que los pequeños productores”, subrayan los investigadores. “En este sentido, el cambio fue regresivo para los productores más chicos”, a quienes el CEPA ve “con serias dificultades en términos de viabilidad económica” hacia el futuro, tal como muestra el cuadro que ilustra la nota.