El origen de la marca de bebidas más famosa del mundo se remonta al año 1886, en Atlanta, Georgia, donde el farmacéutico John Stith Pemberton creó una bebida para aliviar dolores de cabeza y otros malestares. Esta mezcla, inicialmente llamada “Pemberton’s French Wine Coca”, incluía extracto de cocaína y nuez de cola, dos ingredientes que en esa época eran comunes en la medicina.
El producto de Pemberton fue un intento de crear una alternativa a otros tónicos populares en ese momento, pero con la entrada de leyes que prohibieron el alcohol, tuvo que modificar la fórmula. En 1887, la bebida pasó a llamarse “Coca-Cola”, y aunque en sus primeros años no tuvo un gran éxito comercial, fue con la ayuda de Frank Robinson, su contador y primer publicista, quien diseñó el logotipo y el nombre, que la bebida comenzó a ganar notoriedad.
Al poco tiempo, su creador enfrentó dificultades financieras lo cual lo obligó a vender los derechos de Coca-Cola a Asa Candler, un empresario de Atlanta, quien transformó el producto en una marca global: introdujo importantes estrategias de marketing, como la distribución masiva, el uso de publicidad en medios impresos y la creación de una red de embotelladores independientes.
A principios del siglo XX, la empresa ya se estaba expandiendo fuera de los Estados Unidos. En 1904, la compañía logró una gran innovación al incluir la fórmula secreta en un sistema de envasado estandarizado, lo que permitió la producción masiva y consistente de la bebida. A lo largo de las décadas, Coca-Cola se convirtió en un símbolo de la cultura estadounidense, promoviendo la idea de la felicidad, la unión y la celebración.
Desafíos y expansión global
Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía se comprometió a abastecer a los soldados estadounidenses con su bebida, lo que facilitó su presencia en diversos países. El lema “Coca-Cola, el sabor de la libertad” resonó entre las tropas y, con el tiempo, en muchas naciones alrededor del mundo.
En las décadas siguientes, la compañía continuó innovando, con el lanzamiento de nuevas variantes como Diet Coke (1982) y Coca-Cola Zero (2005), además de adquirir otras marcas populares como Fanta y Sprite. Coca-Cola también ha estado presente en el patrocinio de eventos deportivos internacionales, como los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de la FIFA, fortaleciendo su vínculo con la cultura global.
Vinculación con marcas y propiedad intelectual
La historia de Coca-Cola está intrínsecamente ligada a la construcción y protección de su marca, es un ejemplo claro de la importancia de la propiedad intelectual en el éxito de un producto. Desde sus inicios, la compañía ha comprendido el valor de la marca como un activo clave para su expansión. El nombre “Coca-Cola”, diseñado por Frank M. Robinson, y el distintivo logotipo cursivo son elementos que, más allá de identificar el producto, crean una identidad global fácilmente reconocible.
La protección de la propiedad intelectual, especialmente a través de patentes, marcas registradas y derechos de autor, ha sido fundamental para Coca-Cola. Su fórmula secreta, que es un secreto comercial bien guardado, es un activo intangible invaluable. Además, la marca ha logrado mantener su exclusividad y posicionamiento en el mercado mediante una cuidadosa gestión de sus derechos sobre el nombre y el logotipo, evitando imitaciones y protegiendo su integridad.
Además, ha sido una de las primeras compañías en entender el valor de las licencias de marca, permitiendo que otros productos y empresas puedan utilizar sus símbolos en productos derivados, creando una fuente adicional de ingresos y expandiendo su presencia en diversas industrias.
En resumen, la historia de Coca-Cola es un testimonio de cómo una marca puede trascender como un fenómeno global, apoyada en una sólida estrategia de propiedad intelectual. La protección legal de sus activos intangibles ha sido un pilar fundamental para consolidar su lugar como una de las empresas más poderosas del mundo.
(*) Agente de la Propiedad Industrial. (**) Abogada