La crisis hídrica se instaló de manera insoslayable y las acciones del Estado y el debate público empezaron a rondar alrededor de las piletas, el riego, los cepos y las multas. Pero la problemática del agua en Córdoba excede largamente el uso domiciliario. Según Inés del Valle Asís, investigadora del Instituto de Economía y Finanzas (IEF) de la Universidad Nacional, “el problema no se puede solucionar atendiendo sólo la demanda”. Recordó además que las limitaciones hídricas no son actuales, “porque la provincia tiene dos terceras partes de su territorio enmarcada en una región semiárida” y consideró que Córdoba modificó su estructura productiva agropecuaria ayudada por “un ‘veranito’ de varios años, en términos de lluvias” y ahora se encuentra con la dificultad de que se sostenga en el tiempo ese régimen de lluvias.
– En medio de la innegable crisis hídrica, el debate público sobre el tema estuvo muy concentrado en los problemas de la demanda domiciliaria. ¿El problema está allí o hace falta analizar otras dimensiones?
– En todo el manejo de los recursos naturales hay dos partes: una oferta y una demanda. Cuando existe un problema con un recurso, no se pueden focalizar las soluciones sólo en el manejo de la demanda. Y eso es lo que está pasando ahora con la cuestión del agua. Tangencialmente estamos tocando el tema de la oferta, pero en principio sólo analizamos la demanda: tenemos problemas porque estamos consumiendo mucho, porque derrochamos en nuestras casas. Esto es cierto, porque Argentina, y Córdoba en particular, vienen mostrando una tradición –en los últimos años, no de manera histórica- que considera que el agua es un recurso libre y no lo tenemos que cuidar. Pero que esta tradición exista no implica que sólo haya que preocuparse por analizar y abordar la demanda.
– Pero tampoco se concentra la atención en toda la demanda, sino en la domiciliaria…
– Es cierto, sólo en la cuestión del agua potable, pero hay que atender más allá de eso, porque es sólo una mínima parte. En nuestros análisis atendemos mucho más la cuestión del agua para riego, porque está consumiendo en todo el mundo 80% de la oferta total de agua. Es decir que ahora estamos concentrándonos, con suerte, en un 10% del consumo total del recurso, que es el consumo de agua potable en el mundo. Eso es todo un dato en sí mismo y es muy importante para Córdoba, porque es básicamente una provincia de producción agropecuaria, que tiene un área muy importante de cultivos intensivos bajo riego, que es todo el noroeste de su territorio. Entonces, cuidado, porque si atendemos el problema del agua sólo desde el punto de vista de la demanda, estamos dejando de lado la cuestión de la disponibilidad y las previsiones que se deben tomar en función de variables y proyecciones climáticas, pero también estamos dejando afuera otras fuentes demandantes: las industrias, el sector agropecuario, las actividades recreativas.
– La producción agropecuaria de la provincia se modificó mucho en los últimos años, pero pareciera que ni la sociedad ni el Estado terminaron de analizar el impacto de esos cambios en la disponibilidad de agua.
– Lo que pasa es que tenemos la impresión de que el problema con el agua lo tenemos en la actualidad, pero en realidad Córdoba tuvo desde siempre las dos terceras partes de su territorio enmarcadas dentro de lo que es la región semiárida. Pero ocurrió que el cambio de clima de los últimos añ