
“Sentido de proporción. Anhelo de armonía. Necesidad de equilibrio.
Para el mundo existe todavía y existirá -mientras al hombre le sea dado elegir- la posibilidad de alcanzar lo que la filosofía hindú llama ‘la mansión de la paz’. En ella posee el hombre -frente a su Creador- la escala de magnitudes; es decir, su proporción. Desde esa mansión es factible realizar el mundo de la cultura, el camino de perfección. De Rabindranath Tagore son estas frases: ‘El mundo moderno empuja incesantemente a sus víctimas, pero sin conducirlas a ninguna parte. Que la medida de la grandeza de la humanidad esté en sus recursos materiales, es un insulto al hombre. Importa, por tanto, conciliar nuestro sentido de la perfección con la naturaleza de los hechos, restablecer la armonía entre el progreso material y los valores espirituales y proporcionar nuevamente al hombre una visión certera de su realidad.
Nosotros somos colectivistas, pero la base de ese colectivismo es de signo individualista y su raíz es una suprema fe en el tesoro que el hombre -por el hecho de existir- representa. En esta fase de la evolución lo colectivo -el nosotros– está cegando en sus fuentes al individualismo egoísta. Es justo que tratemos de resolver si ha de acentuarse la vida de una comunidad sobre la materia solamente o si será prudente que impere la libertad del individuo solo, ciega para los intereses y las necesidades comunes, provista de una irrefrenable ambición, material también.
No creemos que ninguna de esas formas posea condiciones de redención.Están ausentes de ellas el milagro del amor, el estímulo de la esperanza y la perfección de la justicia. Son atentatorios por igual el desmedido derecho de uno o la pasiva personalidad de todos a la razonable y elevada idea del hombre y la humanidad. Si debemos predicar y realizar un evangelio de justicia y de progreso, es preciso que fundemos su verificación en la superación individual como premisa de la superación colectiva”.
La Comunidad Organizada – Editorial Codex – Págs. 73 y 74. Julio de 1974
El equilibrio fiscal
Creo importante -antes de hablar sobre el equilibrio fiscal cuyo propósito es igualar los ingresos con los gastos del Estado- saber que una cosa son los gastos y otra las inversiones y que la diferencia central es que el gasto no genera beneficios.
Bajo estos conceptos comprobamos que en la gestión del actual Presidente, se considera a la salud, la educación, las capacitaciones, el desarrollo tecnológico, etcétera, como gastos porque no generan ningún retorno.
Éste es el pensamiento cavernario que profesa Milei por ser elitista, autocrático y sometido a la violencia, a la especulación financiera y a la producción extractivista.
Rayano con la estupidez, considera que la salud, la educación, investigación y desarrollo tecnológico, etcétera, son gastos y -por ignorante- no sabe que generan las condiciones para que exista una sociedad sana, capacitada y con dignidad para generar bienestar y progreso al país, constituyendo el motor más importante en lo científico-tecnológico, en mano de obra calificada, profesionalidad en la fabricación de productos competitivos ante la invasión foránea, etcétera.
Por eso, restar salud, educación, estudios universidades o cerrar instituciones como el Conicet, Arsat, INTA, INTI, etcétera, es clara muestra de su irresponsabilidad presidencial, ya que si en ellos existiese corrupción -como en la obra pública- hay que eliminarla mejorando sus rendimientos en beneficio de la sociedad y el país.
El déficit déficit fiscal que heredó Milei de administraciones anteriores se produjo por la creación de organismos de dudosa funcionalidad y el aumento de subsidios y planes sociales, dentro de una economía que no crecía ni en producción ni en empleabilidad, favoreciendo la generación de “negocios especulativos”, como ocurrió con la soja al convertirse en una moneda de cambio más ponderada que el dólar, suceso denominado “sojización”.
Lo que hizo Milei, al asumir, fue aprovechar el descalabro de gobiernos anteriores para producir un severo ajuste sobre la vulnerabilidad de amplios sectores sociales y justificar el cierre o cercenamiento de varias instituciones estatales, generando miles de desocupados y aumentando el desequilibrio social existente, a partir de una economía desequilibrada por el desamparo estatal.
La inflación
Otra de las causas que genera inflación durante la recesión es la desesperación social por la pérdida constante del poder adquisitivo de su salario y, por consiguiente, la continua depreciación del peso.
Esto certifica que aún no hemos salido ni mucho menos de una economía desequilibrada y que, sólo modificando o escondiendo los números verdaderos, el Gobierno anunciaba haber logrado el déficit cero y derrotado a la inflación.
La inflación continúa en menor grado pero afectando severamente sueldos y jubilaciones miserables congeladas por una devaluación producida ex profeso, como una forma retorcida de esconder la continuidad inflacionaria y la persistente depreciación de nuestra moneda.
Esta estafa política nos confirma que el verdadero poder de una moneda está en el trabajo digno y la producción industrial o primaria con valor agregado, tratando de ir paulatinamente sustituyendo los productos importados.
Una economía estancada o en constante retroceso termina depreciando su propia moneda, incidiendo perniciosamente en la sociedad al generar una economía informal, el trabajo “en negro”, la desocupación, marginalidad, inseguridad, drogadicción, etcétera.
Hoy el Estado, que es manejado exclusivamente por Milei, no sólo suspendió la obra pública sino también la posibilidad de obras de gran empleabilidad como es la construcción de viviendas sociales, que mueve diferentes rubros, mano de obra y profesiones como cientos de materiales y productos afines.
De esta manera disminuiría el peso del grave problema que es el déficit habitacional que en el país ronda un faltante de tres millones de viviendas, generando nuevas fuentes de producción y trabajo, achicando la brecha entre jubilados y activos y dándole mayor sustento a las cajas de jubilaciones.
Una economía social hace del pueblo el factor esencial para la superación de la crisis, más aún cuando su espíritu solidario señala con su esfuerzo el camino de la realización trascendente del país. Esto es lo que desprecia Milei.
Resumen
Los últimos sucesos como la tragedia ambiental de Bahía Blanca y pueblos aledaños y la marcha de todos los miércoles de los jubilados en Buenos Aires y en Córdoba, son claras muestras de la solidaridad social, destacando que:
- La crisis ambiental demuestra la existencia del calentamiento global que desequilibra a la naturaleza con sus manifestaciones cada vez más persistentes e intensas generando enormes tragedias a la humanidad.
- Tanto la UTN como el Conicet pronosticaron 12 años atrás que en la zona de Bahía Blanca, con lluvias superiores a 200 milímetros, se producirían inundaciones de inmedibles consecuencias.
- El desastre climático que sufrió Bahía Blanca y pueblos aledaños conmovió a todos los argentinos y tuvo en la solidaridad del pueblo la demostración palpable de cuál es su verdadero ADN. Este hecho, de alguna manera, también se refleja en la última marcha de los jubilados del último miércoles, por el acompañamiento de varias entidades políticas y sociales e hinchadas futboleras.
- Una sociedad desequilibrada y desamparada por las nefastas políticas públicas suele ser aprovechada por grupos marginales funcionales a ideologías caducas de izquierda o de derecha afines a la confrontación, al caos y a la anarquía.
- El Gobierno, desde un principio, en lugar de combatir las causas que generan movilizaciones, conformó una fuerza de choque nunca vista en Argentina, con personal militarizado y armado sofisticamente con armas, motos, tanques hidráulicos, gas pimienta, etcétera, sabiendo que el ajuste provocaría graves reacciones.
- El hecho ocurrió en Buenos Aires, por la gran cantidad y variedad de concurrentes resultando difícil su contención y organicidad, derivando en manifestaciones incontrolables frente a la prepotencia y la violencia del oficialismo, que terminó en un caos con destrozos, personas heridas, ciento de detenidos, la prensa agredida etcétera. Resumiendo, produjo lo que buscaba el gobierno ya que la ministra de Seguridad, exclamó: “¡Hemos ganado!”.
Conclusión
La realidad nos muestra que con la solidaridad y el protagonismo del pueblo obtenemos fortaleza ética y moral que -organizada- puede instalar la esperanza nacional de recuperar a nuestra Argentina, hoy arrasada por el “anarquismo de mercado” que, sin patria ni bandera, se apropió del Estado, acompañado por la venalidad y la decadencia de una partidocracia ganada por la especulación personal, que, con los sucesos en el Congreso de la Nación, mostró el rostro de la corrupción institucional construída sobre el endeudamiento eterno y la entrega del país.
(*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba