La utilización de la vía marítima que podría suplantar a la del canal de Suez desnuda cuán real es la crisis ambiental
Es una consecuencia del deshielo que podría revolucionar el flete mundial. Un portacontenedores danés llegó el jueves pasado a San Petersburgo (Rusia), después de haber cruzado el Ártico por el norte, una primicia para un buque de esas dimensiones. El buque nuevo “Venta”, del gigante danés del flete Maersk, de 200 metros de largo, transporta casi 36.000 contenedores.
Antes, esta ruta, llamada “pasaje del norte-este”, solo se podía cruzar durante unas pocas semanas al año y por barcos de un tamaño más pequeño que ese gigante de los mares. Actualmente es accesible durante más tiempo debido al calentamiento climático.
Aunque sigue siendo difícil y costoso, Rusia intenta desarrollar esta ruta marítima, que permite que los buques ganen casi 15 días respecto a la vía clásica a través del canal de Suez.
Después de zarpar el 23 de agosto de Vladivostok, en el extremo oriente ruso, el portacontenedores efectuó la ruta ártica en cinco semanas. Hizo escala en Busán (Corea del Sur) antes de poner rumbo al estrecho de Bering y dirigirse a Bremerhaven (Alemania), para llegar el jueves frente a las costas de San Peterburgo, donde no pudo acostar debido a los fuertes vientos.
Cargado con pescado congelado ruso y componentes electrónicos coreanos, el “Venta” estuvo acompañado durante el trayecto por rompehielos nucleares.
Hasta la fecha, solo los navíos de menor tamaño realizaron esta ruta -que actualmente es accesible de julio a octubre- como los metaneros rompehielos nucleares que transportan hacia Europa y Asia el gas natural licuado (GNL) procedente de la península rusa de Yamal.
Para Maersk, esta travesía es un “test único” que permitirá “estudiar la viabilidad del transporte marítimo de contenedores por la ruta marítima del norte y recoger datos científicos”, precisó la portavoz de Maersk, Janina von Spalding.
“Actualmente, no consideramos la ruta marítima del norte como una alternativa comercial a nuestra red existente”, aseguró sin embargo, ya que la ruta solo es practicable tres meses por año y el hecho de que se necesite un rompehielos para abrir la vía supone una “inversión adicional”.
El calentamiento climático, calificado como una “bendición”
Pese a sus reservas, el presidente ruso, Vladimir Putin, instó a principios de septiembre a “todos los socios interesados a desarrollar este ruta prometedora”.
En su proyecto de presupuesto 2019-2021, Rusia tiene previsto invertir más de 40.000 millones de rublos (516 millones de euros, 607 millones de dólares) en el desarrollo de esta vía, con infraestructuras portuarias y construcciones de rompehielos nucleares.
Cabe recordar que, en pocas décadas, el casquete glaciar del Ártico perdió casi la mitad de la superficie.
Ruslan Tankayev, experto en la Cámara de Comercio y la Unión de Productores de Hidrocarburos de Rusia, estima que de aquí a 2050, “la ruta será practicable todo el año” y lo consideró una “bendición” para países como Rusia o Canadá.
Según él, este travesía puede reducir el trayecto en varios miles de kilómetros respecto a la vía por el canal de Suez, y además es “mucho mas segura”, teniendo en cuenta los incidentes de piratería.
Esta tendencia a usar esta vía confirma las preocupaciones de las asociaciones de protección medioambiental, que temen que se produzcan mareas negras en un ecosistema que hasta ahora estaba relativamente preservado.
“Es importante saber qué tipo de combustible utilizarán”, se pregunta Rashid Alimov, de la organización ambientalista Greenpeace+}, asegurando que el fuel sería especialmente peligroso. En caso de accidente, “no habría casi ninguna infraestructura para eliminar las consecuencias y, cuando hace frío, el petróleo permanece más tiempo en el entorno”.
Una democratización de esta ruta tendría como consecuencia una intensificación de la presencia de los hidrocarburos en el Ártico.