Uno de los gurúes de negocios más consultados del país reconoce el gran “potencial de negocios” subyacente, pero destaca los problemas actuales de indefinición de política y su impacto en la confianza
Hace sólo cuatro meses, pronosticaba la pronta llegada de inversiones al país a partir del “nuevo clima de negocios” abierto con el cambio de Gobierno nacional. Hoy pone en duda sus propias palabras, porque, si bien “en Argentina hay un gran potencial de negocios”, la situación generada a partir de las idas y vueltas en el marco regulatorio de las tarifas de servicios públicos “no sólo genera problemas de inseguridad jurídica, sino también debilidad en lo que hace a la gobernabilidad del país”.
Miguel Maxwell, presidente de Deloitte para Argentina, Paraguay y Bolivia y CEO de la firma para la región, representa un pensar que se está extendiendo entre ejecutivos de las más grandes firmas presentes en el país y que señala uno de los factores del crecimiento, quizás uno de los más importantes, la confianza, hoy debilitada por lo que algunos expresan como un grueso error de la administración de Mauricio Macri: insistir en una modalidad de actualización tarifaria con serios problemas de elaboración, puesta en marcha y revisión.
La consultora que encabeza es una de las big four globales dedicadas a servicios a empresas y el propio Maxwell es señalado como uno de los gurúes económicos cuando se habla de inversiones y de tendencias globales en los negocios.
A él recurren los que buscan “el” dato sobre el pulso inversor y es lo que se abordó en una entrevista televisiva reciente, cuyos tópicos centrales son los que siguen.
–¿Como empezó este segundo semestre para Deloitte?
–Se empiezan a ver algunos signos de que se termina el problema que tuvimos en el primer semestre, cuando enfrentamos una gran caída en todos los sectores excepto el sector agropecuario. Hay récord de venta de semillas, de tractores y de camionetas. Esto es muy importante porque este sector ya tiene un marco regulatorio conocido, lo cual le da previsibilidad en el futuro. Primero con la unificación del mercado cambiario y luego con la eliminación de retenciones en varios casos y en otros hay reducciones programadas. Además el sector está invirtiendo.
–¿Cuáles son las principales aspectos que hoy mira un empresario extranjero para invertir en Argentina?
–Hoy los inversores miran a Argentina. El mundo nos mira con interés, pero todavía no invierte en nuestro país. En ese sentido, el Gobierno dio pasos muy acertados como la salida del cepo cambiario, que fue hecha con una precisión quirúrgica; el pago a los holdouts; y las relaciones exteriores que pusieron de nuevo a Argentina en el mundo, pero todavía faltan algunas cosas. Tiene que haber previsibilidad y para eso serán claves nuevos marcos regulatorios, que sean conocidos, y resolver los problemas en los cuadros tarifarios; además, tenemos que cambiar hábitos. Argentina tiene que trabajar mucho en la competitividad y en la flexibilización laboral. Hoy la Argentina está más cara que Brasil y que México.
–Cuándo un empresario llega a Argentina y ve la estructura tributaria ¿qué dice?
–Hay que hacer una reforma tributaria de fondo. Hoy tenemos una triple imposición entre impuestos de Nación, provincias y municipios que eleva mucho la presión tributaria y hay impuestos distorsivos. Creo que después del blanqueo, que da una buena oportunidad para que las personas y empresas se pongan en buenas condiciones con el Fisco, hay que modernizar la estructura impositiva.
–¿Cuánta incidencia tiene el blanqueo de capitales en la economía, para que ésta pueda empezar a crecer?
–Nosotros vemos tres factores para que la economía comience a crecer a partir del último trimestre de este año o del primero del año que viene. En primer lugar, el blanqueo. En esto el Gobierno ha tenido un gran timing porque será cada vez mas difícil mover dinero “en negro” en el mundo y somos optimistas con respecto las cifras en danza. Lo otro es el pago a los jubilados, que se volcará al consumo y el tercer aspecto es la recuperación de la obra pública.
El ejecutivo destaca que “el país viene de muchos años de poca inversión y poco crecimiento. Sobre todo en infraestructura hay enormes posibilidades para invertir. Y veo en el mundo interés en hacerlo”, afirma, aunque “antes hay que cerrar el marco”, destaca.
El concepto que destaca es el “potencial de negocios” que tiene el país. “Hay una demanda insatisfecha de muchas cosas y en la medida en que se invierta hay posibilidad de satisfacerla”, dice y ejemplifica ampliamente. Por supuesto, uno de los condicionantes centrales para que eso se logre tiene que ver con la solución del problema inflacionario. No sólo por la incertidumbre que inserta en los costos empresariales, precisa, sino también por su impacto en las cuentas de las familias.