Estados Unidos se preparaba hoy para un posible nuevo juicio político al presidente saliente Donald Trump por el violento asalto de sus partidarios al Congreso, que reflejó las divisiones del país y los riesgos que enfrenta la democracia más antigua del mundo.
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, dijo anoche que estaba lista para lanzar un segundo proceso de juicio político contra el presidente, a menos que deje la Casa Blanca en los próximos días.
Tras la violencia del miércoles pasado en el Capitolio a manos de seguidores de Trump, la Cámara baja deberá pronunciarse hoy y mañana sobre una resolución que pide al vicepresidente Mike Pence y al gabinete que destituyan a Trump de sus funciones invocando la 25a enmienda de la Constitución, que les da autoridad para hacerlo.
Si eso no ocurre “la legislación sobre el procedimiento de destitución será presentada” a los legisladores, escribió Pelosi en una carta a los parlamentarios.
“Para proteger nuestra Constitución y nuestra democracia, actuaremos con urgencia, porque este presidente representa una amenaza inminente para ambas”, añadió Pelosi, informó CNN.
Tras los pedidos de enjuiciar a Trump de los senadores republicanos Ben Sasse y Lisa Murkowski, el senador Pat Toomey afirmó ayer que una renuncia del presidente “sería el mejor camino”.
Trump “cayó en un nivel de locura (…) absolutamente impensable” desde que el demócrata Joe Biden le ganó las elecciones de noviembre, añadió.
“Lo mejor para la unidad del país sería que dimitiera”, dijo en ABC Adam Kinzinger, legislador en la Cámara de Representantes y primer republicano en pedir, la semana pasada, que el presidente fuera declarado “no apto” para ejercer sus funciones.
Aislado en la Casa Blanca, abandonado por varios de sus ministros y distanciado de Pence, Trump no da, sin embargo, ninguna señal de estar pensando en renunciar, según consejeros citados por la prensa estadounidense.
En tanto, la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, rompió hoy su silencio para “condenar completamente” el asalto al Capitolio.
El país “debe sanar de una forma civilizada” y “la violencia nunca es aceptable”, dijo la esposa de Trump en un comunicado.
“Debemos escucharnos los unos a los otros, centrarnos en lo que nos une y sobreponernos a lo que nos divide”, agregó.
Trump ya fue sometido a un juicio político en el Congreso, donde la oposición demócrata controla la Cámara de Representantes, en diciembre de 2019, acusado de presionar al gobierno de Ucrania para que investigara a Biden.
Fue absuelto por el Senado, de mayoría republicana a inicios de 2020.
El tiempo es escaso ya que Biden debe asumir el 20 de enero, y si bien el juicio político podría comenzar, los demócratas deberían obtener apoyos de sus rivales republicanos en el Senado para que concluya con la salida del presidente del poder.
Es poco probable que obtengan aliados suficientes para alcanzar la mayoría de dos tercios de las 100 bancas del Senado, necesaria para condenar a Trump y removerlo de su puesto.
Suspendido en Twitter y en el resto de las grandes redes sociales para evitar nuevas incitaciones a la violencia, las opciones del mandatario para comunicarse con el gran público son ahora limitadas.
Las autoridades continúan buscando a los manifestantes pro-Trump que lanzaron amenazas de muerte contra Pence y Pelosi, varios de los cuales ya fueron arrestados.
Alrededor del Capitolio se ha erigido ahora una alta barrera metálica, al tiempo que se ha ampliado el número de efectivos de seguridad hasta la investidura de Biden, a la que Pence hizo saber que asistirá, contrariamente a Trump.