Una encuesta revela que 76% de las compañías no cuenta con mecanismos para saber lo que pasa luego de un proceso formativo.
¿De qué sirve enviar a los empleados a capacitarse si luego no se verán los frutos de lo aprendido? La pregunta abre a la reflexión y da paso a otros interrogantes: ¿establecen los empresarios qué comportamientos pretenden modificar en su gente con determinada capacitación? ¿Qué impacto tienen sobre el negocio los cursos y actualizaciones que cada año realizan los trabajadores?
Según una encuesta de la consultora nacional AXG Tecnonexo, sólo 36 por ciento de las empresas consideró que tiene bien establecidos los comportamientos que se espera que los participantes modifiquen al finalizar un programa de capacitación; el resto lo tiene “algo”, “muy poco” o “nada” determinado.
Este termómetro, captado entre 35 empresas de primer nive l (70% multinacionales y 30% nacionales, todas radicadas en el país), reveló falta de seguimiento y soporte a los participantes en las capacitaciones corporativas e identificó los problemas que conspiran con la obtención de resultados y altos índices de efectividad.
“La principal falencia admitida por las áreas de formación de las empresas en términos de sus programas de capacitación radica en no contar con mecanismos para saber lo que pasa luego de realizado un proceso formativo”, señalaron los organizadores del relevamiento.
En éste se expresó 76 por ciento de las empresas consultadas que identificaron esta problemática como uno de los inconvenientes más fuertes para lograr que la formación tenga mayor impacto en las variables de negocio.
Quienes respondieron las preguntas fueron los gerentes de recursos humanos (RRHH), gerentes y jefes de formación o capacitación y desarrollo y analistas de capacitación de firmas de los sectores retail (supermercados y farmacias); consumo masivo (alimentario); servicios (seguridad, salud, logística, recolección de residuos), bancos y seguros; energético; telecomunicaciones e industria.
Difícil transferencia
De las empresas, 23 por ciento no tiene mecanismos de soporte a los participantes para ayudarlos a transferir a la práctica lo aprendido, en tanto que 36 por ciento lo hace de vez en cuando. Sólo 38 por ciento de los consultados dijo establecer habitualmente esa práctica.
Otro de los datos distintivos del informe revela que apenas 23 por ciento de las empresas posee un mecanismo de seguimiento del cumplimiento de los compromisos asumidos en los procesos de capacitación, mientras que 76 por ciento no cuenta con una práctica establecida en este sentido.
Baja aplicación de lo aprendido
¿A dónde va a parar lo aprendido? Sólo 16 por ciento de los participantes en programas de formación aplican lo aprendido en su tarea cotidiana. Éste es el número en el que concluyen las estadísticas internacionales, según contextualiza la consultora AXG Tecnonexo dedicada a soluciones de e-learning para capacitar. En cuanto al diseño de mecanismos para involucrar a los jefes de los empleados participantes en las capacitaciones, 62% sostuvo que ya los tiene bastante resueltos o casi en su totalidad, al tiempo que 26% aseguró tenerlos desarrollados medianamente y 13% reconoció que se trata de un tema pendiente.
Alto impacto
Un proceso sistemático de planificación de la puesta en práctica del aprendizaje puede impactar en incrementos de 300 y 400 por ciento en la mejora del desempeño del personal de una compañía”, señaló Marcos Fontela, CEO de Tecnonexo.