ESCUCHARPreocupados por revelar las transformaciones operadas en la actividad agropecuaria pampeana desde finales de los años ‘80 a la actualidad, Fernando Sonnet y Hada Graziela Juárez de Perona, doctores en Economía e investigadores del Instituto de Economía y Finanzas (IEF) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC, dialogaron con Comercio y Justicia y repudiaron la política para el sector impulsada desde el Gobierno nacional. “Al Estado le conviene que siga proliferando la soja, porque es de donde más recauda”, afirmaron tras la presentación de la investigación que llevan a cabo: “Dos décadas de transformación de la empresa agropecuaria en Argentina”.
“La acción de Gobierno, que supuestamente trata de limitar la siembra de soja, lo único que hace es incentivarla, mientras se destruyen las actividades que compiten con ella: la lechería, la ganadería y los otros cultivos, sobre todo el maíz, el girasol y el sorgo”, aseguraron los economistas.
“Hace unos días hablé con un importante tambero que, cansado de luchar para mantener su empresa, terminó arrendando el campo para que se siembre soja”, indicó Juárez de Perona, y agregó: “Me dijo que ahora está tranquilo porque tenía asegurado un rendimiento. Esto demuestra que se llevan a cabo políticas de desincentivo”.
“El campo es el sector económico que más riesgo corre”, aportó Sonnet. “Eso debería tenerlo en cuenta el Gobierno, porque no es lo mismo vender Coca-Cola que producir commodities”, aseguró.
“Yo creo que la política actual es una suma de medidas aisladas que no muestran un plan coherente y un horizonte claro, porque tienen muchas contradicciones. Las políticas de intervención son demasiado rigurosas, no dan libertad a los productores para que puedan tomar sus decisiones y obtener los mejores resultados de sus inversiones. Además, creo que es una política que genera grandes incertidumbres. El sector tiene que seguir luchando por sus reivindicaciones, y el primero de los reclamos debe ser una política clara de mediano y largo plazo, ya que con esta política se va a seguir descapitalizando y se va a producir cada vez menos, con lo que el mercado interno se verá resentido”.
-Estudios de algunas de las entidades agropecuarias alertan que en el futuro habrá que importar carne y cereales. ¿Qué piensan al respecto?
-Que son bastante verosímiles, porque no ha habido políticas de incentivo para aumentar la producción. Cuando no hay políticas de incentivo, no hay crecimiento ni bienestar, ni para los productores ni para la población. Es muy simple: el agro tiene que producir y generar bienes en libertad, sin ataduras. Cuando se logra eso, los recursos del Estado van a alcanzar para todos, pero así no, porque se está poniendo el carro delante del caballo. Si todo el mundo capitalista apoya al agro, acá no podemos tener un gobierno que lo está hostigando permanentemente y no lo deja trabajar en paz.
La investigación que llevan a cabo ambos economistas estudia la evolución del management de la empresa agropecuaria en el área pampeana argentina y sus efectos sobre la productividad, la rentabilidad y el crecimiento. En ese contexto, a partir de una encuesta a productores del sector, el trabajo propone evaluar las transformaciones operadas en la actividad desde fines de los ‘80 hasta hoy, puntualizando los cambios relevantes de los hitos tecnológicos y de las formas de organizac
