¿Cuál es el punto de vista masculino sobre políticas de género en el Poder Judicial?

Jueces y fiscales cordobeses analizarán experiencias y darán su visión futura del tema. Será este jueves en un conversatorio organizado por la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA)

¿Qué observan los jueces y fiscales sobre las políticas de género en la Justicia cordobesa? ¿Son eficaces? ¿Son suficientes? ¿Qué más se puede hacer?

Bernardo Alberione, fiscal de Instrucción de San Francisco; los camaristas Alberto Domenech, de Villa María; Fabián Faraoni, de Familia, de Córdoba; Víctor Vélez, penal, de Córdoba; y Ángel Andreu, vocal de Cámara Múltiple de Cruz del Eje, son los cinco protagonistas de un conversatorio inédito organizado por la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA) en el marco del mes de la mujer. 

La actividad, que se realizará este jueves 18 -a la hora 17-, es abierta y gratuita, y se invita a otros operadores judiciales varones a participar.

María Esther Cafure de Batistelli, delegada de AMJA por la provincia y directora Académica de la Oficina de la Mujer de Córdoba, será la encargada de abrir la actividad. Ella, junto a Alberione, brindaron un anticipo a Comercio y Justicia. 

“El objetivo de este conversatorio es evaluar la eficacia de todo lo actuado, pero visto por los varones. Generalmente, la perspectiva de las mujeres ya la tenemos a través de toda una serie de charlas, pero es importante saber también qué perspectiva tienen ellos porque el problema de la violencia es un problema de varones y mujeres. Vamos a analizar desde el ojo masculino, que en definitiva es el mayor número de personas que tienen poder de decisión”, describió la ex vocal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ). 

En ese sentido, las magistradas buscan conocer la opinión de los hombres sobre el valor de las capacitaciones, de las medidas de protección, de las organizaciones institucionales y de los tribunales específicos. En concreto, evaluar si se ha visto reflejado en las resoluciones que se han dictado el efecto de las capacitaciones, la sensibilización sobre el tema, los cambios en la forma de razonar. Eso es lo que se quiere saber a partir de esas opiniones de los varones. 

“Se ha avanzado en mucho en el tema pero la pandemia ha retrasado también otras cosas, porque han aumentado las situaciones de violencia. En el Poder Judicial, a pesar de todos los esfuerzos, no se actúa con toda la celeridad que aparece como necesaria, no porque no se quiera sino porque hay muchos inconvenientes para hacerlo”, describió Cafure de Batistelli el contexto.

Entre los principales inconvenientes mencionó las dificultades de comunicación. “Las mujeres pueden salir a hacer una denuncia y después no se pueden comunicar con ellas o recibir resguardos, es más difícil hacer efectivas medidas cautelares, o el desplazamiento de la casa del agresor, qué pasa con los hijos, la pérdida de trabajo. No es lo mismo una comunicación virtual que estar presente”, distinguió. 

Para la ex vocal del TSJ, los resultados son insuficientes, los femicidios aumentan pero lo que más le asusta es “la violencia psicológica oculta que también destruye más vidas que el matar a otro, porque la muerte tiene muchas caras, hay muertes en vida. Y eso muchas veces es como una cifra negra que no se advierte, que no se la valora, siempre se habla de femicidio”.

Consideró fundamental educar no sólo a los varones sino a las mujeres, empoderarlas en sus derechos, que conozcan cuáles son y estén convencidas de que esos derechos vale la pena defenderlos, ya que solamente en ese caso la mujer violentada va a ser capaz de actuar. El otro aspecto fundamental: lograr la independencia económica de ellas; de lo contrario, consideró que se torna muy difícil defender los derechos.  

Operativizar el defensor de la víctima

Por su parte, el fiscal Alberione apuntó a la necesidad de abordar la problemática de la violencia de género mucho antes del actual estadio en el cual se aborda el tema en la Justicia. “Cuando lo tomamos estamos contando muertos porque el femicida está preso, la mujer está muerta, la familia está destruida, la sociedad está afectada. Hay que educar para la erradicación de la violencia desde la primera educación, no desde el castigo sino desde la concientización. Hay un problema muy grave que es que cada vez tenemos un nivel de educación peor, cada vez menos gente tiene acceso a la educación. Hay una violencia social muy instaurada y el abuso es parte de esa violencia”, describió. 

Diferenció la realidad de la Justicia en la capital y en el interior provincial. “Se está llegando al interior con los Polos de la Mujer, con los Punto Mujer; están operativos desde hace poco pero la mayoría de la carga cae sobre el fiscal y su equipo. Es un tema difícil de determinar el de la violencia de género en cuanto a la peligrosidad y en cuanto al riesgo que realmente está corriendo la mujer a los efectos de tomar medidas de coerción personal o no. Ése es un punto tremendamente difícil, es una línea muy delgada y muy problemática si se yerra en cuanto a la medida que corresponde. Acá en el interior no tenemos los equipos técnicos que tiene Córdoba, no podemos mandar todo a la capital, y los aspectos a determinar cuáles enviar y cuáles no, ahí influye la primera valoración que deben hacer los fiscales”, detalló.

Para Alberione, lo fundamental es que se haga operativa la figura del “defensor de la víctima”, a quien considera menos protegida realmente, no legislativamente. “Hay normas que protegen a la víctima pero es necesario el acompañamiento operativo en el proceso. ¿Quién acompaña a la víctima después de la denuncia? ¿y después de la primera etapa?.. Es muy largo el proceso. En el interior, el defensor de la víctima nos haría muchísima falta”.

Afirmó que no hay un acompañamiento de un abogado que el Estado le provea, como tiene el imputado del delito. “Acá en el interior, quien tiene que acompañar a la víctima es el fiscal, lo digo por experiencia propia y sobre todo a las víctimas de abuso sexual, a quienes acompañamos durante todo el proceso. Es fundamental que nos ocupemos de la víctima, que se vaya con una respuesta del sistema; si no, no sirve para nada”.