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Exportaciones del complejo sojero y su importancia en la economía argentina

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 El especialista Gustavo Fadda brinda datos interesantes con respecto a ese producto, su relevancia y las razones de su importación, así como al podio del país en ciertos productos como primer exportador y la fluctuación de su valor al ritmo de los sucesivos gobiernos 

El producto estrella de las exportaciones argentinas es, sin lugar a duda, el sector oleaginoso o -mejor dicho- el complejo sojero, conformado por el poroto, harina, aceite de soja en bruto, pellets de soja de la extracción del aceite, biodiésel y sus mezclas, constituyendo 30% del total de las exportaciones del país. Para conocer más sobre este tema, Factor dialogó con Gustavo Fadda, magíster y especialista en comercio internacional.

Curiosamente -destaca Fadda- el poroto de soja es uno de los productos más importados por nuestro país y alcanzaron un récord, en 2023, provenientes de Paraguay, Brasil y Bolivia, con 5,8, 4,1 y 0,1 millones de toneladas, respectivamente.

– ¿Cómo impactó la sequía y cómo se desenvolvieron las importaciones de ese producto?

– Debido a los problemas de sequía que afectaron a Argentina, llevando a la caída de más de la mitad de la producción, parecería paradójico que la molienda haya caído menos de un tercio. Aquí la diferencia fundamental hay que encontrarla en las importaciones de soja.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, el año pasado más de 36% del crush, es decir, más de un tercio del proceso de molienda en Argentina, se realizó con soja importada, llevado adelante mediante el régimen de importación temporaria.

Es decir, se trae el poroto de soja temporariamente al país para su procesamiento industrial, con el fin de reexportar después productos con mayor valor agregado (aceite, harinas, biodiesel, glicerina, entre otros). 

– ¿Qué relevancia tienen las importaciones de soja?

Las importaciones de soja permiten recortar la capacidad ociosa de la industria aceitera, al mismo tiempo que colaboran en sostener el nivel de empleo y apuntalar las exportaciones nacionales. 

La merma productiva llevó a que el año 2023 cerrara como el año de mayor capacidad ociosa de la historia de la industria aceitera argentina. No obstante, la ociosidad de 54% del año pasado hubiera saltado a cerca de 70% sin las importaciones.

Según el Indec, las primeras importaciones de soja comenzaron en 2013 ya que hasta ese entonces no se registraban antecedentes de importación.

Actualmente, las importaciones obedecen a varios factores, tales como cuestiones climáticas (sequías, inundaciones, etcétera); al hecho de que el país posee la capacidad instalada más grande del mundo en materia de plantas procesadoras, o bien a poder contar con porotos provenientes de Paraguay, que tienen un mayor contenido proteico.

Es uno de los pocos casos en los que desde nuestro país se procesan y exportan productos transformados y con valor agregado, siendo esto lo pregonado para pegar el salto cualitativo y pasar de la producción primaria de nuestras exportaciones a las de manufacturas con mayor valor. Es el ejemplo a seguir.

– ¿Cómo llega la soja a nuestro país?

Juan Domingo Perón trajo la soja a la Argentina en la década del 70, advirtiendo que el camino de industrialización estaba más que agotado para el país y que el mundo empezaba a cultivar soja ante una posible escasez de proteínas para alimentar a una población creciente.

– ¿Podría repasar cuál es su importancia en la economía del país?

Somos el primer exportador mundial de aceite de soja, concentrando 46% del mercado global. Argentina produce 5,5 millones de toneladas anuales, exporta 4,5 millones y deja un millón para consumo local, destinando 70% para fabricación del biodiésel.

Por otro lado, el país se destaca como el primer exportador mundial de harina de soja, con 38% de las ventas globales, siendo el producto abanderado del citado complejo, y que se obtiene del resultado de la molienda del poroto de soja, con alto nivel de proteínas. Su industrialización es a gran escala, contando con un precio muy competitivo a escala mundial.

Los principales compradores son los países asiáticos, impulsados por la mejora lograda en sus ingresos, lo que ha hecho crecer de una manera sostenida la demanda y precio de esta.

Se utiliza como alimento para animales, especialmente para el ganado porcino en China, pero últimamente de la mano del crecimiento de la acuicultura, hoy en día la harina de soja argentina sirve de alimento para los peces.

También somos el tercer exportador mundial de porotos de soja y el noveno de biodiesel, reafirmando la importancia económica del complejo sojero no solo en la estructura del comercio exterior argentino sino en la propia economía nacional, ya que representan ingresos por casi US$14.000 millones, 22% del total de las ventas externas de bienes al mundo.

– En el contexto internacional ¿cuáles fueron los años más favorables para Argentina?

– Según estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en términos de intercambio (la relación entre los precios de los productos que un país exporta e importa), los años más favorables en materia de contexto internacional para Argentina fueron 1948, 1973, 2008 y 2021, pandemia mediante.

Durante los años 1983-1989, los términos de intercambio fueron la mitad de los de 1948 y un tercio inferiores a los de 1973 y de 2008.

Gobiernos al ritmo del valor de la soja

Relata Fadda que -en ese sentido- un informe de la consultora Econométrica, dirigida por el economista Mario Brodersohn, muestra las caídas de los precios internacionales de las materias primas, entre ellas la soja, durante los gobiernos no peronistas y el ascenso vertiginoso de ellas en los gobiernos peronistas, demostrando el deterioro y mejoramiento en los términos de intercambio en los distintos gobiernos.

Lorena Dangelo, analista de Mercados, plasmó en un trabajo de investigación, el precio promedio de la soja en el mercado de Chicago y lo que recibió el productor argentino, durante las diferentes presidencias desde el regreso de la democracia a la actualidad. 

En 1983, Raúl Alfonsín gobernó con una soja de US$233 en promedio.

Para Brodersohn la caída en los precios internacionales primarios fue de 32,7%.

Menem, en su primer mandato, tuvo cotizaciones de US$218 y, en su segundo período, el valor se elevó a US$239 y así hasta 1999.

La suba de los precios de las materias primas, soja incluida, fue de 21%.

Fernando de la Rúa, padeció la cotización más baja de la historia de la democracia, producto de los bajísimos precios de Chicago, con un valor promedio de apenas US$176. En declaraciones periodísticas, afirmaba: “La baja de la soja fue peor para mi gobierno que la renuncia de Chacho Álvarez” (su vicepresidente).

Con el peronismo nuevamente en el poder, con Eduardo Duhalde como presidente, la soja llegó a cotizar a US$211 promedio.

Luego, con Néstor Kirchner entre 2003 y 2007, internacionalmente la soja valía US$257 promedio (con un pico de US$381, en 2004), pero sin lugar a duda la de mayor fortuna fue con Cristina Fernández, con una soja superior a US$400 en promedio en sus dos gobiernos, con un precio de US$597 en 2008 y el máximo histórico de US$650 por tonelada en 2012.

Entre 2015 y 2019, a Mauricio Macri le tocó gobernar con un precio de la soja que caía pronunciadamente hasta un promedio de US$348, lo que significó una merma de 5.500 millones de dólares menos de ingresos, comparado con el gobierno de su antecesora.

El regreso del kirchnerismo al poder, con Alberto Fernández, comienza con un precio de US$331 y le toca transitar con precios récord nuevamente, ya que la soja tuvo una disparada que superó US$600 en mayo de 2021, para bajar a US$540 en junio. 

El valor de la soja en términos reales (ajustado por la inflación americana) se ubicó en US$618,2 la tonelada bajo el gobierno de Cristina Fernández.

Durante el gobierno de Macri, la tonelada bajó a US$441,20. Se derrumbó por la guerra comercial entre Estados Unidos y China,

Bajo el gobierno de Alberto Fernández la tonelada trepó a US$539,8.

Ahora, año 2024, en el gobierno de Javier Milei, la tonelada de soja cotiza a la baja: US$428,60. Estamos en la antesala del segundo capítulo de la guerra comercial. China atesora 30 millones de toneladas, como resguardo a probables represalias si Donald Trump es presidente.

La desaceleración económica mundial impactó negativamente en la soja. 

Para la campaña 2024/25 se estima que la producción de soja sería de 422 millones de toneladas, y el consumo rondaría 402 millones, sobran 20 millones de toneladas.

Hay un stock de soja acumulado de 128 millones de toneladas. No hay un escenario de suba inmediata.

Según estimaciones de Salvador Di Stefano, economista y especialista en temas del agro, entre Brasil y Estados Unidos en los últimos cuatro años incrementaron la producción en 64 millones de toneladas, más de lo que Argentina va a producir el año próximo. 

Conclusión

“Indudablemente, analizado desde lo político, podemos afirmar que la soja es peronista, resultando muy rara y extraña la paradójica relación entre la atracción de la soja con los gobiernos peronistas y el desprecio que manifiestan éstos hacia la sojización en Argentina. Desde lo económico y en materia de comercio internacional, se advierte que hoy por hoy sobra soja y falta consumo. Si no hay una merma de producción por problemas climáticos, los planes del gobierno argentino de contar con mayores ingresos vía precios internacionales y cantidades vendidas más altas, Argentina tendría la necesidad de reconvertirse rápidamente y diversificar su matriz exportadora”, concluyó Fadda.

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