Ese flagelo es un condimento adicional que se suma a la falta de experiencia en los negocios, de acceso a líneas de crédito y capital barato, y de un asesoramiento integral de calidad, así como a las condiciones del mercado en términos competitivos y de regulaciones, aseguró Claudio Pizzi
“Mientras en los ámbitos profesionales y políticos se sigue discutiendo si la inflación es un fenómeno monetario o multicausal, en Venezuela, los comerciantes esperan al día siguiente para volver a remarcar los precios del anterior. Por lo menos, esto pasaba hasta que las fuerzas de la economía regularon la actividad y ese país se ‘dolarizó”, señaló a “Factor” suplemento de Comercio y Justicia Claudio Pizzi, licenciado en administración y máster en Administración de Empresas con especialización en Finanzas egresado de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad de Belgrano.
Según el profesional, en Argentina los monetaristas le echan la culpa al exceso de emisión para cubrir el gasto público y los no monetaristas radicalizados, a los “empresarios inescrupulosos” que no aumentan la producción porque les conviene vivir retocando los precios.
Para Pizzi un emprendimiento con fines de lucro requiere “sobrevivir” a la etapa de introducción para poder alcanzar la de crecimiento. Hay estudios que dicen que solo 10% de los proyectos empresariales sobrevive los dos primeros años. Algunos técnicos diferencian la pyme convencional de las start up que pueden escalar a mayor velocidad utilizando la tecnología. Cualquiera sea el caso, en etapa de introducción, son varios los errores que se cometen que pueden llevar al cierre.
¿Cómo opera la inflación en un emprendimiento?
La inflación es un condimento adicional que se suma a la falta de experiencia en los negocios, de acceso a líneas de crédito y capital barato, y de un asesoramiento integral de calidad, así como a las condiciones del mercado en términos competitivos y de regulaciones.
La inflación no sólo distorsiona los precios de compra y venta sino que también influye de forma negativa en las “relaciones humanas”. En los emprendedores y las pymes su impacto es mayor.
En etapa de introducción, en la que se apuesta a “tejer vínculos de largo plazo con todos los actores del ambiente organizacional”, el margen es escaso, los gastos financieros aumentan para crecer, y a la dificultad de no poder salir con precios de “formador” se le agrega la escasa capacidad de traslación. El modelo de negocio es débil.
La propuesta de valor no ha logrado su diferenciación de manera sostenida. Un exceso de inversión de capital aplicado en estas condiciones aceleraría el paso hacia la declinación.
En Argentina, la inflación se encuentra en 6,5% mensual y, si se la proyecta como piso a doce meses, daría 113% anual. Esto torna muy vulnerables los proyectos.
¿Qué pueden hacer los emprendedores con el flagelo de la inflación?
Cualquiera sea el contexto, quien se lanzó a emprender, o esté al mando de una pyme, se encuentra desarrollando la estrategia que Hernán Cortéz utilizó en 1519 para conquistar México. Esto significa, “quemar las naves” y enfrentar el desafío de sostenerse y prosperar. La alternativa de salir y deshacer posiciones en un país al que le cuesta crear empleo privado, con su capacidad de asistencia social colapsada, no es opción. El manejo de los fondos públicos en pandemia se tradujo en un endeudamiento en letras y pases que en algún momento volverán a pesos impactando potencialmente en el proceso inflacionario.
La salida es hacia adelante, resolviendo los problemas que están en potestad del emprendedor, de la pyme. En principio, revisar el modelo de negocios para analizar qué tan adaptable es a las circunstancias presentes y futuras.
¿Qué es un modelo de negocios?
Un modelo de negocios representa -entre otras cosas- la “forma de dialogar” que tiene la empresa con su entorno. Cómo produce, cómo vende, cómo otorga crédito, cómo entrega producto-servicio, cómo cobra las deudas, cómo atiende a sus clientes en la posventa. En ese diálogo permanente, la inflación debe estar presente.
No se trata “sólo” de descontarla por “expectativas” o por incrementos reales. Se necesita “integrar las estrategias comerciales”. Calibrar sus objetivos para que no entren en conflicto (vender o cobrar).
Trabajar con el concepto de “hedge natural” buscando trasladar los efectos del impacto en dólares, exportando si la dependencia de componentes externos en la estructura de costos es significativa, o negociando las diferencias de cambio. Planificando a partir de escenarios distorsivos. Cubrir las posiciones monetarias sin por eso desatender la liquidez y, por ende, las obligaciones. Establecer alianzas para bajar costos por volumen. Mirar al mercado de capitales buscando opciones en bonos y fondos comunes de inversión vinculados a la inflación. Utilizar la financiación del Estado en materia fiscal, crediticia. Reducir el impacto de los extra costos de producción, de administración y de todo gasto superfluo. Establecer políticas sobre el capital de trabajo penalizando o premiando a los actores que influyen en la cadena de valor de la empresa. Seleccionar cada negocio y su rentabilidad tomando una tasa de descuento que represente la inflación del sector que puede ser mayor o menor al IPC.
Todas estas medidas requieren de coordinación interna y autoconvencimiento porque un proceso inflacionario como el argentino, con base en problemas estructurales profundos, puede tardar algunos años en bajar a niveles razonables o desaparecer si existe consenso político.
Mirar hacia adelante
Según el especialista, la inflación hoy no es sólo un fenómeno argentino. Es parte de un mundo que se ha autoobligado a mejorar su capacidad preventiva, predictiva, de adaptación y aprendizaje de los errores. Materia imprescindible para combatir la incertidumbre, la volatilidad, la ambigüedad y la complejidad. Los cuatro componentes de la realidad del siglo XXI.
“El emprendedor pyme argentino sabe que detrás está el mar, que no hay naves ni lugar hacia dónde emigrar. Que en nuestro país ‘no existen los momentos adecuados para lanzar proyectos’ porque la crisis lleva décadas. Sólo queda mirar hacia adelante como Hernán Cortéz y conquistar su mercado-industria con convencimiento, coraje, pasión y una buena dosis de gestión estratégica”, concluyó.