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“El dominio de la inflación necesita tratamiento estratégico”

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Lo aseguró el especialista Claudio Pizzi, quien -además- manifestó que los gobiernos que intentan controlarla manteniendo el déficit fiscal, sólo acumulan “deuda financiera” y empeoran las perspectivas futuras del país

“Como profesionales, tenemos la obligación de investigar y tratar los temas con la mayor rigurosidad. Hay por lo menos dos formas de ver la realidad argentina. La ‘política’ y la ‘profesional’. En esta última se busca la mayor cantidad de ‘verdad’ posible sin creernos ser sus dueños absolutos. Contaminar el desarrollo de los temas con el prisma de la política no les sirve a los ciudadanos ni -mucho menos- a nuestro país”, señaló a «Factor» suplemento de Comercio y Justicia Claudio Pizzi, magister y licenciado en administración de empresas y docente universitario. 

¿Precios e inflación van de la mano?

El aumento de los precios y la inflación son temas que se relacionan entre sí pero no necesariamente significan lo mismo. Los precios son “relativos”. Se construyen -entre otras cosas- a partir de comparaciones y no siempre “suben” de forma permanente. Usted lo puede comprobar si consume verduras y frutas que no son de “estación”. Tendrá que sacar más dinero de su bolsillo si las quiere o esperar a que el precio baje a partir de un aumento de la oferta en los meses de cosecha y disponibilidad. La inflación no significa “reacomodamiento” de precios: éstos se elevan de forma sostenida.

Los técnicos suelen decir que no es la “suba de los precios” la que lo representa sino la “pérdida de valor del dinero”. La inflación es un fenómeno “multicausal” en el que se suelen mezclar componentes monetarios y no monetarios, así como inerciales. Cualquier gobierno que quiera desarrollar una “estrategia antiinflacionaria” tendrá que concebirla bajo un enfoque integral. 

Usted habla de fenómeno multicausal, ¿puede explicar este ítem?

Sí, dentro de la multicausalidad existen componentes que determinan su origen y permanencia. Tienen un peso relativo mayor. La globalización es un fenómeno que influye en esta ecuación. Existen “bienes estratégicos” que no tienen “sustitutos a escala” e influyen notablemente en la economía. Bienes como el petróleo y el gas son materia prima básica de la producción mundial. En la formación de los precios, los volúmenes producidos de las commodities y las decisiones financieras internacionales, son la base del tema. Cuando la Reserva Federal de EEUU decide aumentar la tasa de interés de referencia, causa un aumento de los costos financieros de los diferentes países del mundo y la reubicación de inversiones que buscan retribuciones más atractivas. El crédito es otro actor central del desarrollo por su efecto multiplicador. Si aumenta, aumentan los “precios”. 

¿Cómo cree usted que se analiza la economía en nuestro país?

En Argentina tenemos la costumbre de analizar los temas económicos, financieros y sociales bajo la mirada de la “política local”. Este prisma distorsiona el “diagnóstico”. A partir de esta visión, se toman medidas que refuerzan el problema y generan más inflación. Ejemplos claros son “el control de precios”, “el cepo cambiario”, “el cepo a las importaciones” y “la aplicación de cupos a las exportaciones”. 

La “política”, expresada en un sistema electoral, puede ser definida como un “juego de suma cero”. Para que un partido político “gane una elección”, el otro debe perder. La política local tiene sus características propias. Por lo menos es dogmática. “No se puede pensar fuera de los límites de la ideología”. Es en extremo “jerárquica”. Aunque se piense distinto, hay que “quedar bien y acompañar” las ideas de los referentes más encumbrados. Tiene objetivos precisos: incrementar como dé lugar la base de votantes y armar estructura partidaria. La expresión de la política sin un conjunto de principios y valores fuertes que la contenga se transforma en “populismo”.  En Argentina, ésta es la principal causa de la “inflación” que se traduce en el impacto del factor monetario por sobre los demás. La sociedad, en general, confunde “producción con traslación”.

Para la política argentina como sistema, “fidelizar votantes” significa “entregar beneficios sin inventario de costos”. Es así como, de los últimos 60 años, se vivieron 54 bajo déficit fiscal, sosteniendo la entrega de “beneficios teóricos”, apalancándose en la producción de dinero sin respaldo. 

¿Qué medidas toman las empresas frente a la inflación?

Primero hay que decir que la emisión monetaria es la causa principal de la inflación.

Las empresas trasladan los efectos (no todas pueden hacerlo) a los precios. Esta decisión no es gratuita. Se “pierden clientes”, volúmenes operados, márgenes de utilidad y se erosiona la imagen corporativa. Son costos muy elevados que el sistema político no suele registrar cuando busca una excusa para justificar las malas decisiones que se toman.

Cuando se emite dinero sin respaldo se produce un “corrimiento de la demanda”. La mayor cantidad de pesos en el mercado aumenta la presión sobre el consumo. Los precios suben de manera sostenida por un desequilibrio inducido. Ninguna empresa “seria” acompañaría una expansión artificial de la demanda porque sabe que es “pan para hoy, hambre para mañana”. 

¿Aplicar precios máximos a los productos es una solución?

Los precios máximos solo retrasan el traslado del efecto y producen desabastecimiento. Los gobiernos que intentan controlar la inflación manteniendo el déficit fiscal sólo acumulan “deuda financiera” y empeoran las perspectivas futuras del país. Para que la emisión monetaria no llegue al mercado, el Banco Central debe aspirar los pesos emitiendo deuda (Leliq) que coloca en los bancos privados, dado que no puede financiar las actividades con ingresos genuinos. 

Los precios suben por diferentes razones. En la actividad privada juegan un rol el marketing estratégico, el posicionamiento y la imagen de marca, la competencia, los temas relacionados con la productividad. Lo mismo ocurre con la estacionalidad de los negocios, la disponibilidad de las materias primas y los movimientos globales. La decisión de los consumidores y productores establece los niveles a partir del concepto de “valor” para cada uno de los bienes y servicios. 

Dominar la inflación, clave para el progreso

Según el especialista, en Argentina, un actor que distorsiona de forma recurrente su formación es el Estado. Se puede aceptar que las grandes empresas y la concentración de la industria y los mercados influyen en la formación de los precios. El punto es en qué porcentaje y por qué esto no ocurre con las mismas empresas en otros países de forma tan pronunciada. La inflación es un problema grave. Se lo debe abordar con un estricto sentido profesional porque los números son determinantes, aseguró. 

Por cada 20 puntos de inflación, de forma aproximada se pierde dos puntos de crecimiento. Si los cálculos no fallan, descontando sus efectos históricos, argentina debería tener hoy un PBI como el de Estados Unidos.

Se puede seguir invirtiendo el tiempo en buscar enemigos potenciales o poner conocimiento e inteligencia en reducir el gasto público. “Usted sabe que, en su casa, si los ingresos no alcanzan tiene que ajustar su presupuesto a la realidad. Es difícil -por no decir imposible- encontrar países a lo largo de la historia mundial que hayan alcanzado un desarrollo sostenible sobre la base del pensamiento ‘mágico’ y el ‘asistencialismo’, agregó. “El dominio de la inflación necesita tratamiento estratégico. Patear la pelota para adelante retrasa las consecuencias y nos aleja de ese futuro de bienestar y prosperidad que tanto anhelamos los argentinos”, concluyó.

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