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El titular de la petrolera en Argentina advirtió que es insostenible mantener la política de subsidios y alertó sobre el horizonte de reservas. Admitió que las naftas podrían alcanzar los precios de Uruguay o Brasil.
El presidente de la petrolera Shell en Argentina, Juan José Aranguren, advirtió sobre la necesidad de desarrollar políticas a largo plazo para quebrar la progresiva caída en las reservas producto de la falta de inversión, al tiempo que pronosticó que el aumento en las naftas continuará incluso hasta alcanzar los valores de países vecinos como Uruguay o Brasil, cuyos precios son 30 a 50 por ciento superiores a los vigentes hoy en el mercado local.
Aranguren disertó ayer en Córdoba invitado por la Fundación Oulton. En ese marco, fue crítico sobre la política energética actual y advirtió que en esa coyuntura, la empresa no analiza planes de inversión aunque sí consolidar su participación en el mercado.
Previo al encuentro, Aranguren dialogó con Comercio y Justicia sobre la situación actual del sector y las perspectivas futuras.
“Observo la situación con preocupación. Hay que cambiar un poco el statu quo que tenemos en el país, por el que se apuesta al cortoplacismo en lugar de pensar en el largo plazo para salir del impasse existente en los últimos siete años. La energía barata ha causado un paulatino desabastecimiento y si no cambiamos esa tendencia, la situación se va a exacerbar”.
-¿Faltan políticas para generar inversiones?
-Falta seguridad fiscal, jurídica, que las reglas de juego no se cambien de un día para el otro, falta poder tener un diálogo que permita gestar políticas de Estado que no cambien porque cambia el poder político de turno. En ese marco, creo que el Gobierno va a tener necesidad de cambiar, de hecho hoy está ocurriendo que se están actualizando ciertos niveles de precios que durante mucho tiempo estuvieron congelados. Porque la consecuencia de tener precios bajos durante mucho tiempo es exacerbar el consumo y no generar condiciones para que haya inversión para poder satisfacer ese mayor consumo. Por lo tanto, si no se sale en una forma relativamente ordenada de esta situación, el desabastecimiento va a ser cuestión de tiempo.
-¿Hasta cuándo seguirá la suba de precios?
-Nosotros tenemos que pensar durante cuánto tiempo los precios estuvieron aislados del mercado internacional. Argentina puede estar aislada del mundo, el problema es durante cuánto tiempo. Hagamos un poco de memoria. Hace cinco años habíamos construido cinco gasoductos para exportar gas a a Chile. Hoy ninguno de esos gasoductos está exportando gas, estamos pensando en importar gas de Chile, estamos importando gas de Bolivia… cuando en nuestras casas están consumiendo un combustible muy barato. Es necesario que se redistribuya ese consumo de una manera más lógica, que aquellos con mayor poder adquisitivo puedan pagar más que aquellos que no lo tienen.
-¿Los precios terminarán por igualar los vigentes en Uruguay o Brasil?
-La realidad lo va a indicar. Cuando nosotros terminemos siendo importadores netos vamos a tener una situación similar. Pero tomemos el caso de Brasil. Hoy es autosuficiente en petróleo crudo y combustibles. Han tenido una política energética que se ha mantenido en el tiempo más allá del color político del gobierno. Está produciendo dos millones de barriles por día de petróleo crudo. Nosotros en el año ‘98 producíamos 850 mil barriles por día, Brasil 630 mil. El año pasado terminamos en 620 mil. Brasil, en dos millones; triplicó su producción de petróleo crudo.
-¿Cuál es la conveniencia entonces de la política actual?
-Mantener la política de subsidios por mucho tiempo es ganar la voluntad de la gente, que considera que en el corto plazo tiene un combustible barato. El problema es estar pensando todo el tiempo en el hoy y no en qué va a pasar dentro de cinco o diez años.
-¿Shell ratifica inversiones en el país?
-Hace 95 años que estamos en el país. Ahora, si usted me pregunta si estamos invirtiendo en crecer, la respuesta hoy es no, porque no están dadas las condiciones para crecer. Para eso tenemos que tener señales de precios claras que permitan darle una rentabilidad al peso, al dólar o al euro; que se invierta.
