La Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) señaló que “la actividad económica consolida las señales de la recuperación”, al tiempo que “la desaceleración lenta pero efectiva de la inflación contribuirá a reforzar la expansión de la demanda interna”.
En su informe correspondiente a agosto, la entidad destacó que “de cara a los próximos meses, se identifican tres factores que serán clave para sostener la dinámica alcista: la política de ingresos (revisión al alza en las paritarias, bonos a jubilados, crédito subsidiado), la expansión de la obra pública y la paulatina reapertura de actividades culturales y de esparcimiento”.
El documento pone en relieve que “para los próximos meses, y de cara a la campaña electoral, la industria y la construcción registrarán niveles de actividad que superarán no solo los registros de 2020, sino también de 2019. Más rezagada permanecerá una serie de actividades relacionadas con el consumo masivo, a la espera de la normalización de las restricciones sanitarias”.
El estudio muestra que “la desinflación será un proceso paulatino”, ya que “parte de la aceleración inflacionaria tuvo que ver con la dinámica alcista que imprimió el shock internacional de precios de materias primas. Priorizar una trayectoria de disminución de la inflación más veloz podría ser contraproducente, en tanto perjudique la consolidación de la recuperación”.
FIDE indicó, en tanto, que “según nuestro relevamiento de precios online en supermercados y otros aumentos del mes, estimamos una inflación en torno al 2,7% en julio. Para el año, nuestras proyecciones arrojan una inflación a diciembre 2021, punta a punta, del 42%. De ser éste el caso, sería el primer mes luego de casi 10 donde la inflación lograse perforar el piso del 3%”.
En referencia a la situación de las divisas y la paridad del dólar, el análisis afirmó que “a diferencia de lo ocurrido en situaciones anteriores, en esta oportunidad el tipo de cambio no acumula retrasos que erosionan la competitividad externa. De hecho, el tipo de cambio real multilateral es el más alto en más de 10 años (un 50% mayor que 2015, igual nivel que 2011)”.
“Sin embargo, y si bien persiste el superávit en cuenta corriente, la situación del sector externo dista de ser holgada y, una vez más, constituye uno de los frentes más sensibles del funcionamiento macroeconómico”, indicó.
Por otro lado, se advirtió de que “el ingreso de los 4.300 millones de dólares correspondientes a la emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI generará la fuente de dólares necesarios para ir cubriendo los vencimientos de capital con el FMI”, aunque “el interrogante es el uso que se dará a ese financiamiento internamente, dicho en otros términos, en qué medida se monetizarán esos recursos para cubrir gastos del Tesoro”.
“Nuestras proyecciones indican un déficit total para este año en torno al 4,7% que, entre el financiamiento del BCRA y la colocación de títulos públicos, estaría medianamente cubierto”, concluyó.